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- 28/08/2013 02:00
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PANAMÁ. ‘La primera versión del mapa de avistamiento de ballenas en el mundo la hice en un Internet café. Agarré un mapa y como yo sabía dónde eran las áreas en que se veían ballenas en Panamá, inventé ponerle una ‘colita’ a estas zonas. Este primer mapa se publicó a finales del 2003 y fue la primera versión en el mundo’, explicó Gabriel Despaigne, presidente de la Asociación Verde de Panamá.
Según el ecologista, en 2002 se elaboró una estrategia para sacar a Panamá del alineamiento con los países cazadores de ballenas, para convertirlo en un país conservacionista. Se establecieron tres puntos importantes: Sacar a Panamá del alineamiento con los japoneses, lograr declarar todas las aguas jurisdiccionales como santuario ballenero y promover a las ballenas como especie bandera para la protección ambiental. Para ello se debía promover el avistamiento de estos cetáceos. ‘Al promover el avistamiento de ballenas se logra sumar a las poblaciones a la conservación de la especie y también inyectar economía a las poblaciones costero-marinas que sufren de pobreza extrema’, afirmó Despaigne.
La observación de ballenas mueve alrededor de $2 mil millones al año en el mundo y tiene un crecimiento de 12%, así que sería muy importante que el mundo sepa que en Panamá la actividad se apoya con un mapa.
No obstante, hay mucho por hacer, explicó el investigador, y añadió que todavía no se ha logrado que el Estado panameño —al menos esta administración— impulse las fases finales para terminar el mapa.
‘Estamos tratando de que en la próxima reunión, el 2 de septiembre, sobre el Corredor Marino de Panamá para la protección de mamíferos marinos, se logre el apoyo del corredor para impulsarlo también con la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá, la Autoridad Nacional del Ambiente y otras instancias estatales como el Ministerio de Relaciones Exteriores, que tienen que ver con el Comité Ballenero Internacional’.
Lo importante, acota, ‘es sumar esfuerzos para completar las fases del mapa y que Panamá promueva las fases internacionales’.
SON ‘PANAMEÑAS’
Se podría decir que ‘las ballenas son panameñas’, ya que ellas vienen a las aguas cálidas de nuestro país a parir sus crías fundamentalmente. ‘Ellas nacen sin una capa de grasa necesaria para soportar las frías temperaturas de aguas polares. Morirían de frío si nacen allí’, describe.
Las ballenas migran desde áreas polares hasta Panamá a parir a sus crías y aquí las amamantan durante 8 o 9 meses, periodo en el que se les desarrolla la capa de grasa. Es entonces cuando retornan a las aguas polares.
‘Las aguas de Panamá forman parte fundamental en el desarrollo de las ballenas ya que aquí paren a sus crías, les enseñan a nadar y también se aparean’. Incluso estudios del Instituto Smithsonian han comprobado un intercambio genético entre las ballenas del norte y las del sur en aguas istmeñas, ya que las ballenas vienen acompañadas de su pareja.
AMENAZAS
Pero la contaminación de los mares, junto con el cambio climático, son unas de las amenazas que podrían afectar las áreas donde se reproducen estos mamíferos, además del impacto por la navegación de los barcos que transitan el Canal de Panamá. En este sentido, el Smithsonian está elaborando un trabajo con la Autoridad del Canal de Panamá para definir las rutas de navegación con el fin de crear condiciones e informar a estas embarcaciones las velocidades que transitan para que eviten las áreas donde se encuentran las ballenas.