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- 28/01/2024 00:00
- 27/01/2024 09:41
La cervecería artesanal ha dejado de ser una desconocida para ganarse un espacio en el mercado cervecero panameño. Uno que, si bien no es masivo, ha logrado fidelidad.
Este año se celebra la décima edición del Microbrew Fest aunque el primero se llevó a cabo 12 años atrás. “Por dos años tuvimos que hacer una pausa por los temas de covid, pero ya hemos alcanzado la décima edición y en estos años tanto el festival como la industria han tenido un crecimiento lineal”, asegura Teodoro Fábrega, socio del Microbrew Fest.
En la primera edición, recuerda Fábrega, había tres cervecerías locales participando y este año que ya tenemos 38 puestos con 30 cervecerías participando y cada año siempre ha ido creciendo ese número. La industria definitivamente ha ido creciendo de la mano con el festival, los dos hemos ido creciendo al mismo ritmo, y nuestra idea es hacer lo posible para apoyar a la industria para que siga creciendo. Mientras más cervecerías haya, mejor para nosotros y mejor para el público”, afirma.
El Microbrew Fest funciona como una plataforma “para llevar la cultura de la cerveza artesanal al público y también darle el apoyo a los productores para que puedan exponer sus productos y salga a relucir lo que ellos hacen en un público más amplio que no, necesariamente está yendo al festival porque ya conocen los productos o porque tienen algún interés, sino también por el tema social”, comenta Fábrega. El ambiente relajado, la música y las cervezas, acompañadas de diversas opciones de comida, lleva a un público que “no necesariamente es allegado a la industria, pero terminan siendo clientes potenciales para todas estas cervecerías”.
A nivel informal, la retroalimentación que se tiene de las cervecerías es un incremento del consumo tanto en días previos al festival, como en días posteriores. Conocen el producto, visitan el bar, y se genera todo un movimiento.
A lo largo de estos años, han acompañado al festival algunas actividades de formación como seminarios y clases maestras y así como actividades comerciales como exposición de equipo e incluso el concurso El Barrilito de Oro, que premia a las cervezas participantes. Sin embargo, este año se tomó la decisión de enfocar las actividades en el evento principal.
“Son todos temas que vamos a retomar. Estamos haciendo lo posible para retomarlos el próximo año porque al final, la industria ha sido bien golpeada; estos últimos tres años han sido bien complicados. Fue bien difícil armar la versión del festival el año pasado y el año que acaba de terminar tuvo sus complejidades a nivel nacional. Nuestro enfoque ha dio mantenernos en dos días de festival y apoyar a toda la industria que estaba un poco golpeada, ayudarlos para que todos pudieran participar y estuvieran incluidos, así que tuvimos que invertimos todos nuestros recursos y esfuerzos en eso”, destaca el organizador. “Esperamos el próximo año volver a incluir las demás actividades alrededor del evento porque son muy importantes para la industria. Es algo que el cliente final, la gente que va al festival no lo ve, pero es algo que internamente para la industria es muy importante”, agrega.
El término artesanal se asocia con productos hechos de forma básica, rudimentaria, pero la realidad es que las cervecerías “son empresas hechas y derechas que tienen sus maquinarias, que requieren de una inversión inicial relativamente alta y que elabora un producto de bajos márgenes de ganancia. “Es una industria difícil, requiere de mucho sacrificio porque hay que invertir en maquinaria y en materia prima. La única materia prima que con la que contamos localmente es el agua”, sostiene.
Tanto levaduras como la cebada malteada y el lúpulo deben ser importados. Y gracias a eventos como el festival, proveedores tanto de equipo como de materia prima se han hecho conocidos. “Los pequeños cerveceros ya no tienen que tomarse el riesgo de tener que importar grandes cantidades; ya pueden comenzar haciendo pasos más pequeños, de una forma más segura. En Panamá ya hay empresas que venden maquinaria”, señala Fábrega.
Y esto hace que la curiosidad por incursionar en este campo se mantenga viva. “Siguen apareciendo cervecerías nuevas y de todas las que aparecen yo diría que menos del 5% dejan de existir. Algunas, que estuvieron por 10 años lamentablemente, ya no están, pero la mayoría se han mantenido y siguen entrando nuevas”, informa.
Al resultar menos arriesgada la actividad, surgen cerveceros que entran a la industria por hobby. Quieren hacer cerveza y empiezan en su casa y compran el equipo y al final esta termina siendo su profesión.
La cervecería artesanal ofrece la oportunidad al productor de experimentar constantemente. “Tiene esa flexibilidad de que el productor haga los productos que le gustan, que sepa que son especiales o difíciles de hacer. Productos que tengan sabores muy particulares. Eso se convierte en un reto para el cervecero y luego, en su orgullo. Por eso uno encuentra una gran variedad de estilos y originalidad; gente agregando a sus cervezas ingredientes locales, semillas frutas, para tratar de hacer sabores que nunca antes se han probado”, resalta Fábrega. Aunque no se pierde de vista que el panameño está acostumbrado a las cervezas tipo lager que han producido tradicionalmente las cervecerías industriales. “Uno trata de mostrar al público que no conoce de la variedad de sabores que hay en la industria, algo que le resulte más familiar y así, poco a poco, van incursionando con cervezas más amargas, más oscuras, más lupuladas, con más frutas ácidas... hay de todo tipo. Como con muchas bebidas, se trata de gustos adquiridos que hay que mostrar de la mano con la historia y una explicación. Así se va acostumbrando el paladar a estos diferentes sabores. Hay desde lo más tradicional que se te pueda ocurrir hasta los más exótico, pero bueno, para gustos los colores y hay algo para todos”.
En esta industria poco se puede hablar de tendencias porque la idea es “ser lo más variado posible, tener todo tipo de estilos para que para que haya algo para cada persona, lo que lo hace complicado a nivel de a nivel de negocio, tienes ese reto porque cada cerveza tiene ingredientes diferentes, cada una, una receta diferente cada marca nueva tienes que registrarla con el Ministerio de Salud y todo esto tiene sus costos asociados, pero la pasión es tan grande, tan fuerte y el público es tan fiel, que la gente sigue asistiendo y quiere probar cosas nuevas. Al final, vale la pena”, asevera. Normalmente cada cervecería termina con un estilo que la identifica.
La cerveza artesanal representa un porcentaje mínimo en el universo cervecero panameño, pero hay que considerar que Panamá es uno de los países de la región con mayor consumo de cerveza, lo que hace que este porcentaje mínimo no sea tan reducido. Además, en términos de calidad, las cervezas artesanales panameñas han logrado reconocimientos y medallas a nivel regional. “Aparte de la gran cantidad de cervecerías artesanales que tenemos, la calidad de los cerveceros es altísima, comparada con toda la región. Panamá siempre alcanza copas, todo tipo de medallas, hemos ganado como mejor país varias veces. En cuanto a cerveza artesanal Panamá es un país muy robusto en cuanto a sus productores en calidad y cantidad”, declara.
El Microbrew Fest 2024 se celebrará el próximo 2 y 3 de febrero en el Parque d e Los Lagos, Ciudad del Saber. “Quiero invitar a los que conocen la cerveza artesanal y a quienes no la conocen, a que asistan, la van a pasar muy bien, van a tener más de 280 referencias de cervezas, 16 puestos de comida, disfrutar de estar al aire libre con música de DJ y música en vivo, activaciones de los patrocinadores y un tremendo ambiente”, concluye.