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- 13/09/2024 00:00
- 12/09/2024 19:20
Más que una simple obra de comedia, ‘Que Dios nos pille confesados’ busca poner sobre las tablas del Teatro La Plaza una trama en la que se conjugan el humor absurdo con la tensión añadida producto del robo y de la estafa de la que es víctima la protagonista, la marquesa Pilar. Un misterio que se va desenredando con una dinámica similar a la del famoso juego de mesa Clue, en el que se intenta aproximar a la verdad para llegar al responsable del crimen.
La presentación teatral –cuyo elenco está formado por Ricardo Martino, Diego Medina, Eric Gómez y Angélica Marín– se inicia cuando el padre Beltrán visita a la marquesa Pilar, quien posee un valioso cuadro del siglo XVII. Acto seguido, el sacerdote sospecha que el handy man de la casa Floren está planeando un robo. ¿Será cierto? ¿Sus sospechas son fundadas? Unas preguntas que serán resueltas en el transcurso de las escenas de una obra que promete hacer reír de principio a fin.
Su director, César Robles, comentó a La Estrella de Panamá que la idea de presentar la obra en el país fue del productor Lenin Belloso quien quería traer esta comedia de los españoles Alberto Papa-Fragomèn y Rodrigo Sopeña una vez la vio en España. Después de entablar conversación, se adquirieron los derechos para que se pudiera exhibir en Panamá.
“El texto de la obra es muy bueno. Es comedia pura. Entre el libreto y las situaciones que se dan, el público se ríe desde que arranca el show hasta cuando termina. Es una sola risa continua”, aseguró.
Una de las premisas fundamentales de la obra es la doble moral que todavía continua presente en la sociedad y que es representada por los personajes que aparece en ella.
“En la obra mostramos cómo hay que tener cuidado ante gente que se presenta ante nosotros con una imagen que no corresponde con la realidad y que detrás tienen una segunda intención. Esto es algo que es parte de la sociedad. Hay personas que utilizan una máscara social aunque no tengan malas intenciones de por sí. En este caso, los personajes de la obra representan los estereotipos de personas que aparentan ser amables y amistosas, pero buscan su beneficio personal por detrás”, agregó el director, quien adelantó que la obra está repleta de muchas sorpresas y giros de trama.
En el argumentario de la obra también se abordan temas relacionados con la política nacional e internacional y lo que aqueja a la sociedad actual. En este sentido, Robles citó al director teatral Daniel Gómez Nates quien consideró que si se presenta la realidad de la vida tal cual en un escenario, la audiencia pensará que es mentira y embuste. “Poner esas situaciones reales en la vida bajo el contexto de la comedia te hace entender lo absurda que es la situación que se está exponiendo en las tablas. Esta obra es perfecta para desconectarse del día a día”, comentó.
Bajo esta misma premisa, Diego Medina -quien funge como el cura de la obra– desveló a este diario que la utilización del humor absurdo en ‘Que Dios nos pille confesados’ va de la mano con un estilo similar a las películas de comedia como Scary Movie, donde se normaliza lo que no es normal.
Por otro lado, Medina afirmó que le divierte la ocasión de recrear esta comedia una vez más sobre el escenario. “A veces, no me aguanto de la risa con mis propios chistes (...) Lo que da tanta risa es que las cosas anormales se dicen con un tono serio. Mi personaje lo disfruto mucho porque él, al hacerse pasar por padre, dice muchas incoherencias pero como los demás personajes no conocen de La Biblia ni de otros temas religiosos, él termina diciendo muchas incoherencias y eso es lo que le da risa a la gente y, al mismo tiempo, le da riqueza al personaje, ya que actúa como un ladrón y después se hace pasar por padre con esas máscaras que usa para adaptarse a las situaciones”, dijo.
En cambio, Angélica Marín interpreta a una falsa marquesa que hace todo lo posible para aparentar frente a los demás. La intérprete puntualizó que si bien la obra tiene mucho de ese humor absurdo, también se busca hacer unos chistes que no ofendan de manera peyorativa a los grupos sociales que se ven representados en la obra, como la curia, la nobleza o las autoridades policiales, entre otros.
Por otro lado, la actriz de origen español alegó haber tenido la oportunidad de entretenerse al momento de encarnar este rol. Un personaje que bien se puede asociar a la tendencia actual de querer aparentar lo que uno no es en una era como la de las redes sociales.
“La obra es una comedia de enredos que se entiende muy bien, perfectamente, y todo cobra sentido. Buscamos ser respetuosos con todos los estamentos y que nadie se sienta mal, con eso queremos marcar la diferencia. Por otro lado, la comedia teatral es un género preferido porque es una evasión de la vida misma. Es muy fácil y muy rápida. Tanto así que cuando termine van a quedar con ganas de más”, agregó.