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Marcelina Bautista: 'Centroamérica está rezagada en regulaciones en el trabajo del hogar'
- 01/03/2023 00:00
- 01/03/2023 00:00
Marcelina Bautista (Oaxaca, 1966) ha dicho “no más”; ha dicho “hasta aquí”. Se quitó el uniforme de doméstica sumisa, sin voz, y se puso el suéter de la defensa legítima de la igualdad, de la humanidad. Así es ella, una mujer con temple, cauta y simpática. Su determinación de luchadora social, de activista, de defensora de los derechos de las personas trabajadoras del hogar la han hecho merecedora de estar en la lista de las 100 mujeres inspiradoras e influyentes del mundo de la BBC de Londres. Además, fundó el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar y el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar, primera organización de este tipo en México.
Recuerda que cuando tenía 14 años llegó desde el estado de Oaxaca a ciudad de México para buscar trabajo y ayudar a su familia. Su primer empleo fue de trabajadora del hogar, en el que dice, “no tuvo derechos”. “Muchas mujeres trabajaban hasta 16 horas al día, perciben salarios ínfimos, son intimidadas por sus patronos”, desglosa.
Bautista es de esas mujeres excepcionales que tiene Latinoamérica, por ello hay que contarla. Aquí los ocho minutos de charla con Marcelina Bautista.
Soy del sur de México, de Oaxaca, y pues mis padres son campesinos y han trabajado siempre en el campo. Salí del campo para ir a la ciudad de México a los 14 años y ahí me quedé, no logré regresar. En los pueblos al sur de México hay mucha pobreza y la única manera de sobrevivir es trabajar en el campo; pero cuando llegué a la ciudad el trabajo al que pude acceder fue el trabajo en el hogar. Lo que traigo de mis padres son las ganas de ayudar a la sociedad.
En Oaxaca normalmente la manera de ayudar a la familia es salir a trabajar. Yo era una de las hijas mayores de mis hermanos y mi papá me trajo a la ciudad de México; ahí fue cuando una señora que me contrató para llevarme a casa de sus hijas y limpiar la casa; así me quedé en la ciudad de México. Luego trabajé con otras familias, y hubo un choque cultural. Muchas veces nos pasa a las mujeres cuando cambiamos de un lugar a otro.
Cuando entré a una de las casas, encontré muchas cosas: no me gustaba el trato. En algún momento recuerdo que yo también tenía sueños, sin embargo había mucha desvalorización de las trabajadoras del hogar, porque una tiene que aguantar mucho de las personas que nos contratan. Esa situación no me gustaba y a pesar de que tenía 14 años, me preocupaba mucho, ya que en algún momento también quería salir adelante. Me di cuenta de que no podía pasar toda mi vida sin derechos y tampoco sin un crecimiento personal, por ello empecé a buscar a otras mujeres trabajadoras como yo y luego me encontré que a ninguna la protegían. Fue así como me convencí de defender los derechos de las trabajadoras domésticas.
Primero que nada, porque es un trabajo desvalorizado, que ni las mujeres valoramos, porque siempre estamos diciendo que no trabajamos en la casa. Pero a las personas no les importa porque alguien está haciendo este trabajo que no les gusta, y tienes dinero para pagarlo. Principalmente por eso, pero también porque lo realizan mujeres y el trabajo de las mujeres ha sido siempre infravalorado.
Las mujeres se tienen que adaptar a esa costumbre; por ejemplo, en mi pueblo los hombres pueden hacer lo que quieran, pero muchas mujeres sufren por el machismo y racismo en sus trabajos, sin embargo se han dado avances positivos en el tema.
Llevamos 22 años con mucho esfuerzo y las personas entre más nos veían, más nos ayudaban. Lo que han logrado los movimientos sociales en México o el resto de Centroamérica ha sido restaurar los derechos humanos para las trabajadoras, en países que no tenían nada en comparación con países de Sudamérica que llevan años avanzando. La mayoría de nuestras leyes tienen un apartado especial que indica el avance, y con la voluntad de los patrones y restaurantes registramos que ha avanzado. Recientemente, en octubre del año pasado, las trabajadoras del hogar lograron que se hiciera obligatoria la afiliación al seguro social y para nosotras eso ha sido un avance muy fuerte en México, exactamente en la ciudad de México. Ahora estamos trabajando con distintos estados de la República y contamos con una nueva agenda de construcción por trabajo del hogar, donde queremos implementar una nueva cultura laboral y mejorar las condiciones de vida que nos brindan las personas empleadoras, para que ya no nos vean como una parte de su familia que pueden ayudar, sino como personas trabajadoras con derechos, porque el trato de familia ha debilitado nuestros derechos y por eso la ley no nos reconoce como personas trabajadoras.
