El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 31/07/2021 00:00
- 31/07/2021 00:00
Si te interesa viajar al futuro y darle un vistazo a cómo será tu vida en cinco años, te tengo buenas noticias, solo con basta mirar a tu círculo cercano para tener un buen estimado sobre tu destino.
Somos el resultado de las cinco personas con las que pasamos gran parte de nuestro tiempo. Creo en eso.
Nos creemos intocables, líderes, que nada ni nadie podrá influenciarnos, que solo las personas débiles se dejan corromper. Eso puede ser verdad, si eliminas el factor emocional.
Tus amigos, son tus amigos porque comparten intereses similares. Aun cuando no estén de acuerdo en todo, las posibilidades de que uno influya al otro en algo, se elevan.
Quien no fuma, puede “probarlo” si su amigo fuma. Quien no toma, puede terminar tirado en la calle con una botella, viendo los carros como si fueran naves espaciales, si su amigo toma (hablo por experiencia). Quien no engaña a su pareja, puede terminar haciéndolo, si sus amigos lo hacen.
Nos damos el permiso de “experimentar” al ver a alguien cercano haciéndolo.
Ahora, esta palanca emocional funciona por igual para lo positivo.
Si nuestros amigos hacen ejercicio, estaremos inclinados a hacerlo. Si nuestros amigos no toman refresco, nos dará la motivación para dejarlo. Si nuestros amigos son fieles, al menos lo intentaremos.
Tienes que hacer la auditoría de la amistad. Sincerarte con su estilo de vida y la influencia que ejercen sobre ti.
Estos son tres hábitos tontos que te mantienen anclado financieramente, producto de la influencia de un tercero.
Préstale atención a tu D.I.A:
Mientras crees que inyectar, inhalar o fumar tu dosis diaria te hace ver cool, es tu cerebro quien se ve perjudicado. Nadie opera a su máximo potencial bajo los efectos de la droga. Hay quienes dicen volverse más creativos, pero ¿a qué precio?
Una señal clara del posible fracaso financiero en una persona, es no tomar decisiones, o tomarlas a medias.
Cuando tenía 18 años ninguno de mi grupo sabía qué estudiar, así que siguiendo la mentalidad de la manada, estudiábamos cualquier cosa.
Terminé estudiando siete carreras. Abandoné cuatro y me gradué de tres. Cuando decidí fue porque cambié de grupo.
Estar siempre molesto, quejarse y criticar todo es la manera en la que un perdedor se comporta. De lo que no nos damos cuenta es de que en parte, si somos influenciables, nuestras amistades nos tienen pensando así. Es muy difícil, sino imposible, ver la vida a través de este filtro si quienes integran nuestro círculo cercano son personas positivas.
En nuestra juventud, al no tener principios de vida sólidos, tendemos a ceder con facilidad e involucrarnos en grupos incorrectos. Por esto se nos dificulta, como adultos, crear hábitos saludables. Nuestras viejas amistades pasaron como un tornado en nuestra vida.
Hoy es tiempo de reconstruir. Si quieres mejorar tu vida, debes revisar tu día. Muchos después de leer esto tendrán que cambiar de grupo.