La histórica llegada de los embajadores japoneses a Panamá en 1860

Actualizado
  • 19/02/2024 13:40
Creado
  • 19/02/2024 13:34
La Misión Diplomática japonesa o Embajada, como también se le llamaba, estaba compuesta por 72 miembros

El miércoles 25 de abril de 1860 marcó un acontecimiento que dejaría registrado para la historia el primer encuentro entre panameños y japoneses con la llegada a Panamá del vapor USS Powhatan que traía a bordo una representación diplomática de Japón que viajaba con destino a Washington D.C. con el objetivo de ratificar el nuevo tratado de amistad, comercio y navegación entre Japón y Estados Unidos.

Era la primera vez que Japón enviaba una Misión Oficial diplomática a Occidente. Este viaje no solo representaba un acto diplomático de importancia histórica, sino que también se convirtió en una narrativa fascinante que ocupó titulares en los principales diarios de Estados Unidos y el mundo. En Panamá, la llegada de la misión japonesa generó una gran expectativa y anticipación.

La llegada del USS Powhatan a Panamá tenía como objetivo principal desembarcar a la comitiva japonesa en la ciudad de Panamá, desde donde emprenderían el cruce del istmo hasta la ciudad de Colón (conocida como Aspinwall para los norteamericanos) a bordo del Ferrocarril inaugurado cinco años antes, el 28 de enero de 1855. Una vez en Colón o Aspinwall, la comitiva abordaría la fragata USS Roanoke, que había estado esperando durante un año, para continuar su viaje hacia su destino final en Washington, D.C.

La Misión Diplomática japonesa o Embajada, como también se le llamaba, estaba compuesta por 72 miembros. Habían partido de Japón el 22 de febrero de 1860 con destino a San Francisco, California donde arribaron el 29 de marzo luego de hacer escala en Honolulu. La travesía a través del océano Pacífico la hicieron a bordo del USS Powhatan que había sido especialmente acondiciona y estaba bajo el mando del capitán Geo. F. Pearson y el comodoro Josiah Tatnall. Eran viajes muy peligrosos por las tormentas que enfrentaban y los prolongados días de navegación. En 1860, no existía comunicación telegráfica directa entre Japón, San Francisco y Panamá. Fue casi medio siglo después cuando se instalaron cables submarinos telegráficos y Marconi desarrolló la transmisión inalámbrica. En ese tiempo, los mensajes entre la costa este y oeste de Estados Unidos y Panamá se transmitían a través de barcos que llevaban correo o mensajeros.

Por lo anterior, USS Powhatan al zarpar de Japón con destino a San Francisco, fue precedido por el vapor japones Kanrin Maru que llegó a San Francisco dos semanas antes, mientras el Powhatan permanecía en Honolulu, para anunciar y coordinar la llegada de los representantes diplomáticos japoneses en San Francisco.

De igual manera, mientras el USS Powhatan permaneció en San Francisco por dos semanas donde los Embajadores japoneses atendieron diversas recepciones, el Capitán Taylor, quien había acompañado a la comitiva japonesa desde Japón hasta San Francisco, tomó el vapor Golden Age de la Pacific Mail Company y se dirigió a Panamá con el fin de coordinar los arreglos del paso de la comitiva japonesa a través del Istmo y comunicarle las autoridades panameñas y del ferrocarril que la USS Powhatan partiría de San Francisco el día 7 de abril y tomaría alrededor 18 días en llegar a Panamá.

En 1860, Panamá era una pequeña ciudad con alrededor de 10 mil habitantes, distribuidos principalmente en lo que hoy conocemos como San Felipe y en los arrabales como Santa Ana. En ese entonces, Panamá formaba parte del Estado Federal de la Confederación Granadina, como se llamaba Colombia desde 1858 hasta 1863. Este periodo coincidía con la fiebre del oro, que marcaba una época de gran actividad económica.

Los puertos de Panamá y Colón estaban especialmente activos debido al movimiento constante de carga y pasajeros del ferrocarril. Como resultado, ambas bahías estaban repletas de barcos procedentes de Estados Unidos, Inglaterra y otros países. Afortunadamente, para abril de 1860, Panamá no estaba envuelta en conflictos armados, algo bastante común en esa época, especialmente entre los liberales y conservadores.

