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Música, con el corazón
- 20/01/2019 01:03
- 20/01/2019 01:03
Lucía Pulido lleva más de 30 años dedicados a la canción latinoamericana, sobre todo la de su natal Colombia. Sin embargo, no espere que va a escuchar una versión tradicional de un tema tradicional (valga la redundancia). A lo largo de su carrera artística la intérprete ha estudiado muchas formas de dar nuevas posibilidades a estas canciones reinventándolas y recreándolas.
Junto con Misha Marks —guitarra, barítono, acordeón, latarra— y Amanda Irarrazabal — contrabajista, cantante improvisadora y compositora— desde hace año y medio conforma el trío Corazonantes, ‘música para humantes en el trajín', que se presentó el pasado jueves como parte del programa de conciertos principales del Panama Jazz Festival.
‘Corazonantes es la manera de hacer música d e los tres y de los músicos con los que nos vamos encontrando', dice Lucía. ‘Creo que una de las cosas en las que coincidimos es en que es bastante visceral. Es lo que sabemos hacer, ponemos el corazón en lo que hacemos', asegura.
De acuerdo con la intérprete, cuando hacen música no ocupan pensamientos en cómo van a presentar su trabajo. Para ello, no tienen fórmulas. ‘Funciona mucho lo que llevamos desde adentro del corazón, Creo que es la manera más honesta par hacer lo que hacemos', asegura. ‘Lo que todo los días estamos buscando nace de la cotidianidad, por mi parte, estoy buscando qué aprender y cómo puedo apropiármelo y trasformarlo', cuenta Lucía.
Misha y Amanda juegan con la improvisación y la música experimental. Acompañan a Lucía aportando una nueva vestimenta a canciones tradicionales de Latinoamérica.
Su método consiste en ‘buscar canciones, que nos llamen de alguna forma y a partir de ahí, buscar un propio lenguaje, una forma de hacerla, interpretarlas a nuestra manera. Es mucho a base de la improvisación', cuenta Marks.
‘Amanda y yo nos conocemos más en el ámbito de la música experimental, la improvisación libre, música que no tienen nada que ver con la canción; es usar un lenguaje que podía considerarse muy lejano al que normalmente se utiliza en una canción y eso le da algo extra', detalla.
En el caso de los cantos de vaquería, (cantos a capella de los llanos de Colombia) solo el hecho de ser a capella les da a los músicos una especia de carta blanca y experimentar con diferentes texturas, sonidos y ver qué nace de allí.
‘No importa qué tan simple o qué tan compleja pueda ser la canción, nunca se va a tocar igual', indica Pulido. ‘Yo canto lo que hay que cantar y lo que pase alrededor, depende mucho del momento', asegura. Sí hay un concepto, pero alrededor de ese concepto, la conción nunca va asonar igual', agrega.
Y esto es parte de la magia de la música en vivo. Aunque se siga estríctamente una partitura, cada interpretación será única. En este caso, en que la improvisación juega un papel vital, lo será más.
‘Todo influye, lo que está sucediendo en el momento nos hace pensar qué y cómo vamos a tocar', explica Amanda Irarrazabal, A esto, agrega Pulido, ‘Un tema se puede volver un poco más estridente o se puede volver muy quieto. Dependerá de la situación', afirma.
Y es que, con este método de trabajo las nuevas posibilidades para una canción, aunque esta tenga muchos años de vida, son infinitas e imposibles de contabilizar
‘Lo que aporta al material es el background que cada uno tiene; tomamos la canción y vemos cómo la vestimos, cómo la descomponemos o adornamos, nos la apropiamos. Para nosotros es enriquecerla de alguna manera, Para afuera', considera ‘habrá gente que diga, que es un atrevimiento, que es una cosa espantosa. Por eso nunca digo que ‘enriquecemos las canciones' porque es una percepción demasiado individual. Por eso yo digo que lo hago con mucho respeto'. Aunque a Pulido, hace ya muchos años le dieron un gran consejo y que ha seguido al pie de la letra.
Pulido conoció al intelectual colombiano Manuel Zapata Olivella (1920-2004) quien la escuchó cantar en un evento al cual había sido invitada. Su gusto por las interpretaciones de Pulido dieron pie a que él escribiera la presentación de su producción Cantos religiosos y paganos de Colombia , con interpretaciones de temas muy tradicionales pero con un formato y arreglos muy diferentes que poco tenían de tradicionales. ‘Le dije a él esa frase, ‘esto lo estoy haciendo con mucho respeto' y él me dijo, ‘pues quítate el respeto' para que esta música pueda transformarse. Era su forma de decir ‘no tienes que disculparte por lo que estás haciendo'.
‘La canción está allí en su forma perfecta, no necesita nada. Pero se pueden hacer otras cosas, proponer otras cosas. Cada quien puede aportar lo suyo sin cambiar la identidad de esa canción', explica Marks.
‘Para mí es una fuente infinita de inspiración', dice Lucía Pulido. Ya cada quién dirá qué le ha parecido. Sobre todo, los colombianos, cuando he cantado en otros lugares, normalmente me dicen, ‘ay, pero no nos hiciste bailar...' pero siempre viene alguien que dice ‘yo no sabía que la música colombiana se podía cantar de esta manera. Y entonces me digo, ya valió la pena', asegura.
Estos esfuerzos no están impulsados por una intención trascendental. Más bien por una muy sencilla, pero contundente: ‘hacer música', dice Pulido. ‘Hacer música diferente', cuenta Marks.
‘Es que es muy divertido, además, no tenemos nada que perder, no estamos arriesgando nada'. dice la cantante ante el panorama de que su música ‘no la pasarán por la radio comercial, y grabar discos está muy complicado ahora', lo que circunscribe sus intenciones a ‘divertirnos y generar algo que nos llena'.
Aunque sí destacan la posibilidad de que a través de la música latinoamericana seamos más conscientes de cuan conectados estamos unos con los otros, de que tenemos muchas cosas en común, más de las que pensamos. ‘Es descubrir esos rasgos comunes que tenemos todo y a partir de esto que nos junta, nos une, hay también una historia muy individual. Algo va a pasar con ella, te guste o no, algo pasa', sostiene Lucía.
Claro está, a los Corazonantes les gustaría poder compartir mucho más su música, poder tocar con más frecuencia y vivir del oficio de una forma digna.
Este año, que apenas comienza se presenta como un lienzo en blanco para Corazonantes. Los tres músicos comparten la idea de consolidar un repertorio y tener presencia en algunos festivales como el Panama Jazz Festival, una experiencia ‘muy bonita' para ellos. ‘Me ha gustado ver estos adolescentes tan atentos en los jam sessions, era tardísimo y ellos estaban allí... que cosa tan rica, si la música va a ser lo tuyo, no importa. Público no vi, porque la luz no te permite ver, no sé cuanta gente había además, yo cierro los ojos y canto', comenta Lucía.
Pero sí pudo percatarse de la calidez del público que la abordó después. ‘Cuando uno va a un concierto a ver qué se encuentra, eso ya es ganancia. Y después, las cosas tan bonitas que nos decían, que uno dice ya, con esto, valió la pena', concluye.