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Enrique Jaramillo Levi: 'a veces funciona poner la carreta delante de los bueyes'
- 24/01/2021 00:00
- 24/01/2021 00:00
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Semblanza múltiple del cuento en Panamá, antología en la que han sido incluidos 95 escritores panameños vivos, estará disponible el próximo mes de febrero. Es un esfuerzo que el Banco Nacional de Panamá ha hecho, a pesar de los tiempos difíciles que vivimos a causa de la pandemia, como patrocinador e incluso imprimiéndolo en su propia imprenta.
Se trata de uno de los más extensos trabajos de compilación que el escritor Enrique Jaramillo Levi, estudioso de la literatura latinoamericana y particularmente de la panameña, docente y diligente gestor cultural, ha llevado a cabo. Su primera edición, de 750 ejemplares, será distribuida gratuitamente como parte de la celebración de nuestro bicentenario de independencia.
Sobre el proyecto, su intención, desarrollo y puesta en marcha, Enrique Jaramillo Levi conversa con La Estrella de Panamá.
Toda mi vida, desde muy joven, he escrito cuentos. Tengo más de 800 escritos, de los que al menos el 75% se ha publicado en libros. Mientras hacía estudios universitarios en Panamá, Estados Unidos y México (entre 1964 y 1975) me fui interesando en conocer, estudiar y analizar la literatura latinoamericana en general, y la panameña en particular. Mi primera antología sobre el cuento panameño la publiqué en México en 1971: “Antología crítica de la joven literatura panameña”; recogía cuentos y comentarios críticos míos sobre la entonces incipiente cuentística nacional del momento en la cual empezaban a descollar Pedro Rivera, Moravia Ochoa López, Enrique Chuez, Bertalicia Peralta y yo mismo, entre otros. Desde entonces he publicado 24 libros de cuentos y al menos 12 otras antologías de diverso tipo sobre literatura panameña, centroamericana en general y mexicana. Las más recientes fueron: “Minificcionario. Compilación histórica selecta del minicuento en Panamá” y “Venir a cuento. Cuentistas emergentes de Panamá: 2012-2019)”, ambas de 2019.
Este voluminoso y exhaustivo libro de 346 páginas que está por salir a finales de febrero, patrocinado por el Banco Nacional de Panamá: “Semblanza múltiple del cuento en Panamá. Compilación de 95 cuentistas panameños vivos”, es mi más reciente trabajo: soy responsable de: investigación, estudio, selección, introducción y confección de minibiografías de los autores.
Estuvo en gestación durante tres años, más 5 meses de diseño gráfico y revisión constante por parte del escritor Marco Ponces Adroher. A pesar del alto número de cuentistas de calidad incluidos, de cuatro generaciones (desde los nacidos en 1931 hasta los de 1995); lamentablemente a varios no los pude localizar y tres me negaron su autorización.
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Traté de incluir cuentos muy breves, de mediana extensión y largos, así como muy variadas temáticas, estilos y visiones de mundo, tanto de hombres como de mujeres, de las cuales por cierto hay más cantidad que de hombres en este ambicioso libro. Por supuesto, deseché criterios ideológicos, políticos o religiosos, así como antipatías personales, y solo seleccioné textos que estética y humanamente, para mi gusto al menos, pasan la prueba de calidad.
La difícil facilidad para escribir historias interesantes es sin duda un rasgo en común. También el hecho de que resulta evidente que son personas que leen mucho y saben manejar diestramente el lenguaje, cada quien a su modo. Es una literatura desvinculada de consignas, intensamente artística en sus ensamblajes.
Te aclaro que en el siglo XXI han aparecido al menos 110 nuevos cuentistas, no todos con libros publicados, una parte de ellos está incluida en esta compilación de 95. La idea inicial era que fueran 100 autores antologados, pero como ya dije, algunos no se interesaron en el proyecto. Hay muchos, por supuesto, que son del siglo XX, entre los de mayor edad: Álvaro Menéndez Franco, Enrique Chuez, Ernesto Endara, todos siguen escribiendo. Las más jóvenes: Diana Mayora, Shantal Murillo y Nicole Alzamora Candanedo. Uno de los requisitos para ser incluidos era que tuvieran al menos un buen libro de cuentos publicado, para yo poder citar la fuente. No incluí material inédito.
