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Una ruta donde convergen el turismo, la fe y la naturaleza
- 27/05/2023 00:00
- 27/05/2023 00:00
Hay un mundo más allá del todo incluido fuera de las grandes ciudades, donde concurre la cultura, la historia, la naturaleza y la espiritualidad. Panamá cuenta con uno de estos lugares. Denominado el Camino de Santiago de Natá de los Caballeros, ofrece a sus visitantes reforzar su fe, enriquecer su bagaje cultural en medio de la naturaleza, mientras observa y hasta cosecha en los campos agrícolas.
“El 12 de octubre, Día de la Hispanidad, de 2021, después de la pandemia, me nombraron Caballero de la Orden del Sácer de Panamá, con la misión de crear el Camino de Santiago, Panamá, algo similar al de Galicia, España”, señala Hermann E. Gnaegi U., responsable de la Orden del Sácer en Panamá.
Con el nombramiento de Gnaegi inició la aventura enmarcada en turismo religioso, cultural y agroturismo.
La experiencia comienza en la capilla San Lorenzo, situada al noroeste del Museo del Parque Arqueológico El Caño. Tras la bendición de las autoridades religiosas, los participantes se disponen a recorrer 12 km y medio. “Se puede ir a pie, a caballo, en bicicleta o en carro”, detalla Gnaegi.
“El recorrido lo puede hacer todo el que desee; quienes contribuyen con $2.00 reciben agua y un reconocimiento por su participación. A los que colaboran con $5.00 se les da una bolsa simbólica con snacks y agua, además del reconocimiento. Y por $7.00 el participante recibirá comida típica hecha por gente de la localidad”, explica.
Gnaegi dice que en la época de verano se recorren los campos de cebolla, tomate, melón y pimentón del área de Natá. “Queremos impulsar lo que denominamos turismo religioso donde todos se beneficien: la iglesia, la comunidad y los productores”, asegura.
Una vez salen del templo, los participantes, entre oraciones, rosarios y cánticos, viven un momento de fe y espiritualidad. También hay tiempo para conocer sobre la cultura y costumbres del lugar a voz del guía.
“Les relatamos el valor del Parque Arqueológico del Caño, que tiene más de mil años de historia. Estas tumbas descubiertas son tan importantes como las de los mayas en México o la de los incas en Perú”, manifiesta Gnaegi.
El Ministerio de Cultura de Panamá reseña que: El sitio de El Caño era parte de un sistema de asentamientos precolombinos que cubría las llanuras de la cuenca del río Grande.
Si bien no conocemos su nombre original, sabemos que sus constructores fueron grupos agrícolas autóctonos, emparentados con los buglé. Se trata de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Panamá: un lugar de ceremonia y entierro de la época precolombina.
Según la entidad cultural, “el Caño está estrechamente vinculado al Sitio Conte, probablemente el yacimiento más conocido de Panamá por su centenar de tumbas repletas de cerámica y orfebrería, que denotan una refinada expresión artística y un manejo simbólico altamente sofisticado de sus habitantes”.
El parque arqueológico cuenta con un museo administrado por el Ministerio de Cultura.
Desde 2008, la Fundación El Caño colabora estrechamente con el ministerio, llevando a cabo excavaciones e investigaciones en el sitio, así como campañas de difusión y divulgación científica.
Los diversos hallazgos en el lugar “demuestran cómo los indios en esa época recorrían todo el continente prácticamente”, indica Gnaegi.
Durante la travesía también se relata “la conquista de Natá. El 20 de mayo pasado celebramos 501 años de fundación. Es la población más antigua del litoral Pacífico americano”, manifiesta Gnaegi.
Los españoles fueron colonizadores y conquistadores de Natá de los Caballeros, ciudad fundada el 20 de mayo de 1522.
