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Daniela Álvarez: 'Conocí el dolor en su máxima expresión y ya no le temo a nada'
- 24/10/2023 00:00
- 24/10/2023 00:00
Daniela Álvarez (Barranquilla, 1988) llega a la tarima del Empowoman 2023 con un vestido negro que deja ver su pierna derecha. Cuando se sienta, el vestido se abre y descubre la prótesis que reemplaza parte de su pierna izquierda. Lleva el cabello rubio con ondas y está maquillada como la reina de belleza que es –en 2011 se convirtió en Señorita Colombia y en 2012 representó a su país en el Miss Universo–. Visita Panamá para contar su testimonio a través de la charla 'El milagro de la vida'.
En mayo de 2020, la modelo fue ingresada a quirófano para que le extrajeran una masa que tenía delante de las costillas. Durante la operación, los médicos notaron que la masa estaba pegada a la arteria aorta. Al tocar la arteria se obstruyó y no permitía que la sangre circulara hacia su pierna izquierda, lo que la dejó inmovilizada. Fue sometida a varias operaciones, pero ninguna le devolvió la movilidad. Ante sus ganas de seguir bailando, caminando y haciendo sus actividades; decidió que la amputaran y utilizar una prótesis.
Recibe a La Estrella de Panamá en el hotel donde se hospeda. Conversa de su infancia, la valentía que heredó de su padre y lo culta que la hizo su madre. Habla de sus tres carreras, sus trabajos actuales, lo difícil que fue para ella volver a su vida luego de la amputación, y comparte cuáles son los sueños que tiene por cumplir.
Siempre fui una niña alegre. Fui una súper bailarina porque tenía las piernas largas. Era de las más altas del curso y me destacaba en atletismo. Competía en natación. En mi tiempo libre montaba patines y bicicleta. Siempre con varones, porque era rápida y un poco tosca. Una de las cosas que más me caracteriza es que me encanta la adrenalina.
En el colegio era súper nerd. Si había exámenes al día siguiente, me quedaba estudiando hasta las 3:00 de la mañana. Estudié tres carreras: soy comunicadora social, tengo una especialidad en desarrollo organizacional y procesos humanos, y además tengo una maestría en relaciones internacionales.
Todo lo que me propuse, gracias a Dios, lo logré. Rescato que esa niña fue muy feliz, alegre, bailarina y deportista. No he dejado de serlo. Mi hermano dice que soy más feliz ahora que antes, creo que es por mi actitud positiva que no he perdido.
Me gustaban los animales. Decía que sería bióloga marina o veterinaria. A medida que fui creciendo me di cuenta de que tenía habilidades para presentar, nunca me daba pena hablar. Así que pensé: 'Hay que aprovechar mis talentos' y decidí estudiar comunicación social. Soñaba con eso, pero también con ser reina.
Cuando llegaba el 11 de noviembre en Cartagena era una fecha tradicional para ver el concurso [Señorita Colombia]. Así que soñaba con que algún día sería la elegida. Fue uno de mis grandes sueños. La vida fue increíble conmigo. Esa niña de las piernas largas creció, alcanzó una estatura adecuada (1,73 metro); lo tenía tan arraigado en mi mente, que lo logré.
En mi operación sobreviví gracias al deporte, ya que mis pulmones y mi corazón estaban preparados para soportar una cirugía tan larga, en la que tuve muchos inconvenientes. Hoy ya no puedo hacer lo mismo, pero trato de hacer lo que puedo en el gimnasio. He cambiado el deporte extremo por un enfoque más centrado en aparatología y pesas; afortunadamente, mi prótesis me lo permite. Puedo utilizar todas las pesas del gimnasio y modificarlas según mis necesidades.
De mi padre, que soy súper chistosa, que soy súper payasa. De mi madre, el quererme proyectar, el tener sueños y metas, que soy ambiciosa en el buen sentido de la palabra. Soy educada, trato de comer bien. Ella se esforzó por inculcarme modales. Me inscribió en cuanto curso había de caligrafía, etiqueta y protocolo. Soñaba con tener una hija reina. Estudié violín durante siete años.
