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Hechos rescatables que hacen grande a la humanidad
- 06/06/2017 02:00
- 06/06/2017 02:00
Mientras unos agreden a los animales, otros los salvan. Hace pocos días, un conductor atropelló a una ardilla; por la reacción, dio muestras de que fue consciente de lo que hizo.
Lo triste es que en momento alguno se detuvo, dejando al animal en una situación delicada. Casi de inmediato, otra persona que operaba una máquina observó los movimientos del animal herido; se detuvo, lo tomó por la cola y al percatarse de que tenía signos de vida, se puso en contacto con la Autoridad del Canal de Panamá.
La ACP, a través de uno de sus funcionarios, llevó la ardilla a un hospital veterinario que tiene el Ministerio de Ambiente y hoy, la que pudo engrosar la lista de animales muertos, producto de la irresponsabilidad, está meneando su cola por la espesa vegetación que existe en las áreas revertidas. Los humanos se jactan de ser los seres más inteligentes del planeta, pero, cada vez me demuestran lo contrario, a juzgar por el comportamiento de muchos.
A la par de hechos como este existen otros que enaltecen la existencia del hombre. Son personas que dan la milla extra; las que se detienen, para socorrer; las que apoyan de forma incondicional; las que están pendientes de los que menos tienen y más sufren. Destaca, en ese grupo selecto de quienes se desviven por la naturaleza, el profesor de la Universidad Marítima Internacional de Panamá Juan Antonio Clarós. A él se le ve en las limpiezas de playa; en estudios sobre la vida en el mar y sobre todo en la protección de los seres que conviven con nosotros.
Una mañana cualquiera, vio a un perezoso intentando cruzar la calle. La humanidad es testigo de cómo esas criaturas son atropelladas por los automóviles. Ellas quedan tiradas con una agonía que dura horas y días. Juan Clarós detuvo su auto, recogió al animal y buscó una jaula, para luego dirigirse a la espesa selva donde soltó a quien, tal vez, hubiera sido presa de la actitud depredadora de un canalla.
El perezoso raras veces demuestra una actitud hostil; siempre de andar lento, pero seguro, invita a muchos a cuidarlo, protegerlo y en algunas fincas se convierte en mascota. Su forma de conducirse hace pensar que es un animal débil, desprotegido, pero la realidad es otra. Puede soportar con estoicismo las agresiones, las heridas, el hambre y la sed.
COLUMNISTA