Creo que también debe haber un programa o asesoría para las personas migrantes que se dedican al trabajo del hogar, pero la realidad de las personas en los países, eso es mucho peor, no solamente resolver el asunto de sus documentos o de su estancia, también está el problema de que toman cualquier empleo incluso si no hay contratos o derechos humanos y fácilmente se abusa de ellas. Creo que también este programa debe salir del Estado, y aparte debe haber movimientos sociales que trabajen en el tema de manera muy concreta, porque a veces se aplican recursos para temas migratorios, sin embargo no ayudan a las personas que realmente necesitan. En el caso de las trabajadoras del hogar, por ejemplo, en nuestra organización hemos atendido compañeros que han llegado al país, los convencen de que va a ser diferente y cuando están aquí les dicen que ya tienen derechos que tenían en sus países de origen. Dentro de nuestras leyes incluso se ha agregado un artículo para trabajadoras migrantes, lo que también ha sido un logro para nosotras, ya que dentro del Convenio 189 1 de la Organización Internacional del. Trabajo (OIT) –sobre el trabajo decente para las trabajadoras y para los trabajadores domésticos– también se habla sobre el tema de la migración. En el mismo se especifica que las trabajadoras tienen que obtener un contrato con la persona que las lleva a otro país y tienen que conocer sus derechos al firmar el contrato. Hay países como Panamá que todavía no ratifican el Convenio 189, ahí hace falta la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar que han exhortado a los países de Centroamérica a ratificar el convenio porque este permite a estos países modificar sus leyes de trabajo doméstico. En México, por ejemplo, nosotros lo que hicimos fue dar la causa del trabajo a los congresistas y es gracias a este convenio que fue todo posible.
Nuestra organización reclama el derecho a la vivienda para las personas trabajadoras del hogar y también el derecho a la inspección para la implementación de estos derechos en los hogares.
Los países que faltan por avanzar en sus leyes son los de Centroamérica porque los demás países, aunque falta mucho en la implementación de las leyes, la mayoría ha ratificado el Convenio 189. Algunos han empezado a ratificar el Convenio 190 sobre la violencia en estos países en general, pero falta la implementación de los Estados. Es necesario que promuevan un trabajo digno para las personas trabajadoras del hogar, y pues lo que lo que hace falta es el cumplimiento con el derecho a la seguridad social. Pero lo que siento que se queda a medias muchas veces son las estrategias que se adapten a la especificidad del trabajo en el hogar, eso no quiere decir que nosotras tengamos diferentes derechos, sino el trabajo es pues más específico o especial a otro tipo de trabajo que existe.
Hay cosas que no me competen, pero por supuesto le competen al Estado, y lo que hemos aprendido es que debemos trabajar de manera conjunta para llegar a una negociación colectiva. Creo que es importante que cada instancia asuma su rol para poder avanzar para la defensa o la promoción de los derechos de las personas trabajadoras del hogar. Es necesario que el Estado escuche las necesidades de las mismas trabajadoras o los representantes sindicales, y que las personas empleadoras cumplan con lo que establece la ley. En México avanzamos, aunque pasaron muchísimos años para eso porque es un sector invisibilizado y un grupo que poco conoce de sus derechos y las leyes, sin embargo, hicimos un gran avance con la ratificación del Convenio 189, la modificación de la Ley Federal del Trabajo desde el apartado especial en materia de personas trabajadoras del hogar y recientemente se vuelve obligatorio el derecho a la seguridad social.
Somos un movimiento referente para la sociedad mexicana, y para nosotras es muy importante porque es un avance en los derechos humanos laborales de las personas trabajadoras del hogar. Sigo trabajando; en esto falta mucho por hacer, pero también habrá más líderes que están replicando esta experiencia que hemos iniciado y que sobre todo estamos fortaleciendo en México con la creación de una escuela de capacitación profesional y liderazgo de las empleadas del hogar. Recientemente fundamos la primera cooperativa para el desarrollo profesional de las personas trabajadoras del hogar, donde también se va a hacer defensa de los derechos de las trabajadoras del hogar.