Viviendo los Valores de la ICF

La ICF – International Coaching Federation, creada en 1995, es una asociación comprometida con el desarrollo del coaching profesional, con el aprendizaje y atenta a los cambios en los diferentes contextos, buscando evolucionar y responder a los desafíos del entorno.

En este contexto y consciente de la importancia de representar los más altos estándares del coaching profesional ha examinado y revisado sus valores.

Estos valores empoderan, inspiran y unen a todos como miembros de la ICF, titulares de credenciales y creyentes del coaching en todo el mundo.

Estos valores no se quedan solo en la “pared”, sino que representan a lo que nos comprometemos los coaches profesionales cada día, quienes somos y queremos ser, y cómo vivimos en la profesión del coaching.

Estos valores representan la misión de ICF de hacer del coaching una parte integral de una sociedad más próspera para todos. Buscamos liderar el avance global de la profesión y empoderar al mundo a través del coaching.

Nuestros valores son Profesionalismo, Colaboración, Humanidad y Equidad.

“Nos comprometemos con mantener una mentalidad de coaching y una calidad profesional que incluya responsabilidad, respeto, integridad, competencia y excelencia.”

Nuestros clientes pueden esperar de nosotros que, entre otros, manifestemos una mentalidad abierta y curiosa al potencial único de cada cliente, que nos comprometamos con nuestro desarrollo profesional a beneficio de nuestros clientes y de la excelencia personal y profesional, e incorporemos el Código Ético de la ICF en nuestras conversaciones y acciones.

“Nos comprometemos con el desarrollo de la conexión social y con la construcción de una comunidad.”

Escuchamos con apertura las diferentes perspectivas, co-creamos y crecemos en conjunto.

Colaboramos en una comunidad de conexión y desarrollo y colaboramos con nuestros clientes potenciando la escucha, la integración social y el desarrollo de todos.

“Nos comprometemos a ser humanos, amables, compasivos y respetuosos con los demás.”

Un proceso de coaching conecta personas, y la humanidad está en el centro.

Como coaches reconocemos el potencial único de cada persona, de cada cliente, escuchamos de forma activa, respetuosa y empática.

Somos humanos y practicamos la compasión con nosotros mismos y con otros, reconociendo que la “perfección” no es un “estado”, no existe de forma absoluta, pero sí un “ideal” que nos inspira a ser y a dar nuestro mejor cada día.

“Nos comprometemos a utilizar una mentalidad de coaching para explorar y comprender las necesidades de los demás, de modo a practicar procesos equitativos en todo momento que creen igualdad para todos.”

La diversidad, la inclusión y la equidad están integrados en el espíritu de la ICF, una organización global que promueve procesos que facilitan la interacción entre todos sus miembros a nivel mundial.

Traer a la consciencia los valores individuales, de equipos o de las organizaciones es una dinámica muy poderosa promoviendo la autoconsciencia y la autogestión. Los valores están en la base de nuestras acciones y comportamientos.

Compartir los valores promueve la consciencia social y la gestión de relaciones basada en la confianza y el compromiso, potenciando una mayor conexión social entre todos.