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La evaluación de impacto ambiental como una herramienta que salvaguarda la biodiversidad
- 04/06/2021 00:00
- 04/06/2021 00:00
La biodiversidad del mundo está disminuyendo rápidamente, una tendencia impulsada en gran medida por los cambios en el territorio y el cambio climático.
En el trabajo de grado del autor Fausto Medina Vega se plantea que aunque existen diversas herramientas administrativas disponibles en la legislación ambiental para identificar y mitigar los impactos ocasionados a los ecosistemas, el panorama general actual muestra que el alcance de las medidas de compensación es limitado para los ecosistemas regionales interconectados.
Según esta investigación, los ecosistemas se alteran al existir variaciones en sus condiciones socioecológicas y naturales generadas por la fragmentación del territorio que produce la división de un hábitat continuo en dos o más fragmentos asociados a la obstrucción del área intervenida.
Es así como el proyecto de una carretera, canal, líneas de transmisión u otra obra de infraestructura, altera el hábitat y ocasiona pérdidas de biodiversidad, pues al causar efectos de borde por las barreras que introduce al sistema natural, genera variaciones de las condiciones funcionales del sistema inicial.
Al introducir cambios dentro del sistema, las modificaciones del balance ecológico son considerables. Estas variaciones desencadenan discontinuidades en la conectividad natural, siendo el paisaje la estructura del terreno que, al cambiar, genera fragilidad en el sistema natural lo que se traduce en la pérdida de la estabilidad ecológica.
La pérdida de conectividad ecológica territorial provoca el atropellamiento de especies, variaciones de la ecología del paisaje y vulnerabilidad del hábitat.
La plataforma digital Fundación Biodiversidad define la biodiversidad como sinónimo de vida y basa este criterio en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992) de la Organización de las Naciones Unidas, que se convirtió en el instrumento internacional clave para un desarrollo sostenible debido a que este convenio declaró que “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”, conducirán a promover medidas que garanticen el futuro sostenible de la humanidad.
La Fundación Biodiversidad de España amplía la definición biodiversidad como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres y marinos, los sistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte. Además, indica que la biodiversidad en sí misma comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas.
La biodiversidad abarca, por tanto, la enorme variedad de formas mediante las que se organiza la vida. Incluye todas y cada una de las especies que cohabitan con nosotros en el planeta, sean animales, plantas, virus o bacterias, los espacios o ecosistemas de los que forman parte y los genes que hacen a cada especie, y dentro de ellas a cada individuo, diferente del resto.
Esta diferenciación ocurre entre los niveles a través de los que se conecta la biodiversidad. Siendo estos el nivel de diversidad genética que incluye los componentes del código genético de cada organismo y la variedad de estos entre individuos dentro de una población y entre poblaciones de una misma especie.
El nivel de la diversidad de especies que incluye los seres vivos con características comunes, abarcando en este nivel los grupos menores, como subespecies, y la agrupación de estas en especies como géneros o familias.
Y el nivel de la diversidad de espacios en el que se incluyen los ecosistemas como núcleo central, como el conjunto de plantas, hongos, animales, microorganismos y el medio físico que los rodea, interactuando como una unidad funcional.
La importancia de su protección radica en que a través de ella es que el ser humano se provee de alimentos, medicamentos, materias primas, recursos y energía para asegurar la supervivencia del sistema de vida de los humanos, animales y plantas.
La biodiversidad otorga servicios ecosistémicos vitales para los seres vivos: la regulación de la calidad del aire y del clima, la purificación de las aguas, el control de la erosión y de los desastres naturales, y la polinización, entre otros.
Además, la biodiversidad incluye el conjunto de bienes y recursos que la naturaleza ofrece como patrimonio natural al ser fuente de diversidad biológica y geológica, que tienen un valor relevante medioambiental, paisajístico, científico o cultural.
La evaluación de impacto ambiental, según los autores Alfonso Garmendia, Adela Salvador, Cristina Crespo y Luis Garmendia, requiere como mínimo estimar los efectos en la población humana, la fauna, la flora, la vegetación, la tierra, el suelo, el agua, el aire, el clima, el paisaje, y la estructura y función de los ecosistemas presentes en el área que se planea afectar.
Además, debe comprender la estimación de la incidencia que el proyecto, obra o actividad tiene sobre los elementos que componen el Patrimonio Histórico, sobre las relaciones sociales y las condiciones de la vida cotidiana de las personas o público involucrado y afectado por el proyecto en cuestión, como por ejemplo, el ruido, vibraciones, olores y emisiones luminosas y, cualquier otra incidencia ambiental derivada de su ejecución, como tranques viales, derrumbes de taludes, impactos en la fauna y flora, y cualquier ecosistema.
La evaluación ambiental está basada en los criterios de valoración que la legislación asociada ha definido como una extensión a los principios éticos y sociales, como son el principio de equidad, el principio de responsabilidad, el principio de prevención y el principio de cautela, y el principio de información y participación ciudadana.
Además, basa sus criterios en los principios éticos ambientales, como son la conservación de la diversidad, la sostenibilidad y el desarrollo sostenible.
Basados en los principios éticos sociales y éticoambientales, la evaluación del impacto ambiental crea los indicadores de sostenibilidad ambiental que dan garantía a la protección de los recursos naturales, el manejo adecuado de los desechos que se generen por el proyecto y que el cambio introducido en las características del territorio sea cuantificado, calificado y gestionado para garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas y por ende de su biodiversidad.
Si bien es cierto que Panamá posee una extensa gama de legislaciones ambientales para la protección de los ecosistemas, el sistema público-privado para la evaluación de los impactos que causan los proyectos en la fragmentación de los ecosistemas revisa la incidencia de los proyectos de manera individual, por lo que se pierde la visión macro de la afectación sobre el territorio, tanto del enfoque ambiental como del social.
El sistema de evaluación de impacto ambiental tiene entre sus mayores desafíos la transformación digital del proceso de aprobación de los estudios de impactos ambientales. Al migrar hacia una plataforma abierta de datos en donde se ubiquen los impactos generados por cada proyecto, se lograría la visión general de las afectaciones en la biodiversidad y en sus ecosistemas, lo que permitiría al Estado la definición de políticas públicas basadas en la protección a largo plazo de áreas que así lo requieran para ser recuperadas.
Singapur es un ejemplo de cómo la recuperación ambiental, que inició hace 50 años, está basada en el entendimiento macro de la fragmentación del territorio; y Chile es un ejemplo de cómo la transformación digital le ha garantizado la protección ambiental de su territorio.
La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).