‘Retrospectiva’, la obra de Raúl Vásquez

Actualizado
  • 02/03/2025 00:00
Creado
  • 01/03/2025 12:55
La Galería del Banco Nacional de Panamá presenta una muestra con alrededor de un centenar de trabajos del maestro de La Villa de Los Santos, exponente de la Escuela de Azuero.

El maestro Raúl Vásquez (1954-2008) fue el líder indiscutible de la denominada Escuela de Azuero y el artista más emblemático del simbolismo indigenista en la historia del arte de Panamá. A lo largo de su carrera se desarrolló no solo en la pintura, sino también en la literatura. Su obra, cargada de misticismo y espiritualidad materializada a través de las más diversas técnicas, es mostrada en una retrospectiva en la galería de arte del Banco Nacional, hasta el 17 de abril.

En las paredes de la galería cuelgan alrededor de 100 obras ordenadas cronológicamente. De esta forma, puede observarse la evolución del trabajo del artista nacido en La Villa de Los Santos, entre 1973 y 2007, un año antes de su fallecimiento.

Óleos, acrílicos, acuarelas, dibujos en tinta o carbón, pasteles, técnicas mixtas y diversos soportes, incluyendo servilletas, forman parte de la muestra que además presenta en un rincón la mesa de trabajo del artista y una silla, ambas confeccionadas sin clavos, como sugiriera el chamán Tata Julián, para la meditación. Un bol de madera contiene una colección de piedras que generaban en el artista, de acuerdo con la información suministrada en la exhibición, una gran fascinación.

También se exhiben algunos bastones y máscaras, pertenencias atesoradas por Vásquez y algunos amuletos.

Vásquez y la Escuela de Azuero

Raúl Altamar define en su texto para Galería Tamarindo, la Escuela de Azuero como “el compromiso de una lista de pintores nacionales de crear un arte que refleje una identidad panameña más propia, tomando elementos del entorno como la naturaleza y la historia poco documentada de nuestras raíces precolombinas”.

Y esto es precisamente lo que podemos observar en las paredes de la galería del Banco Nacional. Obras “principalmente figurativas, mostrando imágenes de animales y seres humanos con matices tanto telúricos (de la tierra) como místicos (imaginados, convocados); elementos de abstracción, cubismo y surrealismo (...) juego con las texturas y los pigmentos es fundamental y se inspira principalmente en el entorno del área, explorando el paisaje natural a través de su flora y fauna. El trazo primordial de la pintura rupestre, al igual que el fenómeno de los huaqueros, en el cual muchos lugareños aprendieron a emular y valorar la estética de las comunidades precolombinas restaurando artefactos antiguos, también son perceptibles en la propuesta azuerense”.

El portal de Menú Creativo destaca que Raúl Vásquez “se inició en el arte con el profesor Juan Manuel Pérez y viajó a Florencia y México con la intención de formalizar estudios, pero consideró que la academia era demasiado rígida para sus aspiraciones, con lo cual siguió el que camino de su voluntad. Su obra se inspira en la cosmogonía naturalista y la ritualidad chamánica de nuestros antepasados prehispánicos. Sus técnicas y medios fueron tan variables como experimentales, y tanto realizaba magistrales dibujos de línea continua, como complejas composiciones al óleo, o pintadas con tierra de diferentes tonalidades. Fue ganador de Concurso Nacional de Pintura en 1983, y representó a Panamá en la bienales de Sao Paulo, Valparaíso y Cuenca. Su obra ha sido además exhibida en México, Estados Unidos, Japón, Portugal y España. Ha sido uno de los pocos artistas panameños subastados en Sotheby’s de Nueva York, y en Panamá apoyó todas las causas benéficas a las que fue invitado.

De acuerdo con la cuenta @panamaplastica Vásquez es el panameño con la mayor cantidad de obras subastadas en la casa de subastas Sotheby’s ya que entre 1995 y 2000 se ofertaron siete de sus obras.

Una nota publicada en La Estrella de Panamá destaca que Vásquez, además de pintar, “se destacaba en la música y llegó a ilustrar más de 13 libros de poesía, novelas y textos académicos”. Como poeta, publicó tres libros: “Cerrojo profundo” (1983), “En tu piel anónima” (1984) y “No soy un tambor de augurios” (2008).

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