“Gaspar de Espinosa llegó y quedó asombrado de toda la riqueza que había encontrado aquí. Al llegar al territorio del cacique Natá, de allí el nombre de la ciudad, Gaspar le cuenta al gobernador de Castilla de Oro de todo lo que hay en Natá”, relata Gnaegi.
Luego de ser fundada por Pedro Arias Dávila (1522), Natá llevó el título de Alcaldía Mayor y abarcaba desde lo que hoy es Chame hasta los límites con la provincia de Veraguas. Esta es parte de la información histórica que se les da a los participantes del recorrido.
Tras salir del trayecto rodeado de campos agrícolas, los turistas son recibidos por la Basílica Menor de Santiago Apóstol de Natá de los Caballeros, considerada la obra arquitectónica cultural-religiosa de mayor significado histórico legada por los españoles a tierras panameñas.
El recorrido termina en el Museo Capilla San Juan de Dios.
La capilla San Juan de Dios (14 de julio de 1670), como obra del fray franciscano Juan de Burgos (Juan Pobre), es una de las tres edificaciones de carácter religioso junto con la iglesia Santiago Apóstol (cuya estructura actual fue construida en el siglo XVIII) y la capilla de la Soledad en honor a Nuestra Señora de los Dolores, que no existe, son joyas coloniales de la ciudad de Natá construidas por los españoles.
La antigua capilla, según la tradición oral, se mantiene en su sitio original, a una cuadra al oeste de la iglesia Santiago Apóstol. La capilla, de 7 metros de ancho por 22 metros de largo, fue construida con ladrillos calicanto y dinteles de madera. Posee un único altar mayor, de talla fina, similar a los altares de las iglesias coloniales. Su pila bautismal está compuesta por una piedra labrada en una pieza. Las puertas son de madera y giran sobre pivotes de hierro, colocados en el umbral.
En la parte más alta de la fachada tiene una campana de bronce que data de 1703 y restaurada en mayo de 2008.
La capilla San Juan de Dios fue declarada Monumento Histórico Nacional mediante la Ley 39 de 30 de junio de 2008.
El Camino de Santiago de Natá de los Caballeros forma parte de las actividades turística a realizar en la región.
“Natá cuenta con el primer hostal Cerro San Cristóbal donde los turistas pueden vivir la experiencia de conocer toda la parte cultural, religiosa, y lo que es agroturismo. Además, en la región hay grandes plantaciones de cebolla, tomate, azúcar, caña”, dice Gnaegi.
El lugar ofrece habitaciones privadas en el ambiente de granja, con animales domesticados, con posibilidades de giras a pie o a caballo por senderos en las faldas del cerro San Cristóbal, cerca de lugares históricos, precolombinos y coloniales.
En la región también se puede disfrutar de excursiones, visitar el chorro Macho, la reserva La Yeguada y un sinfín de parajes naturales.
La Orden del Sácer en Panamá tiene vínculos formales con la Orden de Caballeros del Sácer de España, que vela por la administración del patrimonio cultural y religioso del camino del apóstol Santiago, en Galicia, en la península ibérica.
La Orden del Sácer fue fundada en el siglo XVI en la Villa de Saceruela por don Alonso Rodríguez de Camargo, presbítero de la Orden de Calatrava, que unió dos cofradías existentes en la villa, una la de Santa Ana y la otra la de La Veracruz. Al unirlas creó la archicofradía de la Orden del Sácer.
“Actualmente, y gracias a Dios, la orden sigue existiendo con el mismo nombre y la misma filosofía (desde su fundación), dedicándose a cooperar en obras destinadas al desarrollo de los pueblos del tercer mundo. Su importante labor se vio gratamente reconocida en 2011, al serle concedida a la Orden del Sácer el premio Hispanidad otorgado por la Real Asociación de Caballeros de Santa María de Guadalupe, junto al cardenal-arzobispo emérito de Sevilla Carlos Amigo Vallejo, y el director, realizador y guionista Joaquín Araújo”, indica la orden en su página web.