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- 04/02/2025 00:00
- 03/02/2025 18:56
No es sorpresa que solo la presencia de María Dueñas sea capaz de llenar un auditorio universitario. Tal vez se debe a su pasado en la academia, antes de dedicarse a narrar historias en el tiempo, pero la autora española fluye como pez en el agua entre las inquietudes tanto de profesores como de jóvenes aspirantes a seguir sus pasos en el mundo de las letras.
Dueñas presentó la continuación de su best-seller El tiempo entre costuras, Sira, en la segunda edición del Hay Festival Forum, en el auditorio de la Universidad Santa María La Antigua (USMA), y logró capturar la atención de la comunidad literaria panameña.
Tras una firma de libros improvisada, habló con La Estrella de Panamá sobre su más reciente obra, en una conversación en la que temas como la migración, los lazos entre América Latina y España, y las mujeres en la literatura, también cobraron relevancia.
En El tiempo entre costuras conocemos a Sira muy joven. Era una chica de un barrio popular de Madrid y no tenía grandes aspiraciones vitales; ella cree que su vida va a seguir en esa trayectoria, pero un amor equivocado y una serie de circunstancias la cambian radicalmente.
La despedimos 10 años después convertida en una mujer totalmente distinta. Tiene su propio negocio, es colaboradora con el servicio secreto, es una mujer de mundo que se ha sofisticado, ha aprendido. En Sira da un nuevo salto vital, porque se convierte en madre y viuda casi a la vez, además, se vuelve a implicar en una serie de retos vinculados al servicio secreto y en tareas que requieren su audacia, osadía y coraje.
Son pasos que ella da con tropezones. No es su voluntad; las circunstancias y coyunturas de la vida se le van interponiendo en el camino y ella tiene que tomar decisiones sobre eso y su dictamen casi siempre viene un poco del miedo, de la inseguridad y de la duda.
Ella flaquea, se cae y se vuelve a levantar, y en ese sentido yo sí creo que es lo que pasa con tantísimas mujeres, que la vida no te pone por delante un reto y dices ‘Ay, sí, ¡este es mi objetivo!’, y lo cumples de una manera sencilla y sin grandes esfuerzos.
Sira tiene que sortear muchos obstáculos por el camino y reunir muchas dosis de osadía, que a veces no tiene, y yo creo que eso es lo que la hace más humana y más querida por los lectores, que ven en ella una mujer un poco como somos todas.
Es muy distinto porque Sira se mueve por circunstancias familiares: el trabajo de su esposo en un principio, la relación con los servicios secretos, digamos que va protegida siempre. En algunas otras de mis novelas como Las hijas del capitán y La templanza tenemos otras formas de moverse por el mundo más cercanas a lo que vivimos actualmente.
Nos damos cuenta al final de algunas cosas muy elementales: que los humanos nos hemos estado moviendo toda la vida, en unas direcciones u otras, bajo unas circunstancias u otras, pero no es un fenómeno nuevo. Otra cosa que yo pretendo con mis novelas, y esa lectura va más para los españoles, es que nosotros hemos sido un pueblo muy migrante.
Los españoles vinieron a América en oleada buscando un futuro mejor, después más cerca en el tiempo fueron por toda Europa a trabajar bajo unas circunstancias durísimas y ahora somos nosotros los que estamos recibiendo migrantes y no siempre los tratamos como creemos que deberíamos hacerlo. Entonces, creo que la memoria es un poco corta.
Te hablo por mí, pero creo que, en general, somos conscientes de un vínculo muy afectuoso, cercano y cómplice, en el sentido de que tenemos nuestras diferencias porque son identidades distintas. Tenemos una falta de conocimiento quizás de la gente que viaja menos, que vemos América Latina de forma general, y luego dentro te das cuenta de que cada país es muy distinto.
Pero tenemos tanto que nos une. Nos une una lengua común que hace que sea facilísimo el contacto... pones el pie aquí y en cierta forma ves las diferencias, pero te sientes muy en casa también.
Y volvemos al tema de la migración porque en España hay muchísima migración latina que se ha adaptado de una manera magnífica, quizás porque no ha tenido la dificultad de la lengua, la religión ni de la cultura.
[Los latinos] son gente que son parte de nuestra sociedad ahora mismo y han enriquecido la sociedad española, haciéndola más plural, diversa y flexible en ciertas maneras. Es la historia en ida y vuelta: Latinoamérica está llena de descendientes de españoles y España está llena de latinoamericanos, que ahora ya tienen sus hijos que son españoles.
