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- 10/06/2019 21:30
- 10/06/2019 21:30
Lentejuelas, bailarines, piano de cola, un palacio iluminado como si fuera un cuento de hadas y, sobretodo, la poderosa voz de Mariah Carey han convertido la noche de este lunes en un lujo para el publico del espectáculo que ha ofrecido la diva en los Jardines de Pedralbes de Barcelona.
Un lujo caro, porque las entradas valían entre 140 y 300 euros, pero que ha valido la pena a juzgar por las caras de alegría de las 2.300 personas presentes en el único concierto en España de la gira "Caution World" y el primero en Barcelona de la larga carrera de la norteamericana.
"Hola Barcelona, estoy muy contenta de estar aquí por primera vez", ha dicho Carey, demostrando que, aunque el repertorio cambie muy poco en cada una de las paradas de la gira, ella sabe muy bien donde está cada noche.
Esta noche ha estado en el elegante escenario de los Jardines de Pedralbes, donde cada verano instalan gradas frente al palacio del mismo nombre y lo convierten en el fondo escenográfico de una serie de recitales bajo las estrellas que reúnen a un público variado, aunque principalmente espectadores maduros con poder adquisitivo.
El de hoy ha sido un concierto de gala, por lo excepcional de ver a Carey en Barcelona y, además, poderlo hacer en un escenario que permite proximidad.
Pero también por la poderosa presencia de la cantante, que ha repasado sus grandes éxitos alternados con algunas canciones de su nuevo disco, derrochando capacidad vocal y saber estar sobre el escenario.
También ha sido derrochadora en lo que ha vestuario se refiere y se ha cambiado de ropa cinco veces: desde el vestido corto de lentejuelas doradas, al vestido largo de lentejuelas azules, pasando por un maillot que le ha permite lucir piernas y un traje negro con luz propia que marca curvas cambiando de color.
Pero el momento cumbre ha llegado al final, cuando se ha disfrazado de princesa con un vestido largo de color rosa y ha interpretado "Hero".
El concierto había empezado una hora y veinte minutos antes, con 25 minutos de retraso, y toda la banda (cinco músicos y tres coristas) anunciando musicalmente la entrada triunfal de la reina.
El público en pie ha recibido a Carey que ha empezado la noche cantando "A no no", de su último disco "Caution", rodeada por cuatro bailarines con pantalones ajustados, chalecos brillantes y el pecho al descubierto, luciendo cuerpo y capacidades acrobáticas.
El concierto ha seguido con un claro tono de celebración y muchos temas bailables, como "Dreamlover" y "You don't know what to do", en los que ha hecho memorables exhibiciones de capacidad vocal.
Los ritmos de discoteca de los años 90 han dominado la noche, pero también ha habido momentos de carne de gallina, baladas y temas emotivos.
Entre estos últimos "Anytime you need a friend", "Caution" y "My all", que ha empezado cantado en español pero rápidamente ha seguido en inglés.
Simpática, Carey ha hablado de las canciones, ha presentado el nuevo disco, ha firmado carátulas a los afortunados de la primera fila y se ha movido de lado a lado del escenario sonriendo a todos.
El momento 'disco' álgido ha llegado con la versión de "Last night a dj saved my life" y el superemotivo en los bises, con la canción que ha cerrado el concierto: la eterna "I can't live", con el público definitivamente en pie, en un concierto en el que han sobrado las sillas.