Mujeres en la política: entre retos y avances

Actualizado
  • 14/04/2021 00:00
Creado
  • 14/04/2021 00:00
La cifra de representación de mujeres en los espacios de toma de decisiones en Panamá es baja. En la Corte Suprema de Justicia se mantiene un 11,1% , frente al 32,1% de la media regional
Panamá está entre los nueve países de la región que han tenido al menos una mujer como jefa de Estado.

Un reciente análisis relacionado con la igualdad de género en la política llevado a cabo por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Tribunal Electoral (TE), evidencia el rol actual de las mujeres en este ámbito.

El primer informe denominado 'Estudio de mitos y percepciones sobre la participación política de las mujeres y la intención de voto para mujeres políticas de Panamá', señala que los datos de representación de féminas en los espacios de toma de decisiones, tanto por elección como por designación, son bajos en el gabinete ministerial panameño.

En la actualidad hay un 25% de mujeres frente al 28,5% de la media regional y en la Corte Suprema de Justicia el porcentaje es de 11,1% (el más bajo de la región), frente al 32,1% de la media regional.

A estos factores se suman los cargos de elección: en el istmo solo el 22,5% de los diputados son mujeres, frente al 31,6% de la región. En el poder local hay un 14% de representación femenina y un 10% son representantes de corregimiento, frente al 15,5% y el 29,6% de la región.

Con relación al tema, la presidenta de la Asociación de Parlamentarias y Exparlamentarias de Panamá (Apalexpa), Mariela Vega Arrivillaga apunta que para las mujeres hay obstáculos en el contexto político. “Las mujeres necesitamos sensibilizar desde nuestros partidos políticos para tener la oportunidad de participar, hasta llegar a concienciar a la población que nos escoge”.

Sostiene que la lucha de mujeres políticas no solo en Panamá, sino en el mundo, ha dado frutos, pero aún no se logra esa cuota del 50% o esa paridad que tanto se requiere. “Años atrás nosotras no teníamos derecho al voto ni podíamos aspirar a cargos de elección popular”, remarca.

A lo largo de la historia, a las mujeres les ha costado equiparar sus derechos. “Aún en la Asamblea Nacional no logramos vencer esos retos; todavía somos más mujeres suplentes que principales, y todo ello forma parte de luchas generacionales en las que la mujer ha tenido que esforzarse mucho más para obtener algo que debería ser nuestro derecho”.

Según datos del Tribunal Electoral, aproximadamente la mitad de las personas (50,2%) que votó en las elecciones de 2019 fueron mujeres.

Vega arguye que persiste la inequidad de género en los distintos cargos de elección popular. “Estas luchas se vienen efectuando desde antes de 1997 y hasta ahora se ha logrado que la cuota electoral del 30% aumentara a un 50%”.

Asimismo, recuerda que recientemente se aprobó en la Asamblea Nacional la Ley 184 de violencia política contra la mujer. “Con eso reforzamos la participación que al menos ya cuenta con un soporte jurídico que protege a las féminas de la violencia en este sector”.

En cuanto a la labor a través de Aparlexpa, que cuenta con 16 años de fundación, subraya que la asociación junto a otros foros de política en el país ha estado trabajando desde distintos espacios a través de capacitaciones.

Restrictivos

El PNUD y el TE también presentaron su segundo estudio 'La disputa desigual. Violencia contra las mujeres en política', que enfatiza los principales obstáculos que enfrentan las mujeres en Panamá en este escenario. Mencionan la débil implementación de leyes y programas que promuevan la igualdad, la falta de presupuestos sensibles al género y la falta de aplicación de sanciones cuando se violan los derechos humanos de las mujeres.

La diputada suplente por la libre postulación Walkiria Chandler D'Orcy asegura que el papel de la mujer en la política en Panamá está bastante limitado. “Realmente son pocas las que están en puestos de toma de decisión. Hay una baja o casi nula participación de la mujer en la vida electoral, a pesar de que en el padrón electoral las mujeres representamos el 51%”.

