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Regresando a otra realidad en el escenario laboral
- 01/08/2020 00:00
- 01/08/2020 00:00
Desde ya tenemos un hecho innegable: ¡Vaya reto el que nos espera por delante!
El mundo entero y Panamá no solo van a tener que lidiar con un enemigo invisible y que está lejos de rendirse, sino que, además, como país, tenemos que empezar a rehacer todo de forma valiente y con una mirada centrada en cambios que, quiérase o no, impactarán nuestras vidas. En esta entrega hablaremos del impacto laboral.
No solo los espacios de trabajo se verán diferentes, sino que además muchas empresas tendrán que implementar tecnologías para detectar a personas enfermas, forzar el distanciamiento físico, reducir la necesidad de tocar superficies, negociar horarios y salarios, y al mismo tiempo deberán crear ambientes laborales tranquilos para la salud emocional de todos los colaboradores.
Conforme se abran los bloques, aparecerán nuevas interrogantes, entre ellas: ¿Trabajaré desde casa o debo presentarme inmediatamente? ¿Tendré que hacer informes semanales de mi desempeño o me asignarán una plataforma con una clave de acceso que monitoree mi presencia digital durante la jornada en casa? Según sea la tecnología que use su empresa, eso es parte de lo que se modificará para mantener un negocio funcionando cuando muchos colaboradores no estén en la oficina.
También aparecerán hechos interesantes, como el que muchas compañías se darán cuenta de cuánto espacio de oficina están usando y cuánto necesitan realmente, porque ahora vienen tiempos de ajustes y austeridad. Algunas designarán horarios escalonados para evitar hacinamientos, otras, limitarán el número de personas por piso y también es posible que desaparezcan algunos cubículos y surjan áreas que distancien aún más la convivencia de unos con otros y, en la mayoría, se exigirá una limpieza constante en su zona, incluso se crearán equipos que verifiquen varias veces al día si desinfectó su entorno correctamente usando luces ultravioletas.
Recursos Humanos de ahora en adelante tiene una tarea clave y titánica: tranquilizar a su personal y velar por una sana convivencia, ya que desde que salgan de la casa hasta que regresen a ella, la ansiedad y los nervios estarán presentes. Sea por tocar algo, compartir un elevador, tener que entrar a una sala de conferencias, usar el baño común y hasta tomar un coffee break en la cocina; habrá todo un carrusel de emociones.
Algunas empresas tecnológicamente más avanzadas, posiblemente pidan a sus colaboradores emplear sus teléfonos de la misma manera en que usan su tarjeta de acceso. Tendrán que descargar un app y colocar un número, que puede ser el del empleado, para abrir las puertas automáticamente sin tener que tocarlas.
En el vestíbulo, puede que encuentre cámaras térmicas que escanearán rostros buscando temperaturas elevadas y, para los visitantes, es probable que muchas compañías requieran un control de temperatura, ya sea de forma pasiva con cámaras térmicas o utilizando pistolas de termómetro. De hecho, hay cámaras que no solo escanean térmicamente el rostro, sino que lo graban en el sistema para el desplazamiento del visitante en el edificio. Incluso la circulación del aire también se vuelve más importante. ¿Se usarán filtros especiales que puedan monitorear agentes extraños en el ambiente?
Las administraciones de los edificios deberán invertir en torniquetes sin contacto que se abrirán cuando pase su tarjeta inteligente cerca del panel, o incluso, modifiquen los sistemas ya existentes para que solo puedan abrirse una vez escaneada la temperatura corporal. Si todo esto le suena a ciencia ficción, créame, es la tecnología del siglo XXI aplicada al 100%, porque todo esto ya existe.
El reto más grande que enfrenta la administración de un edificio está en los ascensores. Estos representan más desafíos que la gente misma. Idealmente, la administración del edificio tendría que haber invertido en ascensores inteligentes que pueden costar $150 mil por cabina y claro, ya ni hablar de su limpieza, mantenimiento constante y regular la cantidad de personas que los emplean a diario. Muchos edificios permitirán que solo cuatro personas a la vez viajen en uno de estos aparatos, otros, terminarán pagando a un asistente de ascensor para regular el número de pasajeros y presionar botones.
Es probable que vea cintas en el piso dirigiendo flujos de tráfico y marcando distancias, también puede que vea mucho plexiglás y letreros en las paredes que le recordarán lo que es convivir en el nuevo mundo.
Ford Motor Company en Estados Unidos ya es pionera en probar pulseras de distancia con sensores que activan una alarma sonora cuando un compañero se acerca demasiado.
Si bien el acceso sin contacto podría ser una propuesta más simple para los empleados, ¿qué pasa con las personas que visitan la oficina todos los días para asistir a reuniones o dejar paquetes? En Google, por ejemplo, piden que los visitantes programen sus citas y envíen una foto de su rostro. Una vez procesada, se activa el reconocimiento facial de las cámaras para que el visitante se desplace por el edificio.
¡La covid-19 lo cambió todo! Sin embargo, no tiene que mirar muy atrás para encontrar un precedente para todo lo descrito anteriormente. Los ataques terroristas del 11 de septiembre dieron lugar a muchas de estas tecnologías, en especial en el Pentágono, la CIA y el FBI.
Cierro con esta frase de Octavio Paz: “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo... el miedo al cambio”.
El autor es publicista, empresario y profesor universitario.