Mónica de Chapman: 'Lo que buscamos es que se genere una igualdad de oportunidades tanto para hombres como para mujeres'

Actualizado
  • 12/09/2023 00:00
Creado
  • 12/09/2023 00:00
La presidente de la Asociación de Directoras de Panamá conversa sobre el papel de las mujeres en las juntas directivas, las metas logradas con la Ley 57 de 2017 y su próxima conferencia anual que se celebrará mañana
Mónica de Chapman, presidente de la Asociación de Directoras de Panamá

Con un amplio currículum en administración y una carrera dedicada a la banca y a casas de valores, Mónica García de Paredes de Chapman conoce muy bien el gobierno corporativo y la necesidad de la inclusión en las juntas directivas de empresas, no solo en cuanto a género. Con la intención clara de hacer notar los beneficios de la diversidad y la equidad de género en los más altos cargos de cualquier organización, de Chapman preside la Asociación de Directoras de Panamá, que mañana presentará en su conferencia anual a Úrsula Burns, hija de panameños y primera afroamericana en convertirse en CEO de una empresa de la lista Fortune 500.

Con La Estrella de Panamá, Mónica de Chapman conversa sobre la asociación que preside y los alcances que ha tenido la Ley 56 de 2017 en Panamá.

¿Cuándo surge la Asociación de Directoras y cuáles son sus objetivos principales?

La Asociación de Directoras de Panamá nace como Women Corporate Directors, una asociación a nivel internacional originaria de Estados Unidos con capítulos en diferentes países, que está integrada por mujeres que son parte de juntas directivas operativas, y tiene como finalidad mejorar la efectividad de las juntas directivas a través de la incorporación de más mujeres para lograr una equidad de género a los niveles más altos de los puestos, tanto de empresas del sector privado como del público. Empezamos con un capítulo del WCD en 2014 y en 2019 se toma la decisión de independizarse y así es como nace la Asociación de Directoras de Panamá que toma sus propias decisiones y lo que recolecta de su membresía lo invierte directamente en Panamá.

¿Ha supuesto esto un cambio en sus objetivos?

Sigue siendo el mismo: aumentar la participación de mujeres en juntas directivas y lo hacemos a través de tres ejes principales. El primero y el más importante es la capacitación. Todos los meses tenemos capacitaciones sobre temas relevantes para juntas directivas, como gobierno corporativo; tuvimos una certificación de Sumarse en 2023, hemos tomado muchos cursos sobre la participación de mujeres en juntas directivas. Ahora vamos a ofrecer un taller financiero para nuestras miembros no financieras, ofrecemos cursos de auditoría, de tecnología que ayuden a determinar cuáles son las preguntas que como directoras les tenemos que hacer a los encargados de la seguridad de la información.

¿Cuáles son los otros dos pilares?

Otro de los pilares es la colocación. Trabajamos con las empresas que buscan incorporar mujeres en sus juntas directivas, y no cobramos por ello, ellos nos contactan. Tenemos una base de datos de 193 mujeres; inclusive tenemos en esta base de datos un formulario para que las empresas puedan llenar con toda la información que requerimos para buscar dentro de nuestra base de datos a la mujer profesional más adecuada para la posición que ellos están buscando. Y el tercer pilar es el networking. Hacemos almuerzos y actividades para poder promovernos nosotras entre las mujeres, para que sepamos que una vez que llegamos a posiciones de liderazgo, debemos promover que otras mujeres lleguen a esas posiciones con el fin de cerrar la brecha que hay en temas de equidad de género en nuestro país.

¿Cuáles son esos beneficios específicos de tener esta diversidad en las juntas directivas?

Son muchos. Hay muchísimos estudios que hablan del tema. Por lógica, el 50% de la población mundial somos mujeres; el 50% de la población en Panamá somos mujeres. Es más, en el último censo fuimos el 51%. Las mujeres pensamos diferente que los hombres y es importante en toda junta directiva tener una equidad de pensamiento para tomar las mejores decisiones. Esa es la lógica detrás. Y no solamente tiene que haber equidad de género en las juntas directivas, tiene que haber otro tipo de balances. Si incorporamos gente con diferentes experiencias, podemos aumentar nuestro abanico de experiencias y tomar mejores decisiones.

La lucha por la equidad de género no es un tema nuevo y es una situación que no se circunscribe solamente a Panamá. Pero en cuanto a Panamá, ¿cuáles pudiesen ser esos elementos que afectan en que esto no se pueda hacer con más celeridad?

Yo pensaría que el caso de Panamá se repite en casi todos los países: es un tema cultural. Si nos vamos a varios siglos atrás, vemos que las mujeres antes no podían estudiar, no votaban y había cierta discriminación o sesgo inconsciente. También a la hora de tomar las decisiones de a quien escoger para que forme parte de mi junta directiva, porque las mujeres se decía que teníamos que ser amas de casa y los hombres eran los proveedores del hogar. Eso hace muchos años que no es así, sin embargo, nos ha costado culturalmente acostumbrarnos a que hoy, como se vio demostrado en el censo, un mayor porcentaje de mujeres está cumpliendo los más altos grados de educación, o sea, más mujeres se están educando por más tiempo que los hombres. Lo que tenemos que buscar es talento, y como asociación nosotros lo que buscamos es que se genere una igualdad de oportunidades, tanto para hombres como para mujeres, y se escoja el mejor.

