Ocho días antes de su reapertura la catedral de Notre Dame de París desveló su nuevo “resplandor” al mundo durante una visita del presidente francés, Emmanuel...
- 15/05/2021 00:00
- 15/05/2021 00:00
Desde chica fui muy observadora, algo que no abandoné. Siempre sentí curiosidad por saber qué tenían de diferente las personas que lograban sentirse felices y lograr objetivos, con respecto a las que no.
Luego continué mis investigaciones y estudios con datos y estadísticas basadas en hechos.
Lo cierto es que sentirnos infelices tiene una misión importante en nuestra vida, es lo que nos motiva a cambiar, salir de una relación que no hace bien, de un trabajo que no nos gusta, mudarnos, o bien tomar decisiones, siempre que no nos acostumbremos a esa incomodidad. Suelen llamarla la zona de confort, me gusta llamarla la zona conocida.
La vida trae situaciones difíciles y duras para todos, nadie se salva de pasar por ellas, pero es diferente cómo resuelve esa situación una persona con mentalidad positiva en lugar de la que tiene mentalidad negativa.
Los pensamientos negativos nos convierten en personas quejosas, eso nos conducirá a estados de victimización. En ese estado, la culpa de nuestros problemas siempre la tendrá el otro, de modo que será muy complejo poder hacer un cambio, ya que no dependería de nosotros, y nosotros no tenemos poder sobre lo que otra persona quiera o no hacer, al menos no de una forma constructiva.
En cambio, los pensamientos positivos nos empoderan durante tiempos de incertidumbre, y como resultado, nos conducen a la acción y a la toma de decisiones positivas. Nos hace responsables de nuestra vida, y al reconocer que solo nosotros podemos cambiar, nos convertimos en hacedores, mirando los problemas como desafíos.
Los pensamientos negativos y ese malestar nos condujeron a la molestia que necesitábamos para iniciar un cambio. Ahora, para hacerlo, es necesario hacer un trabajo a consciencia de ese cambio de forma de pensamiento.
Hay varios tips que se utilizan, hoy comparto algunos. Concéntrate esta semana en realizar estas tres a diario:
1. Agradece en la mañana temprano por esas tres cosas diferentes.
2. Mantén un estado de gratitud aun cuando tengas situaciones desafiantes; prueba decirte: ¿cuál es el aprendizaje detrás de esta situación?
3. Reemplaza la queja por una frase que te permita salir de una situación molesta. Por ejemplo: tienes que ir a tu trabajo. No encuentras un medio que te lleve, ya sea porque el bus no para o tu carro se averió o porque hay tráfico. Tu mente en ese caso comenzará a maldecir, o se diga cosas como: “¿Por qué siempre me pasa a mí?”. Entonces, ¿qué hacer en ese caso? Reemplaza el primer pensamiento por: “Ya encontraré el medio para llegar al trabajo”.
Nuestra forma de pensar no es simplemente el resultado de los genes y la crianza. Al reenfocar la atención en las partes positivas y significativas de la vida y en nuestras fortalezas personales, podemos reentrenar científicamente al cerebro para que adopte esa forma de pensar por defecto.