“La representatividad es muy baja, ni siquiera un 10% de las mujeres fue postulado a cargos principales en las elecciones pasadas de mayo 2019. Con esto tenemos baja participación de alcaldesas, representantes y en la Asamblea Nacional, ya que de las 71 curules solo 14 corresponden a diputadas en puestos principales”, lamenta.

Chandler argumenta que debido a estos factores se dificulta tener más políticas de género. “Justo estamos discutiendo en la Asamblea Nacional el tema de la gestión menstrual que involucra a las mujeres, pero dentro hay un componente masculino; la comisión está formada en un 80% por mujeres y dos miembros hombres; uno de ellos está presidiendo la comisión de gestión menstrual... ¿qué entienden ellos sobre las necesidades que nosotras tenemos?”, dice, “no se trata solo de hablar del tema de las toallas sanitarias para la gestión menstrual, hay distintas aristas. Ahora también está el tema de lo ecológico, pero no pueden ecualizarlo porque no hay un tema de género y no hay una mirada propia que emane de las mujeres”.

Expresa que hace tres semanas en la Corte Suprema de Justicia y en pleno marco del mes de la mujer, el órgano limitó la libertad de la mujer sobre su cuerpo en el contexto de la esterilización. “Aquí es totalmente androcentrista el enfoque de las leyes en Panamá y es simplemente porque no tenemos mujeres que ejerzan la vocería sobre los temas que a nosotras nos afectan”.

En ese sentido, puntualiza que en el territorio nacional se mantiene la “doble moral” ya que a las mujeres se les exige el rol de cuido familiar y del hogar, y que aún en el imaginario social persiste el pensamiento de que la política es más para los hombres que para las mujeres.

“Muchas veces la mujer no participa porque se le juzga por su vida privada, se le cuestiona si tiene hijos o está casada; en cambio a un hombre se le cuestiona por su rol profesional. He aquí la división que se entiende como que la mujer en cargos públicos descuida a la familia. Creo que a medida que las mujeres se puedan sentir más a gusto con la dualidad de los roles y que ambos son perfectamente compatibles, podremos tener a más mujeres dentro de la vida pública política”, garantiza.

La abogada invita a las mujeres a que se atrevan, se animen y rompan las barreras. “Es importante que crean que son capaces de lograrlo. Nadie les va a decir que hay un espacio libre para postularse, la realidad es que hay que ganarse ese espacio a todo pulmón, solo hay que atreverse”.

Análisis social

En referencia a este tema, el sociólogo José Lasso indica que en Panamá persiste una sociedad patriarcal, donde los espacios públicos son más facilitados para hombres que para mujeres. “Los roles impuestos a la mujer en la sociedad han ocasionado que se constituya una barrera que impide su participación; esto produce una situación complicada”.

En la línea de la participación electoral sostiene que ha ido incrementado a través del tiempo. “Las mujeres tuvieron que desarrollar una lucha importante para obtener ese derecho al voto, la historia ha sido injusta con ellas”.

Lasso considera que sería un gran aporte incluir a una mayor cantidad de mujeres con participación activa en los procesos de elección.

“Este es un tema de conciencia. Las mujeres están adquiriendo más formación a nivel de estudios superiores, lo que les permite tener una visión más clara de lo que este país necesita; el problema está en que se les dé la oportunidad para que participen, sean elegidas y para que tengan la posibilidad de estar en cargos de administración pública”, destaca.

Para Lasso, es necesario empezar con este discurso de cambio desde la población para que “entienda que hay mujeres que están ejerciendo la política y hay muchas más que pueden aportar a este sector”.

Panamá ha tomado medidas para mejorar las condiciones de la participación política de las mujeres con la paridad y con la implementación de la legislación electoral de las leyes de cuotas de 30%. Pese a estas acciones, el país aún continúa entre las cifras más bajas de inclusión de las mujeres en los espacios de representación y toma de decisiones.

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