- 02/01/2025 00:00
- 01/01/2025 15:02
A pesar de que las temperaturas globales incrementaron y se intensifcaron los fenómenos meteorológicos extremos, el 2024 dejó algunos avances en relación a la protección del medio ambiente.
Desde el fin del carbón en Reino Unido, el aumento global de la energía verde, protecciones oceánicas, esfuerzos liderados por indígenas, hasta los bajos niveles de deforestación en la Amazonía, marcaron la agenda de noticias positivas.
Fue un hecho significativo porque Reino Unido fue el pionero en el uso de carbón para generar energía, utilizó este combustible fósil como el motor principal de la revolución industrial que allí comenzó.
El pasado 30 de septiembre, las turbinas de la central eléctrica de Ratcliffe-on-Soar, ubicada en Nottinghamshire, se apagaron definitivamente, y sus chimeneas dejaron de emitir humo.
Según reseña el diario La Nación, el lugar ahora será sometido a un proceso de desmantelamiento y demolición que se extenderá por dos años. Aunque aún no se ha definido su futuro, una de las propuestas es transformarlo en un almacén de baterías.
Algo similar ya ocurrió en West Yorkshire, en la desmantelada central eléctrica de Ferrybridge C, que ahora cuenta con una capacidad de almacenamiento de 150 MW, suficiente para abastecer a 250,000 hogares.
En el contexto actual, donde los países buscan descarbonizar sus economías de manera acelerada, muchas antiguas centrales de combustibles fósiles están demostrando ser sitios ideales para instalar baterías industriales.
Las fuentes de energía renovable están experimentando un rápido crecimiento global.
En Estados Unidos, la generación de energía eólica alcanzó un récord histórico en abril, superando a la generada por el carbón.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) prevé que, entre 2024 y 2030, se añadan 5.500 GW de capacidad de energía renovable en todo el mundo, lo que implicaría un aumento de 2,7 veces en comparación con la capacidad global de 2022.
Sin embargo, esta cifra queda ligeramente por debajo del objetivo establecido por la ONU, que busca triplicar la capacidad renovable para 2030. Para finales de esta década, se estima que las fuentes renovables proporcionen casi la mitad de la electricidad mundial.
China se destaca como el principal motor de este crecimiento. Según la AIE, se espera que el país represente al menos la mitad de la capacidad acumulada de energía renovable del mundo para 2030.
En 2021, Ecuador marcó un hito histórico al dictaminar que la minería en el bosque nuboso de Los Cedros infringía los derechos de la naturaleza.
Otro fallo en el país declaró que la contaminación violaba los derechos del río Machángara, que atraviesa la capital, Quito. Este año, un informe destacó que estas decisiones legales pueden ser clave para proteger ecosistemas en peligro.
En 2024, más espacios naturales alrededor del mundo adquirieron personalidad jurídica. En Nueva Zelanda, los picos del Parque Nacional Egmont, rebautizados como Te Papakura o Taranaki, fueron reconocidos como montañas ancestrales y otorgados el estatus de persona jurídica bajo el nombre Te Kāhui Tupua.
En Brasil, una parte del océano obtuvo personalidad jurídica: la ciudad costera de Linhares declaró a sus olas como seres vivos, reconociéndoles derechos como la existencia, regeneración y restauración.
Mientras tanto, un nuevo tratado firmado por líderes indígenas del Pacífico otorgó a las ballenas y delfines el estatus de “personas jurídicas”.
Las Azores han establecido una nueva área marina protegida (AMP) en el Atlántico Norte, que será la más grande de la región al abarcar el 30% del mar que rodea este archipiélago portugués.
De los 287,000 km² que conforman la AMP, la mitad estará “totalmente protegida”, lo que significa que no se permitirá la pesca ni la extracción de recursos naturales. La otra mitad estará designada como “altamente protegida”, con estrictas regulaciones para garantizar la conservación.
Este ecosistema marino incluye nueve fuentes hidrotermales, 28 especies de mamíferos marinos y 560 especies de peces, entre otras formas de vida marina.
En 2024, la deforestación en la Amazonía brasileña cayó a su nivel más bajo en casi una década, con una reducción de más del 30% en los 12 meses previos a julio, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil.
Durante este periodo, se destruyeron aproximadamente 6,288 kilómetros cuadrados de selva tropical, un área más grande que el estado de Delaware, en Estados Unidos. Aunque esta cifra sigue siendo significativa, representa la pérdida anual más baja desde 2015.
Esta disminución ocurrió a pesar de un aumento drástico en los incendios forestales, que crecieron casi 18 veces durante el mismo período debido a una sequía histórica.
Un análisis global de iniciativas de conservación realizado en 2024 concluyó que, en la mayoría de los casos, estas medidas son efectivas para frenar o revertir la pérdida de biodiversidad.
La revisión, que incluyó 665 ensayos de conservación en todo el mundo, reveló efectos positivos en dos de cada tres casos.
Un ejemplo destacado es la Iniciativa de Conservación Altyn Dala en Kazajstán, que salvó de la extinción al antílope saiga, una especie críticamente amenazada en la Estepa Dorada. En 2003, la población de saigas había disminuido a solo 20,000 ejemplares. Gracias al monitoreo científico, la restauración de hábitats y otras medidas, la población alcanzó 2.86 millones en 2024.
Los esfuerzos indígenas restauran ecosistemas
En 2024, los esfuerzos liderados por la tribu Yurok en California lograron la restauración del salmón en el río Klamath tras un siglo de ausencia.
La histórica eliminación de cuatro represas, la mayor iniciativa de este tipo en Estados Unidos, permitió que el salmón regresara a los tramos superiores del río. Aunque se esperaba que los peces tardaran meses en llegar, en octubre los biólogos confirmaron su presencia en las aguas de Oregón.
Barry McCovey, biólogo de la tribu Yurok, destacó el sorprendente retorno del salmón: “Han superado todas las expectativas”.
Paralelamente, la tribu Yurok continuó con su programa de reintroducción del cóndor de California. Desde 2008, han liberado 18 cóndores en su territorio, un esfuerzo que refleja el éxito de su compromiso con la conservación.