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Análisis sobre las negociaciones climáticas de la ONU
- 29/06/2022 00:00
- 29/06/2022 00:00
Este año la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas (Cmnucc) cumple 30 años de existencia. Durante las últimas tres décadas, los líderes del mundo se han reunido, al menos dos veces al año, en 26 ocasiones para negociar acciones conjuntas que nos acerquen al cumplimiento del objetivo de la Cmnucc: estabilizar la concentración de la contaminación causante de la crisis climática y prevenir los peores impactos de la crisis.
Durante este periodo, la contaminación se ha más que duplicado. Es decir, hemos fracasado en abordar la crisis con la urgencia que amerita y hoy estamos en una situación mucho más precaria que cuando empezamos a negociar soluciones como comunidad global en 1992.
Los científicos nos han indicado en múltiples ocasiones, y cada vez con mayor precisión, las rutas que tenemos para ganar esta lucha. Las tecnologías que nos alejan de los combustibles contaminantes ya existen y están listas para ser desplegadas en todo el mundo.
Lo único que hace falta es la voluntad política de los jefes de Estado de los países más industrializados.
Entre el 6 y el 16 de junio se llevó a cabo en Bonn, Alemania, la sede de la Cmnucc, la discusión sobre las negociaciones de medio año, que tenían como objetivo adelantar al máximo las decisiones y allanar así el camino para definir las cuestiones más contenciosas en la Cumbre del Clima de Sharm Al-Sheik, la cual tendrá lugar del 6 al 18 de noviembre de 2022.
Sin embargo, antes de entrar en detalle sobre los avances logrados en Bonn, repasemos lo ocurrido en la Cumbre del Clima de Glasgow, Escocia (COP26) de noviembre de 2021.
El paquete aprobado en Glasgow el pasado noviembre contiene, entre otras cosas, la decisión de crear un plan de trabajo global para mantener la meta de 1.5 C viva y hacer todos los esfuerzos posibles para reducir las emisiones globales a la mitad al 2030, en línea con los hallazgos y rutas de acciones definidas por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, el principal grupo de expertos en clima de la ONU.
Asimismo, los países acordaron un paquete de reglas básicas para la implementación del Artículo 6 del Acuerdo de París, que establece la base para la creación de un mercado global para la comercialización del carbono.
Durante la COP26, los países en desarrollo denunciaron que los países desarrollados no cumplieron con la provisión de los 100 mil millones de dólares anuales al 2020, prometidos desde inicios de la pasada década.
Al no cumplir esta promesa, los países desarrollados indicaron que desembolsarían estos fondos entre 2021 y 2025, durante el período en el que se negociará la nueva meta de financiamiento, pero no han dado luces claras de cómo y ni cuándo se harán estos desembolsos.
Por otro lado, el G77+China, bloque negociador que agrupa a todos los países en vías de desarrollo, exigía el establecimiento de un mecanismo financiero para indemnizar a los países más vulnerables, pero lo único que los países ricos aceptaron fue la creación de un espacio de diálogo para abordar el tema de forma general.
Para Natasha Risseuw Sinclair, miembro de la Junta Directiva de Climate Resilient en Panamá y ex negociadora de adaptación, “los países ricos se seguirán oponiendo a las indemnizaciones, ya que sus contribuyentes exigen también soluciones a sus problemáticas nacionales. La pandemia de covid-19 y la guerra en Ucrania hacen cada vez más difícil un acuerdo en este tema. Esto podría cambiar en el momento que los contribuyentes vean cambios sostenibles y políticas climáticas inclusivas en sus países”.
Los negociadores llegaron a Bonn con un solo enfoque: acelerar la implementación del Acuerdo de París. Sin embargo, a la fecha ninguna nación desarrollada ha presentado una actualización de sus acciones para disminuir la contaminación que causa la crisis climática.
Es decir, el Paquete de Glasgow no se han cumplido y seguimos en una ruta de calentamiento global que representa una sentencia mortal para los pequeños Estados insulares.
Esta situación atentaba con descarrilar las negociaciones, ya que los negociadores de los países desarrollados se negaron a cualquier tipo de discusión sobre indemnizaciones, limitando así las posibilidades de progreso en Egipto.
Nathalie Flores, Directora de Cambio Climático de la República Dominicana, aduce que “más que una negligencia, las acciones de los países industrializados parece una estrategia fríamente calculada en la que han decidido que sus industrias contaminantes seguirán operando y generando riquezas para sus naciones, aunque esto signifique que miles de millones de personas en los países vulnerables sufrirán como resultado”.
En Bonn también inicio el Balance Mundial, mecanismo de monitoreo del Acuerdo de París, que de forma cíclica nos deberá indicar dónde estamos y que tenemos que hacer para redoblar los esfuerzos para ganar la carrera contra la crisis climática. Sin embargo, “pareciera que los negociadores de algunas naciones no entendieran la magnitud del reto que afrontamos. Fue evidente que el tema no fue tratado con la urgencia necesaria. Tenemos 8 años para hacer lo que no hicimos en 30 años. Las islas y países más vulnerables no tenemos tiempo que perder,” añadió Flores.
Para sorpresa de muchos, las negociaciones sobre cómo implementar el mercado de carbono amparado por el Acuerdo de París lograron avances, aunque aún quedan temas por concluir con respecto a la transparencia de los procesos relacionados.
Es decir, cómo y cuándo los países deberán reportar las transacciones que ocurran bajo el mercado. “Los bosques representan ¼ de la solución a esta crisis, pero algunas naciones continúan oponiéndose a la utilización de metodologías ya consensuadas en el seno de la convención y favorecen metodologías del mercado voluntario, que claramente buscan favorecer a grandes ONG en países del norte global,” concluyó la Directora Dominicana.
Lo cierto es que el Acuerdo de París se encuentra en sala de cuidados intensivos y corremos el riesgo de perder los pocos avances logrados hasta la fecha. Para Xiomara Acevedo, directora ejecutiva de Barranquilla + 20 y prominente activista climática de América Latina, “en Bonn hemos visto una vez más que, por parte de los países desarrollados, no hay reconocimiento de sus responsabilidades históricas. Dilatar la urgencia de contar con mayores recursos y financiamiento para la adaptación y la mitigación del cambio climático, sacrifica el bienestar de las generaciones presentes y futuras y limita nuestras posibilidades de construir el presente”.