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- 27/06/2016 02:00
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Roxana no entendió que estaba enferma cuando le pasaron las balas cerca de la cabeza. En su mente solo revoloteaba un objetivo, el de bajar al infierno —como le llama hoy en día— en busca de la piedra.
Ella empezó como muchos, robándole cigarrillos a su padre a los 11 años y luego pasando por el alcohol y la marihuana. Ya a los 17 años estaba consumiendo cocaína, hasta que conoció la piedra y se perdió en ella.
Con motivo del Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas, establecido en 1987 por las Naciones Unidas y celebrado ayer, Roxana desea llevar el mensaje a todos los adictos de que existe una salida.
Después de tres décadas de adicción, confiesa que acaba de cumplir diez años sobria, gracias al programa de Narcóticos Anónimos (NA).
NO ES UN SIMPLE VICIO
Lo primero que hay que entender es que la drogadicción no es simplemente una ‘sinvergüenzura' o un vicio que se puede abandonar de un momento para otro. Es una enfermedad que requiere de tratamiento como cualquier otra.
‘La adicción es una enfermedad', destaca Juana Herrera, psiquiatra especializada en adicción. ‘La Organización Mundial de la Salud la clasifica como un trastorno mental o del comportamiento secundario al consumo de sustancias psicotrópicas'.
El psicólogo Luis Ortiz concuerda. ‘A los drogadictos los miran de lejos, pero es una enfermedad'. Él trabaja en la rehabilitación de adolescentes en Hogares Crea, una organización sin fines de lucro dedicada al tratamiento de la adicción a las drogas.
‘Mi mamá nunca aceptó que yo era una adicta y mi hermano no me quería ni a un kilómetro de distancia, porque a él le llegaban con mis cuentos', recuerda Roxana. ‘Yo robé, estafé, hice tantas cosas, porque la droga te lleva a la delincuencia, necesitas conseguir el dinero para seguir consumiendo'.
¿CÓMO SE DEFINE?
Para empezar, la doctora Herrera explica que una droga es toda sustancia que introducida al cuerpo, produce cambios en el estado mental, la conducta o la condición física. En este sentido, pueden ser tanto legales como ilícitas.
Por otra parte, para que el consumo de alguna sustancia se considere adicción, debe contar con tres elementos. Primero, obsesión y compulsión por consumirla; segundo, consumo a pesar de saber que te hace daño. Tercero, pérdida del control o no poder parar una vez se inicia el consumo.
Otra característica de la enfermedad adictiva es que es primaria. En otras palabras, no es el resultado de otra enfermedad.
También es progresiva, crónica y familiar, porque además del adicto, afecta la salud física y mental de su familia. Asimismo, puede causar hospitalización, cárcel o muerte.
‘Algunos aspectos que pueden influir en que alguien desarrolle una adicción son las características individuales de la persona, la predisposición genética y la facilidad de acceso a las drogas', agrega la psiquiatra.
Panamá, como país de tránsito, dispone de una gran cantidad y variedad de drogas.
LOS JÓVENES ADICTOS
Como Roxana, muchas de las personas que desarrollan adicciones empiezan a consumir sustancias a muy corta edad. ‘Comienzan entre los 12 y 13 años, la mayoría con drogas lícitas', sostiene Herrera.
A esto añade que en Panamá las drogas lícitas, como el alcohol, son las más consumidas y además son la puerta de entrada para otras.
Entre las ilícitas, ‘la marihuana está muy popularizada en nuestra población, también vemos cocaína y muchos casos con ácido o LSD que hace 20 años no se veía', precisa la doctora.
Por su parte, Ortiz detalla que entre los adolescentes que ha tratado lo más popular es el ‘crispy' (marihuana sintética), la marihuana, el alcohol y la cocaína.
La psiquiatra comenta que la manera como se está mezclando la marihuana con otras sustancias ha cambiado el comportamiento de los que consumen. ‘Antes veíamos usuarios que andaban apáticos, ahora nos llegan con una psicosis o paranoia que era más típica de la cocaína'.
Herrera considera que la clave para prevenir el abuso de las drogas y la adicción comienza con las familias de los jóvenes en casa.
Muchos entran por curiosidad, por dificultades en la familia o incluso por problemas de bullying , precisa.
‘Hay que darles su sentido de pertenencia en la familia y buscar espacios de recreación sana para ellos', señala. ‘Asimismo, darles las herramientas para la buena toma de decisiones, una buena autoestima y formación espiritual'.
Herrera también apunta hacia el incremento de la deserción escolar, que a veces es causa o consecuencia del abuso a las drogas.
‘Apenas caen en el vicio del ‘crispy', generalmente abandonan el colegio', coincide Ortiz. Además de la formación integral en el hogar, el psicólogo precisa que se debe tener programas de prevención primaria.
‘En Hogares Crea llevamos a cabo unas cruzadas en los colegios, en las que le enseñamos a los niños lo que puede ocurrir cuando consumen drogas'.
La importancia de prevenirlo en los jóvenes también radica en que en la adolescencia el cerebro no ha terminado de madurar. ‘Al echarle una sustancia que le altera los receptores, puede causar daño al cerebro', sostiene Herrera.
UNA SALIDA
Existen distintas alternativas en Panamá para las personas que sufren de adicción a las drogas.
‘Están los Hogares Crea, la fundación Teen Challenge, la Cruz Blanca', esboza Herrera. ‘El seguro social tiene un programa ambulatorio para asegurados y el Instituto Nacional de Salud Mental tiene un programa estructurado, mientras que los cuartos de urgencia reciben pacientes para desintoxicar y luego los llevan a los centros para tratamiento'.
También resalta el programa de Narcóticos Anónimos (NA), el cual es gratuito y se encuentra a nivel nacional.
Para Roxana, la salvación fue el programa de NA, pero el proceso no fue sencillo.
‘El momento más difícil fue tener que abandonarlo todo', relata. ‘Las amistades, los hábitos, mi modo de vida'.
La abstinencia le provocó episodios de ira y ganas de abandonar el programa. ‘El síndrome de la abstinencia te puede causar diarrea, fiebre, dolor en los huesos', especifica. A pesar de todo, revela que encontrar la recuperación en NA es lo mejor que le ha pasado en la vida, porque le ha permitido recuperar el tiempo perdido.
‘Recuperé a mi familia, tengo mi pareja, puedo pagar mis deudas, tengo mi propio negocio, pero además soy más honesta, porque ser deshonesto no es solo mentir sino cómo te comportas'.
‘Nunca nos llegamos a sanar', manifiesta, pues el mantenerse sobrios es conservar la enfermedad en remisión y la recuperación es un proceso que nunca termina.
‘Me mantengo limpia cada 24 horas. Es una decisión que hago cada minuto, por mi bien', concluye Roxana. ‘Y el proceso me enseña a conocerme a mí misma, porque antes no me conocía ni me aceptaba. Ahora me acepto, me quiero y me cuido'.
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‘Yo robé, estafé, hice tantas cosas, porque la droga te lleva a la delincuencia, necesitas conseguir el dinero para seguir consumiendo'
ROXANA
ADICTA EN RECUPERACIÓN