Electra Castillo: 'Cuando sueñes algo, ¡despierta!, y comienza a caminar hasta lograrlo'

Actualizado
  • 21/09/2021 00:00
Creado
  • 21/09/2021 00:00
La nueva directora de la Red de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Panamá pide que se visibilice el talento. Relata su historia y conversa sobre la importancia de la cultura
Electra Castillo, la nueva directora de la Red de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Panamá, durante la entrevista con 'La Estrella de Panamá'.

Electra Castillo (Darién, 1964) pinta sus labios de color rojo terracota y toma café a sorbos rápidos antes de que la grabadora y la luz del flash hagan lo suyo. “Qué emoción siento”, sonríe. Es mediodía de un Panamá hermoso, pero caótico en el tráfico. Sin embargo, era el momento perfecto para conversar sobre las artes, la música, la cultura, eso que nos hace libres. Estábamos sobre una tarima en Atlapa, acompañadas de cinco músicos de la Policía Nacional, que fueron nuestros cómplices de tertulia. Afuera un sol punzante y la bulla desenfrenada de las bocinas de los autos; adentro, un compendio de melodías que tocaban el alma. Se imaginará el lector, qué tipo de respuestas pueden surgir con el ritmo de 'El pájaro chogüí', de fondo.

La nueva directora de la Red de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Panamá, que sustituye al músico panameño Dino Nugent, no es una dama común, es una fuerza artística. Es la tercera mujer en la historia en ocupar este cargo. La primera fue Wilma Butcher Monlouis y la segunda Carmen Moral. “Cuando recibí la noticia pensé: los jóvenes no son el futuro, son el ya, el ahora (...) Tenemos que hacer que se enamoren de la música. Aquí estoy para ustedes”, suspira.

Electra tiene el don musical, también lo tiene su hermana. Cuenta que su padre, el músico panameño Alexis Castillo, jamás imaginó que sus dos hijas se inclinarían por lo que él hacía. Quizá pensó que sus cuatro hijos le seguirían sus pasos. Un pensamiento íntimo que cuenta en voz alta y muerta de risa.

Electra muestra que no se le ha subido la gloria a la cabeza. Hay algo que permanece en ella y es su vocación de alegría, de servicio. Cuando conversa siempre se pone del lado de la gente. Con su sola presencia le recuerda a los demás que a este mundo hemos venido un rato, que tenemos derecho a la cultura y que tenemos que apostar por la academia para picar alto.

Conversamos sobre sus retos, sobre impulsos al sector, sobre el conocimiento de la cultura que disfrutamos, sobre sus grandes referentes patrios y sobre la música que nos recupera para salvarnos del tedio. ¿Hay otro poder más grande que ese? Si la música “cambia la vida... cambia la forma de ver el mundo”.

Es usted la nueva directora de la Red de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles del Ministerio de Cultura de Panamá. Me toca preguntarle, ¿cómo se siente ahora con esta responsabilidad?

¡Muchas gracias! Para mí es un honor la verdad, y definitivamente cuando las artes se divulgan es la felicidad para los músicos, para todos los artistas en general. Lo principal es saber y darse cuenta de de que uno está aquí por los jóvenes. Como siempre digo, los jóvenes no son el futuro, son el ya. Los jóvenes y niños captan tantas cosas maravillosas que nosotros podemos dar la oportunidad y darnos a nosotros la oportunidad de que la juventud de ahora sepa música, arte, que se enamore de lo que es la música, que se enamore del canto coral, del canto colectivo...

Me contaba antes de la entrevista, que es la mayor de seis hermanos. Y que a usted y a su hermana les atrajo la música. ¿En qué momento entendió que ese arte debía ser parte de su vida?

Te haré un resumen: mi vida siempre ha sido muy feliz con mi familia. No todos son músicos, pero tenemos esa vena musical. En mi familia siempre hemos tenido la alegría de la música y te comentaré, mi padre ni siquiera sospechaba que nosotras íbamos a ser músicas. Llegué a la Banda Republicana de la mano de un gran amigo, del profesor Juan Castillo, actual solista de la Orquesta Sinfónica Nacional de Panamá, él se acababa de comprar un oboe y yo me enamoré de ese instrumento. Dije: ¡guao! Quiero tocar ese instrumento y él, como quien dice, me sopló al oído que en la Banda Republicana había uno, que él acababa de dejar, y me dije: yo voy para allá. Siempre he sido medio osada, aunque no tengo cara de serlo, pero lo he sido.

Tenía el oboe en sus manos. ¿Qué vino después?

Pienso que la vida es una cuestión de retos; la palabra más fácil es “no puedo, o no quiero” entonces la palabra “no” es fácil, no implica que te comprometas en nada, pero cuando dices: “quiero estar en un coro” te comprometes a estar en ese coro, por ejemplo, “quiero hacer música” y te comprometes contigo misma a hacerlo. La palabra complicada es “sí” cuando “sí quiero, sí voy, sí estoy”.

Eso la ha acompañado durante toda su vida, esa filosofía, digo.

Sí total, siempre mi filosofía ha sido esa, quise ser música y fui detrás de eso, fui detrás de un sueño, y les voy a decir a todos: cuando tú sueñes ser algo, ¡despierta!, y comienza a caminar hasta lograrlo. Vamos a suponer que a lo mejor las cosas no salen como tú quieres en un 100%, pero el sueño hay que comenzar a caminarlo y trabajar por ello.

