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- 18/03/2021 00:00
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¿Se ha preguntado qué tanto puede repercutir la ansiedad en su vida sexual? Silvia Sanz, experta en psicología y sexología, indicó a La Estrella de Panamá que la ansiedad es una respuesta natural que todas las personas experimentan en algún momento de sus vidas, sin embargo, cuando aparece en los encuentros íntimos activa el sistema de alerta y provoca que el individuo esté más preocupado de lo que sucede, mermando el disfrute de lo que está sintiendo, algo que “tiene el poder de cerrar completamente la respuesta sexual, ya que no podemos estar ansiosos y excitados al mismo tiempo”, arguyó.
Sanz explicó que la ansiedad sexual causa una falta de concentración, malestar y el denominado 'rol del espectador'.
“En este caso durante el encuentro sentimos una evaluación de nuestra respuesta sexual en cada situación, como si estuviéramos en un examen, en lugar de disfrutar de cada instante, de cada sensación, olor, sonido, y todo aquello que nos genera placer”, dijo.
La experta señaló que esta ansiedad puede afectar tanto a hombres como a mujeres. En el sexo masculino provoca que anticipen aquello que temen, como puede ser perder la erección o eyacular antes de lo que desean.
El propio temor que genera la ansiedad sexual se convierte en una profecía autocumplida. En el sexo femenino puede causar que no se alcance el orgasmo o incluso que las mujeres puedan sentir dolor en la penetración.
Algo que afecta a ambos sexos es la falta de deseo por esta emoción que es más aversiva que deseable.
La ansiedad sexual se puede prevenir mediante el aprendizaje de la concentración del sujeto en sí mismo, para lograr ser un poco más “egoísta”.
“Con esto quiero decir que no puedes dar al otro lo que no eres capaz de darte a ti mismo. Es necesario aprender a disfrutar a solas, intentar eliminar las expectativas y poner el foco en sentir el placer, con el objetivo de lograr que el fin del encuentro sea satisfactorio para centrarte en cada sensación, de la misma forma que consigues hacerlo a solas”, comentó.
La psicóloga añadió algunas recomendaciones para disminuir los niveles de ansiedad en el sexo, como los preliminares. “Se debe guardar un espacio adecuado para los mismos, estos juegos son la antesala de un todo y ayudan a la persona a estar relajada y a poder disfrutar de todo el encuentro sexual; es imprescindible conocer tu propia respuesta sexual”.
Por otra parte, “no puedes dar al otro lo que no eres capaz de darte a ti mismo. Conócete y disfrútate”, recalcó.
Para Sanz, se debe explorar la sexualidad, descubrir posturas, los modos de estimulación personal, conectar consigo mismo y alimentar la mente eróticamente; “revise sus prejuicios con respecto a la sexualidad, en ocasiones el mayor freno para disfrutar está en las propias creencias. Libérate y flexibiliza tu modo de enfocar el sexo”.
Es importante comunicarse con la pareja de un modo abierto. “Es una de las claves para solucionar muchas dificultades sexuales. Sentir apoyo y comprensión es un paso imprescindible para disfrutar en la intimidad. El sexo es un modo de comunicarte. Pide y expresa”, dijo Sanz.
Sanz manifestó que no existe una edad concreta para la manifestación de la ansiedad sexual, “no depende tanto de los años, sino de los miedos e inseguridades que aparecen por el aprendizaje, las situaciones vividas o el concepto que tenemos de cada uno de nosotros sobre la sexualidad”.
Agregó que existen tratamientos específicos para cada disfunción sexual que genera la ansiedad. Acudir a terapia con un psicólogo y sexólogo ayudará a solventar cada una de las dificultades, no solo para entender qué sucede, sino que también le ofrecerá diferentes dinámicas para realizar en casa que contribuirán a controlar la respuesta sexual. “La ansiedad te descontrola y no te deja fluir como te gustaría”, comentó.
La experta anotó que algunos de los motivos más frecuentes y asociados a la ansiedad por los que las personas acuden a terapia son la eyaculación precoz, la pérdida de la erección, el vaginismo, la dispareunia, la anorgasmia, la falta de deseo y los problemas de comunicación. “Estos últimos son la base de cualquier relación ya que el sexo es un modo de comunicarse. Entender al otro también es una forma de comprenderse a uno mismo. Abrir la puerta a la comprensión en lugar de buscar culpables hace que avances mucho más que si te anclas en esperar que el otro haga algo para solucionarlo”. Las disfunciones sexuales son tratables, no se deben dejar pasar, ya que pueden solucionarse en menos tiempo del que se llevan padeciendo.
Cuando surgen las primeras dificultades, algunas personas creen que el amor ha muerto o que se han equivocado de pareja, y quizá solo reflejan la falta de recursos para conectar de nuevo y pactar acuerdos reconciliadores. “Ya que ninguna pareja por sí misma es feliz o problemática. Algunas son más afines y otras no tanto. Ni los caracteres opuestos se atraen, ni hay que buscar el alma gemela, Sin embargo, hay que aprender habilidades que te permitan aceptar y adaptar aquellas características de la persona que amas que no coinciden con las tuyas”, arguyó.
El sexólogo Pedro Rondón destacó que muchas veces la ansiedad sexual no es detectada por el paciente, sino por el psicólogo.
Esta se presenta como emociones y sentimientos nada placenteros ante la posibilidad de ejercer la función sexual y los síntomas son temor, inquietud, nerviosismo, tensión, taquicardia, palpitaciones, sudoración, tensión muscular, sensación de vacío e insatisfacción y sensaciones de estar en una situación de peligro ante la pareja.
“Esta ansiedad convierte las relaciones sexuales en una tortura”, manifestó
Así mismo añadió que en el momento del coito se afecta por igual la respuesta sexual de hombres y mujeres, ya que la situación sexual aumenta el estrés. En el varón genera una disminución del flujo sanguíneo que es lo que permite el llenado de los cuerpos cavernosos, lo cual dificulta la posibilidad de mantener o lograr la erección. Del lado femenino también afecta el flujo sanguíneo en los genitales, dificultando la lubricación, lo que puede generar incomodidad y falta de deseo sexual. Además de influir negativamente en el deseo, disminuye la frecuencia porque se percibe el encuentro sexual como una amenaza, como algo peligroso que es preferible evitar.
El sexólogo puntualizó que las causas de la ansiedad sexual pueden ser diversas, tales como las experiencias traumáticas, la desinformación sexual, el haber sufrido abuso y maltrato sexual, la inseguridad, la baja autoestima, no aceptar los genitales, las expectativas exageradas y no realistas, por encima de los estándares comunes, el miedo al fracaso y a la falta de experiencia, la educación represiva, la falta de confianza en la pareja, el pensar en “tener que quedar bien”, el ejercer la función sexual por obligación y los pensamientos anticipatorios negativos.
Rondón sugirió que para reducir la ansiedad sexual durante el coito, se debe realizar “la práctica de mindfulness, ya que es importante para concentrarse en el momento, en el presente, el aquí y el ahora, y centrarse en el disfrute de las sensaciones placenteras, sustituyendo pensamientos no operativos por otros que sean racionales”, dijo.
Igualmente enfatizó que es importante identificar las causas de la ansiedad, así como velar porque fluya la comunicación con la pareja, sustituir pensamientos negativos, manejar técnicas de relajación, aprender a sentir y no pensar, informarse sobre sexualidad, usar los cinco sentidos y el sentido del humor, olvidarse de impresionar y centrarse en disfrutar y buscar apoyo terapéutico cuando sea necesario.