La fragata USS Powhatan fue avistada entrando al puerto de Panamá en la mañana del día 25 de abril de 1860. Esto desató una oleada de emoción tanto en tierra como entre las tripulaciones de los barcos de guerra estadounidenses y otras embarcaciones ancladas en el puerto. El ingreso del USS Powhatan al puerto fue majestuoso con la bandera japonesa ondeando en el mástil mayor y la de Estados Unidos en la popa.

Inmediatamente, la fragata USS Powhatan fue recibida con un saludo oficial de diecisiete salvas de cañonazos. Los barcos de guerra estadounidenses USS Lancaster y USS Saranac, junto con otras embarcaciones presentes en el puerto, lucían decoraciones festivas y exhibían la bandera japonesa como señal de bienvenida. Además, el vapor Golden Age estaba adornado con las banderas de casi todas las naciones.

Una vez anclada la Powhatan, el Capitán William H. Gardner de la fragata Raonoke y el Capitán A. S. Taylor de la Guardia Marítima de los Estados Unidos se dirigieron a bordo para dar la bienvenida a los distinguidos visitantes. Los embajadores japoneses expresaron su alegría al reencontrarse con el Capitán Taylor, quien los había acompañado durante su viaje desde Japón hasta San Francisco y era el único familiarizado con el carácter japonés, luego de haber compartido un tiempo considerable entre ellos.

En 1860, Japón contaba con una población de 30 millones de habitantes y estaba gobernado por el shogunato Tokugawa desde el siglo XVII. Este régimen había implementado una política de aislamiento que mantuvo a Japón relativamente desconocido para el mundo exterior, prohibiendo los viajes al extranjero para los japoneses y la entrada de extranjeros al país, con algunas excepciones controladas. Bajo este sistema, el poder político estaba concentrado en el shogun, quien era el líder militar supremo, mientras que el papel del emperador era principalmente ceremonial y simbólico.

El viaje de la Misión Diplomática japonesa de 1860 marcó el inicio de una importante transformación en Japón, con el país abriéndose al mundo exterior y adoptando reformas significativas en su gobierno, economía y sociedad. En 1867, el shogunato fue abolido y comenzó la Restauración Meiji, un periodo durante el cual el Emperador asumió la autoridad suprema en todos los asuntos internos y externos del país.

En 1860, Estados Unidos tenía una población de 31 millones de habitantes. Como país en expansión, buscaba consolidar su posición geopolítica en la región de Asia. Las relaciones comerciales y diplomáticas eran de suma importancia para Estados Unidos, especialmente debido a la ubicación estratégica de Japón y el significativo potencial económico que representaba.

La Misión o Embajada japonesa estaba integrada por dos (2) embajadores principales, quienes ostentaban el rango más alto dentro de la nobleza del imperio, y dos (2) asociados que también tenían un rango noble similar. Estos cuatro embajadores formaban parte del Consejo del Emperador. Además, la comitiva incluía 16 oficiales, entre ellos inspectores, intérpretes, dibujantes y médicos, además de 53 sirvientes.

Durante el miércoles 25 de abril de 1860, tras su arribo al puerto de Panamá, se llevó a cabo el desembarque del equipaje, entre el cual destacaba la preciada “Caja del Tratado”. Este cofre contenía el tratado destinado a ser presentado al presidente de Estados Unidos, James Buchanan, y era portado por los comisionados japoneses. La caja era un objeto de especial atención y su custodia representaba una de las principales responsabilidades asignadas a uno de los oficiales a bordo.

Los embajadores japoneses llevaban consigo quince (15) cajas de obsequios para el presidente Buchanan, como muestra de cortesía y respeto diplomático. E presidente Buchanan fue sucedido por Abraham Lincoln el 4 de marzo de 1861, quien lideró a los Estados Unidos durante la guerra de Secesión.

Además, la Misión japonesa portaba una copia del tratado original en japonés, destinada a ser firmada por el presidente Buchanan como parte del proceso oficial de ratificación y acuerdo entre ambas naciones. Este cuidadoso y significativo gesto resaltaba la importancia y la seriedad con la que se llevaba a cabo esta misión diplomática entre Japón y Estados Unidos en ese momento histórico.

Continuando con la historia de Panamá, a primera hora de la mañana siguiente, jueves 26 de abril de 1860, los embajadores y su comitiva fueron trasladados en el remolcador Taboga del puerto, que entonces estaba ubicado en la isla de Naos, hasta el muelle ubicado en Playa Prieta (actual área del Mercado del Marisco) donde también estaba la estación del tren, afuera de los muros de la ciudad en la Ciénaga.