También me comentaba que cuando comenzó el camino de la música, fracasó en una audición, y que en ese momento un maestro que vio su talento, la llamó y la invitó a formar parte de una orquesta fuera de Panamá.

(Suspira) Es correcto, tuve la suerte de estar un tiempo en Venezuela. Allí tuve una buena experiencia, después de unas audiciones que hice en ciudad de Panamá. Recuerdo el nombre del director venezolano, era de apellido Belmonte, y él me ofreció irme a Venezuela y allí tuve una experiencia muy hermosa, porque Venezuela es realmente cuna de muchos músicos. Cuando regreso a Panamá, seguí en la Banda Republicana, tocaba allí, y en varios colegios, como en el Centro Cultural Chino Panameño y el colegio Saint Mary. Definitivamente fue una maravilla. Conocí entonces el arte de educar, de dar lo poquito que uno sabe a los jóvenes, y cuando ves a los jóvenes desarrollarse, entonces uno dice: ¡guau!, esto es lo que me gusta.

¿El hecho de que haya una sensibilidad social en la música es algo que la ha cautivado?

Así es. Pienso que todos los que tienen algo que aportar sea en al arte, en la danza, en la fotografía, en la música, deben hacerlo. Cuando uno lo aporta, cuando uno lo da, lo regala, lo ofrece, ¡qué satisfacción más bella! Cuando tú ves entonces muchachos que ya están en la carrera musical, es algo extraordinario.

¿En qué nos ayuda el canto coral?

Como seres humanos nos ayuda a muchas cosas. Uno, a ser solidarios. Cantar en un coro es una simbiosis, no lo puedes hacer solo. El coro debe ser más de uno, eso ya ayuda porque cuando oyes a tu compañero que de repente no está cantando bien y tú si te sabes la música, tú te comienzas a acercar y a cantar para que él entonces entone. Realmente en la comunidad coral se empieza a ayudar, se comienza a fortalecer, y lo más importante es que ayuda a que el ser humano tenga una alternativa de vida.

¿Qué tienen de diferente los corazones que dirige? ¿Cómo lograr esa simbiosis?

La música todo lo puede, las artes todo lo pueden; no creo que sea magia ni un secreto misterioso, más bien yo pienso que ellos se dan al arte, se dan a la música y cuando tú te das a ellos, allí es cuando logramos lo maravilloso de un grupo, de una orquesta, de un coro, incluso de un dúo. Allí lo logramos, cuando te regalas la oportunidad de hacer música.

Una directora debe ser líder para tomar la batuta. ¿Qué es para usted un buen liderazgo?

Bueno, yo creo que ser líder es una cuestión de respeto. Cuando tú respetas al ser humano, cuando tú lo valoras, cuando tú haces, cuando tú le demuestras a ellos que yo sé algo que yo creo que a ti te va a servir, entonces el ser humano dice: ¡Enséñame! Allí está el toque del líder, cuando tú estás enseñando y crees realmente que eres la persona capacitada, pero solamente porque tú se lo demuestras; el líder se hace en el camino, no se empuja, el líder está allí para decir que los dos podemos hacer el trabajo, ese es un liderazgo abierto.

¿Qué ha sido lo que más le ha sorprendido cuando llegó al coro y de esos tesoros que pasan desapercibidos?

Estoy maravillada, hay muchos jóvenes y yo voy a perseguir a la prensa para que esos jóvenes tengan una exposición. De canto, no te puedo explicar, lo interesante de esto es que el instrumento del canto está en el cuerpo, no tienes que comprarlo, está allí. Gracias a Dios la red cree en el talento. Hay mucho talento y no solo en la ciudad de Panamá. La red tiene módulos en todo el país y vamos a seguir creciendo. Y queremos que cuando hagan las encuestas internacionales, digan que en Panamá el 60% de los niños tocan un instrumento. También tengo mucha suerte de tener muy buenos profesores.

¿Cómo ve la llegada de las mujeres a la dirección?

Eh... Se han logrado espacios, porque la mayoría son hombres. Pero las mujeres nos estamos abriendo camino y eso es lo importante. Y sobre todo en los estudios, en capacitación y en demostrar que la mujer tiene un poder de liderazgo igual que el nombre.

Imaginemos que Panamá es una orquesta... ¿cómo se consigue la sinergia entre el director y los coritas?

No voy a decir que la directora debe ser mujer porque no quiero sonar feminista, pero sí estoy convencida de que el arte es el camino. Yo me atrevería a decir que no solo el arte, también el deporte.

Aunque el momento no da para pensar en cosas tristes, ¿cómo quisiera que la gente la recordase cuando ya no esté?

Me gustaría que me recordaran como soy. Con mis brazos abiertos. Que supieran que siempre estoy dispuesta a escuchar. El que escucha y escucha se equivoca menos.

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí, Cantando está, mirando allá... Llorando y volando se alejó... (canta.)

¡Qué bonito canta!

Ay, ¡muchas gracias!

¿Cómo se aprende a cantar como Electra Castillo?

(Ríe cantando )Hay excelentes maestros de canto en Panamá. Hay voces privilegiadas en este país, porque el canto es una de las ramificaciones más bellas del arte y es el instrumento que tenemos dentro de nosotros.

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