Hay quienes favorecen y quienes están en contra de estas leyes que establecen un mínimo de cuotas de participación. ¿Por qué se torna necesario hacer una obligatoriedad?

En muchos países, inclusive en la Unión Europea, hay una cuota de 40% en todos los países miembros y en otros países se han puesto inclusive más altos. En todos los casos se han dado estas leyes porque se ha considerado que la voluntad, por sí sola, no iba a acelerar el proceso de inclusión de mujeres aunque estadísticamente y científicamente hay muchos estudios que establecen la conveniencia y los beneficios que traen para la empresa, para la sociedad y el país contar con mujeres en juntas directivas. Entonces se inició un proceso de generar ese cambio a través de las cuotas, lo cual, ojalá que no tuviéramos que depender de cuotas, porque, por ejemplo, en la Asociación de Directoras de Panamá nosotros no queremos ser parte de una junta directiva porque alguien quiere cumplir con una ley, sino ser parte de una junta directiva porque tenemos los méritos para hacerlo y tenemos las capacidades, vamos a aportar valor.

¿Qué se ha logrado con respecto a la Ley 56 de 2017?

Esta ley indica que para julio de 2020 todas estas empresas debían contar con un mínimo de 30% de participación de mujeres en sus juntas directivas. Hemos visto un cambio importante y un empuje, porque la ley empezó a regir a partir de 2018 cuando se debía tener el 10%; en 2019, 20%, y en 2020, el 30%. Todos los años, como miembros de la Iniciativa de Paridad de Género y líderes del grupo de trabajo número 4, hacemos un estudio sobre la composición de las juntas directivas de estas empresas, y en 2018 en el sector público había una participación de mujeres en juntas directivas del 14%, y en el sector privado, del 18%. En el caso del sector público pasamos de 14% en 2018 a un 23% en 2021, sin embargo, tuvimos un retraso en 2022 pasando del 23% a un 21%. Mientras que en el sector privado el empuje fue aún más importante, porque el sector privado apenas tenía una participación de mujeres en directivas del 14% versus 18% del sector público, y pasamos entonces del 14% al 22% en 2021 manteniéndose ese 22%. No estamos todavía en el 30%, pero definitivamente ha habido un cambio radical y hemos visto la incorporación –por parte de bancos y aseguradoras– de mujeres en sus juntas directivas.

Qué empresas están contempladas en esta legislación?

Son empresas del sector público, las descentralizadas y las empresas intermediarias que son el Banco Nacional, la Caja de Ahorros, el Banco Hipotecario, el Banco de Desarrollo Agropecuario, la Superintendencia de Bancos de Panamá, la Superintendencia de Valores de Panamá, la Superintendencia de Seguros y Reaseguros, y todos los regulados por estas superintendencias. Esto incluye por el sector privado a los bancos, las aseguradoras, reaseguradoras y casas de valores. En total son 443 empresas y organizaciones que deben cumplir con esta ley. El 92% corresponde al sector privado y solamente el 8% al sector público que, de hecho, solamente son 29 organizaciones.

Su conferencia anual será mañana 13 de septiembre, ¿que temas estarían tratando en esta ocasión?

La vamos a dedicar a la dinámica que debe haber entre un gerente general y su junta directiva, y viceversa. Evidenciamos el potencial, el valor agregado que la junta directiva pueda aportar a las empresas. La conferencia está abierta a hombres y mujeres profesionales que buscan llegar a los niveles más altos dentro de sus empresas y tenemos a una oradora de lujo para esta conferencia. Úrsula Burns es hija de padres panameños que emigraron a Estados Unidos. Ella nació en Nueva York en un hogar humilde, sin embargo, a través de su destacado rendimiento logró graduarse de las mejores universidades en Estados Unidos, entró como pasante en Xerox y llegó a ser la gerente general y luego la presidente de la junta directiva de esta compañía. La conferencia será a las 8:30 de la mañana en el salón Casa Veranda del hotel Sheraton.

¿Qué más nos puede contar sobre la conferencista?

Fue la primera mujer afrodescendiente en convertirse en gerente general de una compañía de la lista del Fortune 500, que son las 500 compañías más importantes en Estados Unidos. Luego de salir de Xerox pasó a Veon Company que es una compañía multinacional de telecomunicaciones, también como CEO, y luego fue presidente de la junta directiva.

Así que quien mejor que Úrsula para compartir con esos gerentes generales, con esos miembros de juntas directivas, en su experiencia qué es lo que mejor le ha funcionado, cómo ha logrado ella esa dinámica, y cómo ha logrado mejores resultados para las empresas en las que ya ha participado. Es un modelo a seguir no solamente para las mujeres, porque ella como mujer rompió todos los techos de cristal, sino para los hombres, de que realmente si uno se esfuerza no importa dónde nací, quiénes son mis padres, de qué color es mi piel o de qué religión soy, se puede lograr llegar a lo más alto posible dentro de una organización.

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