Este emocionante traslado se hizo en menos de una hora y estuvo acompañado de la música de una banda interpretando melodías, seguido por salvas de cañonazos que resonaron en todo el puerto y la ciudad. Los barcos en la bahia, engalanados con las banderas de Japón y Estados Unidos, ofrecieron un espectáculo visual encantador.

Los miembros de la misión diplomática de Japón fueron recibidos con honores en la estación del Ferrocarril de Panamá por las autoridades locales y los representantes diplomáticos residentes en Panamá. Este momento marcó el primer encuentro oficial entre panameños y japoneses.

Tras un emotivo intercambio de saludos de los la comitiva japonesa con las autoridades panameñas, presentadas por el Capitán Taylor, los embajadores fueron escoltados por una imponente guardia de honor formada por soldados del ejército de la Nueva Granada hasta los vagones del tren, marcando así el inicio de su viaje hacia Aspinwall. El viaje hasta Aspinwal tomaba cerca de 4 horas.

En total, ocuparon 5 vagones de pasajeros, sumando unas doscientas personas. El tren en el que viajaban estaba decorado con las banderas de la Nueva Granada, Estados Unidos y Japón. El tren especial partió de Panamá a las 7:55. En una hora arribaron a la estación de San Pablo, ubicada a unos 38 kilómetros de distancia. Allí, la delegación japonesa fue recibida con un almuerzo especial, donde se unieron autoridades locales y dignatarios en un festivo banquete para celebrar su paso por la región.

Los agentes de la compañía del ferrocarril habían organizado meticulosamente el banquete, ofreciendo una selección de exquisitos platos y bebidas para los invitados especiales. Se sirvieron deliciosos platos como arroz, té, pescado y vegetales especialmente preparados para los gustos japoneses, mientras que el brindis se realizó con champaña, añadiendo un toque de elegancia a la ocasión.

Entre los presentes en el almuerzo se hallaban el Gobernador de Panamá, José de Obaldía; el Secretario de Estado, Mariano Arosemena; el Intendente General, Manuel José Hurtado; el Capitán William H. Gardner de la fragata Raonoke; el Capitán A. S. Taylor de la Guardia Marítima de los Estados Unidos; el Superintendente del Ferrocarril, Coronel Totton; el cónsul de Estados Unidos, A. B. Cornwine; el cónsul de Inglaterra, C. F. Bidwell, además de otros cónsules y destacadas personalidades residentes en Panamá.

Fue llamativo y pintoresco que mientras permanecían en la estación de San Pablo, algunos de los artistas japoneses que integraban la delegación se dedicaron a plasmar en dibujos todo lo que capturaba su atención, desde los trenes y la estación hasta los pájaros y los árboles que les rodeaban. Al reanudar su viaje, la delegación japonesa expresó su alegría y agradecimiento aplaudiendo efusivamente por todas las atenciones recibidas.

Al llegar a Aspinwall, los botes del vapor Roanoke los aguardaban para trasladarlos al buque. Como en el Roanoke desconocían el himno de Japón, interpretaron “Hail Columbia” como parte de la recepción para los japoneses. El buque Roanoke era sumamente lujoso y había permanecido en Aspinwall durante 10 meses aguardando la llegada de los japoneses. El barco zarpó el 26 hacia Portobelo para buscar agua y luego el 27 para Nueva York.

El 30 de junio de 1860, tras seis semanas en los Estados Unidos, los delegados japoneses emprendieron el retorno a Japón siguiendo una ruta diferente y a bordo del USS Niagara. Cruzaron los océanos Atlántico e Índico y llegaron a Porto Grande, islas de Cabo Verde en África, el 16 de julio. Durante la travesía recalaron en los puertos de Sao Paulo de Loande (actual Luanda), Angola; Batavia (actual Yakarta), Java; y Hong Kong, entre otros. La fragata USS Niagara llegó a la bahía de Tokio el 8 de noviembre, donde sus pasajeros, desembarcaron tras haber circunnavegado el planeta.

Este importante evento histórico quedó grabado en la memoria de Panamá, que actuó como testigo privilegiado de esta significativa interacción diplomática. Este encuentro entre culturas distantes y la firma de un tratado de amistad y comercio marcaron un hito en la historia mundial y reflejaron la creciente interconexión y globalización en el siglo XIX.

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