Es un periodo de la historia que siempre me interesó. Entre España y Argentina hay una conexión inmensa a lo largo de los siglos. Argentina era el Dorado para los españoles porque era un país muy rico y próspero con muchísimas oportunidades, pero también ver como [en el tiempo] se ha dado la vuelta y ahora vive momentos mucho más difíciles.
Aquella visita [de Evita] marcó una época realmente porque España estaba recién salida de la Guerra Civil, en una situación de extrema dureza en todos los sentidos, era un país empobrecido, reprimido, con opresiones tremendas y había heridas todavía muy abiertas, muchísimos muertos de la guerra y las cárceles llenas de gente.
Sin embargo, Evita llegó como un soplo de aire, era una operación propagandística por supuesto, pero hubo cosas muy curiosas como que nadie le dijo que en España era verano y llegó envuelta en abrigos de piel. Nadie le dijo cómo tenía que comportarse al ser una primera dama e hizo lo que le dio la gana y el régimen de Franco que era tan inflexible se tuvo que tragar todo lo que ella quiso decir delante de los micrófonos. Se comportó con una osadía y un descaro que dejó a todo el mundo helado, pero nadie le podía decir nada, porque traía dinero y todas las cosas que España necesitaba en aquel momento.
[La situación actual entre España y Argentina] al final es una lectura de vida, de que nada es permanente, no hay que dar nada por hecho y hay que estar con los ojos muy abiertos de lo que se viene.
Absolutamente, y Evita es un personaje muy controvertido. Hay gente que la adora, otros que la odiaron en sus días y otros que ni la conocieron pero ahora la ven como un personaje. Verdaderamente, más allá de sus ideas políticas y del ideario del peronismo, es cierto que ella estuvo adelantada en muchas cuestiones feministas y luchas sociales.
Había que tener mucha osadía y mucha frescura para plantársele a Franco en ese momento, nadie se atrevía a llevarle la contraria o faltarle el respeto. Y llegó Evita que tenía a Franco esperando tres horas, hacía lo que le daba la gana con un desparpajo.
Hace falta de todo, porque es difícil perfilar quién es una heroína y para quién; hay veces que las grandes protagonistas son asesinas o son personajes contracorriente y son grandes personajes literarios. No siempre necesitamos mujeres heroicas.
Lo importante es que el panorama literario dibuje todo el espectro de mujeres que hay por el mundo, porque tampoco somos todas maravillosas, ejemplares o buenas. Lo importante es que estemos todas representadas en nuestra multiplicidad y variedad para que luego las lectoras puedan elegir qué tipo de personaje y literatura les interesa.
Verdaderamente no mucho, tanto en mi editorial como en el mundo cultural. Aunque a veces nos reímos entre nosotras (autoras) de cómo los hombres se apoyan un poquito entre ellos, casi siempre los referentes de un escritor son otros escritores, casi nunca hay una mujer. Todavía hay cierto corporativismo desigual entre escritores pero son pequeños escollos en el camino.
Creo que estamos en un muy buen momento y yo que llevo quince años en el mundo editorial sí que he visto un cambio importante. Hay muchísimas escribiendo y muchísimas ocupando los puestos de libros más vendidos. Ya no nos importa y podemos decir con la boca grande que tenemos más lectoras o que nuestras protagonistas son femeninas, antes como que no había que decirlo tan abiertamente. En la industria editorial las mujeres también tienen un peso enorme, la mayoría de las editoras y agentes literarias son mujeres, pero todavía hay algunos territorios que conquistar.
Falta todavía que los lectores hombres se liberen un poco del prejuicio y nos lean más, porque la concatenación de mujer escritora con libro de una protagonista mujer y una portada de mujer todavía hay hombres a los que les causa rechazo. Así como hay mujeres que hemos leído a los hombres escritores, todavía los hombres no leen a las mujeres.
También por parte de la crítica todavía hay prejuicios. Por ejemplo, mujeres que escriben sobre cuestiones que les interesan a otras mujeres, la crítica sigue pensando que no merece ser considerada literatura sin etiquetas, ahí nos quedan unos pasos por andar.
Su evolución, porque no es un personaje estático para nada, ella misma va cambiando de una manera creo que orgánica. Vamos viendo cómo se curte en la vida, cómo todo el mundo decide por ella y luego ella toma las decisiones.
Esa manera de ir asumiendo sus propios cambios es lo que me gusta porque refleja como somos las mujeres. Todas hemos sido jóvenes, todas hemos hecho lo que nos mandan a hacer, pero luego hay que soltarse y aprender a volar por libre. Yo creo que Sira aprende a volar sola y eso es algo que me gusta de ella.