Mis días son una locura. Del mes, siete días vivo en mi casa, y los demás, viajando. Cuando estoy en casa, al levantarme, lo primero que hago es abrir la puerta para que entren mis dos perros. Después voy al gimnasio, necesito mantener mi cuerpo fuerte para poder llevar la prótesis que pesa 6 kilos. Eso requiere que mi cadera, rodilla y pierna derecha estén en su lugar.
Digo que tengo cinco trabajos. Mis rutinas de ejercicio. Las charlas de mi testimonio. Mi empresa de ropa y accesorios. Dos boutiques en Colombia, diseño la ropa y los accesorios. Mis redes sociales. Soy novia (risas). Debo distribuirme entre muchas cosas para tener una vida bonita y estable.
La fuerza viene de Dios. Tengo a Dios como lo primero en mi vida. La gente dice: 'cómo una persona pierde una pierna y vuelve a sonreír tan rápido', eso es gracias a Dios. Alimento mi espíritu a través de la fe, de mis lecturas, veo charlas en Youtube que nutran mi estado emocional. Creo en el crecimiento personal y en las herramientas que existen para que uno pueda aprender a gestionar sus emociones.
Lo duro no fue solamente mi cirugía y haber luchado por mi vida y salir del hospital. Cuando llegué a casa vino la parte más difícil: llegar empujada en una silla de ruedas. Fue duro entender que tocaba aprender todo otra vez, volver a levantarme, bañarme... Todo era un renacer y era difícil.
He pasado por muchas dificultades, el año pasado estuve seis meses en silla de ruedas porque se me hizo una úlcera de presión en el pie derecho. He tenido que pasar por muchas circunstancias, a tal punto que puedo decir que lo difícil me gusta. Cuando uno aprende a vivir de una manera difícil, cuando llegan problemas ya se vuelven más fáciles.
¿A qué le temo? ¡Uy no, a nada! No le tengo miedo a nada. Mi papá de alguna manera me dio algo de eso. Tuve miedo cuando me dijeron que perdería mi pierna. Era demasiado. Luego me la quitaron y ya sé lo que es. Conocí el dolor en su máxima expresión. Ya no tengo miedo ni a morirme, porque tuve unos momentos muy lindos en la UCI, sé que cuando uno se muere vienen cosas espectaculares, viene lo mejor de todo. Lo difícil no es morir, lo difícil es vivir.
Uno no debe soñar con las comodidades, lo superficial. Realmente lo que vale la pena es ser personas capaces de sacrificar, caer y volvernos a levantar; de nunca rendirnos, amargarnos, sentirnos incapaces. A veces los tropiezos se convierten en oportunidades.
Desde que gané Señorita Colombia quise crear una fundación, pero no sabía de qué. Perdí la pierna y lo supe. Tenía que ayudar a personas que no pueden caminar y necesitan una prótesis. El trabajo en la fundación es difícil, no recibimos ropa ni alimentos, sino tenemos que conseguir dinero porque las prótesis son específicas para cada persona. Una prótesis no baja de entre $15 millones y 40 millones de pesos colombianos ($3.000 y $9.000). Es gratificante lograrlo.
¡Muchos! Casarme, tener hijos. Desde que tengo siete años ese ha sido mi sueño. Quiero sentir cómo es una mamá, cómo lo hace, cómo se siente. Le pido a Dios que me dé esa oportunidad de tener dos hijos. Es un sueño que comparto con mi novio, tener un hogar, un lugar único y muy especial.
Dios me dio un propósito muy hermoso y significativo, que es contar mi testimonio de vida. Paso de un país a otro dando mi charla llamada 'El milagro de la vida', con la que busco motivar a todas las personas a luchar, a ser resilientes, pero, sobre todo, a comprender que el milagro de ellos es que respiran.