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‘Un cargo de liderazgo para las mujeres representa más obstáculos’
- 08/03/2024 00:00
- 07/03/2024 14:37
Pabla de La Espada es sordomuda y tiene 11 años de trabajar como asistente en el departamento de mediciones de la Concesionaria Madden Colón (CMC). Naerobys González tiene ocho años en la empresa, comenzó en atención al cliente y desde hace tres años es analista financiera en la empresa. Maibeth Cedeño es la gerente de SSTMA (Salud, Seguridad en el Trabajo y Medio Ambiente) y Sistema de Gestión Integrado. Las tres son mujeres que se desempeñan en diferentes áreas y han sabido balancear su vida personal con la profesional.
“Es mi primer trabajo. Poco a poco fui creciendo y aprendiendo. Me siento muy bien trabajando aquí, a pesar de que soy una persona sorda he encajado muy bien, ha sido maravilloso. Cuando llegué aquí era un poco complicado porque tenía un poco de miedo. Pero he tenido amigos que me han enseñado muchas cosas y me han hecho muy feliz”, cuenta de La Espada.
Con lenguaje de señas y a través de un intérprete se comunica con el equipo de La Estrella de Panamá; sus compañeros ya han aprendido a conversar con ella. “Estudié como persona sorda en el Instituto Panameño de Habilitación Especial (Iphe) utilizaba solo lengua de señas porque no oigo absolutamente nada”.
“Cuando estaba chiquita, mi papá y mi mamá se dieron cuenta de que era sorda, porque me hablaban y me hablaban y pues no oía, me llevaron al doctor y ahí se dieron cuenta de que era sorda. A los cuatro años empecé en la escuela; aunque fue muy complicado con el tiempo aprendí lenguaje de señas”, explica.
Se graduó de sexto año en el colegio José Guardia Díaz Vega, en Colón. “Me quedé en la casa con mi mamá, no trabajaba. Cuando tenía 25 años me encontré con una amiga que era maestra y me quería ayudar, entonces hacíamos arreglos para fiestas. Después me presentaron a la presidente de la Asociación de Sordos de Colón quien me ayudó a conseguir este trabajo”.
CMC es la compañía encargada de la operación y mantenimiento de la autopista Don Alberto Motta (Panamá-Colón) desde 2009. Está compuesta por un equipo de trabajo de 300 personas que se encargan de brindar servicio de asistencia vial las 24 horas del día, a través de un Centro de Control de Operaciones.
Naerobys González estudió banca y finanzas, actualmente ejerce en el departamento de recaudación de CMC. “Se me presentó la oportunidad de atención al cliente y entré. Cuando tenía ya cinco años en el puesto, se abrió un espacio en el departamento de recaudación, me preguntaron si me sentía capacitada, y aunque tenía miedo, acepté. Es atreverse, más que no tener miedo, porque miedo siempre vas a tener”.
Para llegar a tiempo al trabajo, sale de su casa a las 5:30 de la mañana, deja a su hijo dormido, “trato de dejar la comida lista, a veces no lo hago, pero trato (risas). Mi vida es como en apuro siempre. Tomo el transporte de la empresa, llego aquí a resolver mis pendientes. También trato de estar al tanto de cómo está mi hijo y saco tiempo para escribirle a mi esposo. Regreso a mi casa a las 7:00 p.m. comparto con mi hijo, él todavía está lactando, entonces lo atiendo, hago la cena y duermo al bebé”.
“El reto más difícil ha sido dividirme entre ser mamá, profesional y esposa; ha sido un vaivén de emociones porque quieres tener tiempo para tus hijos, pero no quieres dejar de trabajar, quieres hacer otras cosas y te sientes presionada por todo. Pero tengo que hacerlo para que él sepa que se puede hacer lo que uno quiere. Quiero seguir estudiando porque mi carrera se quedó un poco estancada, quiero seguir preparándome para así mismo poder adquirir más conocimientos y poder adquirir un mejor puesto”, dice González.
Maibeth Cedeño es responsable de Salud, Seguridad en el Trabajo y Medio Ambiente. Tiene 15 años de trabajar en la empresa, comenzó como supervisora de atención al usuario y con el tiempo fue escalando hasta obtener el cargo que ejerce hoy.
Confiesa que cuando se graduó del colegio quería estudiar medicina, pero vivía en Chiriquí, allá la carrera no existía y se le hacía muy complicado mudarse a la capital de Panamá. “Me puse a buscar carreras y encontré seguridad y salud ocupacional. Al graduarme tenía un afán por empezar a trabajar, viajé a Panamá a entregar hojas de vida y me llamaron de una empresa en Bayano en la que trabajé por seis meses. Faltando un día para que se me terminara el contrato, me llamaron para que ingresara a trabajar aquí en la concesionaria”.
“Entré como supervisora de atención al usuario; a los dos años ya había más actividades de mantenimiento y empecé a formar la documentación principal de seguridad en el trabajo, comencé a ejercer mi carrera. Luego ascendí a responsable del área, tenía más personas a mi cargo. Cuando se fue mi jefe quedé en su puesto, él me fue preparando, me enseñaba y veía cosas que yo no. Un día me dijo que sería quien lo reemplazaría cuando se fuera, pero yo no me visualizaba en ese cargo. Siento que se debe tener siempre por delante el valor del esfuerzo, uno debe hacer lo que debe hacer, hacer tu trabajo y lo demás, pues Dios decide”.
En 2015 su vida personal cambió, se casó y a los años tuvo dos hijos. Para ella esto representó un reto. “Soy madre, soy lideresa. Es difícil poner la balanza en un lado o en otro. Un cargo de liderazgo para las mujeres representa más obstáculos específicos que solo nosotras vivimos”.