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Taarach, un rescate cultural a través de la moda
- 29/09/2020 00:00
- 29/09/2020 00:00
Mireya Gómez es madre, experta en mercadeo y administración de empresas, pero desde hace algún tiempo se convirtió en diseñadora. “Estudié un técnico de moda y diseño en Ecuador” (su país de nacimiento).
Esta creativa es residente en Panamá desde hace 12 años. Tras una larga pausa en su carrera para dedicarse a su hogar, tomó la decisión de ir tras su sueño, ejercer el diseño.
Gómez cuenta que debido a la conexión con sus raíces ecuatorianas, optó por retomar algunos proyectos relacionados con la moda y las artesanías. “Fue entonces cuando nació Taarach. Tomé como base la faja, que es una prenda típica de mi país, luego la modernicé y lancé al público”.
Un hecho es que luego de estar tres años en el mercado, esta marca latinoamericana ganó recientemente el Design Excellence Award 2020, en la categoría de impacto social, con el cinturón confeccionado con la tradicional faja de la comunidad otavaleña en Ecuador.
“Este año decidí internacionalizar la marca y buscar consumidores interesados en la cultura regional. Mi plan era estar presente en varios shows, uno en Estados Unidos y otro en Europa, pero la pandemia pausó mis planes. Luego empecé a trabajar desde el e-commerce, y fue donde me invitaron a formar parte de la asociación 'Accessories Council' en New York. Posteriormente, me animé a participar en su concurso anual. Más tarde me llamaron para avisarme que había ganado”, expresa.
Para Gómez, conjugar la moda con las costumbres originarias lo es todo. “Mi filosofía consiste en que a través de la moda se pueden conocer las culturas”, y resalta que la pollera es una prueba de ello. “Las tradiciones de esta vestimenta son unas de las más bellas que he visto; especialmente por todo lo que implica su indumentaria. Eso denota mucho de una sociedad, porque muestra su esencia”.
Gómez explica que hasta el momento ha presentado dos colecciones y el concepto de faja es una pieza que traspasa fronteras. “Lo usan las culturas andinas, africanas e indias. Es muy artesanal. México, Perú, Guatemala hacen este tipo de prendas, y aunque en Panamá no hay, aquí tienen las molas dentro de su vestimenta cultural y son muy similares”.
Con respecto al proceso de confección, la creativa detalla que las fajas son tejidas por indígenas de su país, en telares de madera o de cintura. “Mi proceso de diseño consiste en hacer un moodboard con diferentes colores y plasmar diversas ideas. Son diseños únicos. Como las fajas son hechas a mano, es muy difícil hacer dos productos iguales, excepto que se hagan en máquinas industriales, que no es lo que busco. Dentro de este proceso no hay desperdicio. Los remanentes los combino con otro tipo de telas y así es que se va creando cada prenda”.
“Siempre me ha gustado rescatar artesanías y devolver la identidad cultural a las sociedades. Existen comunidades que incluso colocan en la faja el nombre de su pareja y viceversa; es una muestra de unión y una tradición ancestral. Pero lo que ocurre es que muchos de estos pueblos han dejado de producir esta prenda, porque no se le da el valor que merece. La gente muy poco logra ganar el dinero que necesitaba para subsistir. Esto empuja a las poblaciones a desplazarse de esas zonas hacia la ciudad, por ende, se pierden las costumbres. A través de mi marca buscó minimizar esta problemática”.
La diseñadora señala que durante el confinamiento han surgido grandes cambios en la industria. “La moda hoy busca regresar a lo esencial. En la actualidad se apuesta más por la calidad que por la cantidad. El slow fashion está tomando fuerza en este sector. Ciertamente, en el fast fashion existe mucha explotación. Con todo lo que se está viviendo el mundo está tratando de disminuir su daño en el medio ambiente. La moda es una de las industrias que más afecta a la naturaleza por el proceso de tinturado y el trabajo que se efectúa en las telas base”.
“Estoy a favor de la moda sostenible. Ahora se entiende que las marcas que están bajo este paraguas no le hacen daño al ecosistema, pero más allá, esta acción involucra más responsabilidad, donde ahora todos pueden entender el origen del producto, cómo fueron hechos y permite conocer el estatus de las manos que confeccionan las prendas”, puntualiza.
Hace algunos años, la sostenibilidad y el trato digno hacia los trabajadores en fábricas textiles no era una prioridad para la moda, pero hubo un suceso que marcó un antes y un después.
Según reseñó el diario El Mundo, en 2013 ocurrió un desastre que dio un giro y un golpe de conciencia a este sector tras el derrumbe de la fábrica textil Rana Plaza (ubicada en Bangladesh), donde fallecieron 1,130 personas.
El mismo artículo sostiene que 5,000 personas ocupaban el edificio, el sitio abastecía a 30 marcas internacionales. Los antecedentes indican que los colaboradores habían denunciado la mala infraestructura del lugar; sin embargo, todo quedó en nada hasta el día que miles de empleados quedaron sepultados.
La diseñadora asegura que poco a poco todo ha ido mejorando y hoy la moda no solo es más consciente con el medio ambiente, sino también con los seres humanos.
En cuanto a la presencia de Taarach en el ámbito nacional e internacional, comenta que es amplia. “Cada pieza está disponible en mi página web. Los precios oscilan entre $60 y $180. Hago los envíos al extranjero a través de DHL. Una realidad es que actualmente para lograr popularidad en la era digital, es esencial estar constantemente en las redes sociales y otras plataformas que permitan exponer el trabajo que se realiza”.
Por otro lado, la creativa reflexiona sobre el panorama de la moda postcovid. “Sé que vendrán muchos atuendos basados en una paleta amplia de colores y siluetas. Se dice que esto es lo que estará en tendencia, y tiene mucho sentido pues tras un periodo de crisis lo que se busca es volver a una etapa de optimismo”.
Con respecto a sus planes a futuro, Gómez resalta que desea expandir la línea hacia la confección de otras prendas. “Mi próximo accesorio va a estar inspirado en Panamá. Aún no tengo fecha de lanzamiento. Una de las cosas que nunca cambiarán en mi marca será la ética y el rescate de las culturas en América Latina”, expone, y agrega que continuará con su programa de responsabilidad social. “One 1 one' consiste en dar almuerzos a los pequeños en las comunidades donde Taarach tiene presencia. En estos momentos, el proyecto aporta a niños ecuatorianos de la zona andina. En un futuro, cuando inicie mis diseños inspirados en la cultura panameña, entonces ese beneficio se trasladará aquí. Mi objetivo es aportar a las comunidades donde nace mi producto”.