Es una tendencia antigua, que empieza con quienes publican en revistas y periódicos de época a finales del siglo XIX en el Panamá colombiano. Los principales, todos poetas: Gaspar Octavio Hernández, Ricardo Miró y Darío Herrera, primer panameño en publicar un libro de cuentos (“Horas lejanas”, 1903). También Salomón Ponce Aguilera, el más longevo. Por cierto, aún está por hacerse una antología del cuento panameño del siglo XIX y principios de la República... Este género habría de consolidarse con Rogelio Sinán, aunque no escribió más de 30 cuentos en total, además de dos novelas espléndidas (“Plenilunio” y “La isla mágica”). Pero gracias a constantes apoyos como el diplomado en creación literaria de la UTP (fundado por mí hace 18 años), diversos premios literarios y talleres de cuento de Carlos O. Wynter Melo, Carlos Fong y míos, el cuento ha llegado a tener posiblemente el rango de calidad más alto de Centroamérica. También los cursos del Ministerio de Cultura están ayudando en esta tarea.
La evolución ha sido no solo sostenida y constante, sino variadísima: tanto en temas como en estilos de narrar. Cada autor es su propio creador de mundos, y no hay una copia obvia de tendencias anteriores. Existe una gran libertad creadora en este género fascinante y cada quien asume su responsabilidad.
Se debe, principalmente, a una sola cosa: Talento. Y eso implica una gran sensibilidad, ingenio, y disciplina. Escritoras relativamente recientes como Nicole Alzamora Candanedo, Lissete Lanuza Sáenz, Ela Urriola, Lucy Cristina Chau, Enithzabel Castrellón Calvo, Danae Brugiati Boussounis, María Laura De Piano, Maribel Wang González, Gilza Córdoba, Blanca Montenegro y muchas otras, merecen ya un estudio serio de sus cuentos.
Poner de relieve, de forma indudable, la excelencia de nuestros escritores en el mundo de la ficción breve. Es un curioso y alentador caso en que calidad y cantidad van de la mano, casi sin proponérselo.
La decisión ha sido del patrocinador del libro, el Banco Nacional de Panamá (afortunadamente tienen imprenta propia), que ha querido celebrar el bicentenario con esta aportación a la cultura. Yo lo agradezco muchísimo porque estamos en tiempos muy difíciles a causa de la pandemia, y llegó un momento en que pensé que el libro no podría publicarse a causa de su gran volumen.
Debo decir que el libro no se va a vender, ya que el Banco Nacional de Panamá lo va a estar obsequiando en todo el país. Aún no sé mediante qué logística, ni cómo será presentado al público cuando aparezca. En su momento lo sabremos y se anunciará. Por supuesto, los autores antologados obtendrán un ejemplar apenas salga el libro, les estoy muy agradecido por su cooperación.
Aprovecho para agradecer también públicamente el incansable trabajo profesional de tres personas que me apoyaron en este complicado proyecto: el escritor Marco Ponce Adroher (diseño gráfico), la escritora Ela Urriola (prólogo e imagen de fondo de portada) y mi hijo Enrique Jaramillo Barnes (diseñador de portada, contraportada y solapas). Y obviamente a los directivos del Banco Nacional de Panamá, sin cuyo apoyo solidario este libro podría haber tardado años en publicarse o haber permanecido inédito para siempre. Resulta que a menudo tengo la costumbre en mis proyectos como promotor cultural, de dejarme llevar por el entusiasmo y literalmente “poner la carreta delante de los bueyes”, y entonces, contra viento y marea arrancar. A menudo fracaso, como lo prefigura la lógica, pero a veces, como ahora, los dioses y la solidaridad disponen otra cosa.