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- 08/01/2012 00:00
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Horacio Castellanos Moya nació en 1957 en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras. Desde 1979 ha vivido en varias ciudades de América y Europa. Durante ocho años ejerció el periodismo en la capital mexicana. Actualmente reside en Pittsburg, Pennsylvania, Estados Unidos. Su obra literaria incluye ocho novelas (la más conocida es ‘El asco: Thomas Bernhard en San Salvador’), cinco libros de relatos y uno de ensayos. Facetas entrevistó a este autor hondureño, cuyas obras han sido traducidas en varios idiomas.
LA VIOLENCIA IMAGINARIA -O REAL-ES LO QUE PARECE DARLE UNA IDENTIDAD A CENTROAMÉRICA. ¿PODRÍAMOS PENSAR O SOÑAR EN UNA IMAGINARIO - POSIBLE - MÁS ALLÁ DE LA VIOLENCIA?
Claro que puedes soñar con una región más allá de la violencia, pero necesitarías una fuerte dosis de opiáceos. Creo que en algunos países hay un déficit de imaginación porque ésta ha sido corrompida precisamente por la violencia. En El Salvador y Guatemala, por ejemplo, nos movemos en círculos viciosos cada vez más reducidos. Más de tres décadas de intenso terror (primero político y luego criminal) ha idiotizado a los criminales, a sus víctimas y a amplios sectores de población. Las élites, claro está, son también partícipes de este proceso. Solo tienes que leer las noticias para comprobarlo.
TU ESCRITURA ES CRUDA, DURA, COMO CENTROAMÉRICA. LEER ASCO E INSENSATEZ ES COMO LEER UN TESTIMONIO, PERO MÁS ALLÁ DE LO QUE SE CONOCE COMO LITERATURA TESTIMONIAL, ¿CIERTO?
El testimonio como supuesto género literario fue lanzado en Cuba a principios de los 60 y promovido con bombo y platillo por cierta academia estadounidense. Proclamaban la muerte de la ficción y la implantación de la ‘verdad’ testimonial. Una tontería. Yo escribo ficción. Y al menos en una ocasión he usado textos de origen testimonial como materia prima; es decir, los he destrozado y vuelto a construir a partir de las necesidades de la ficción.
EN SALVADOR LAS MARCHAS DEL PARTIDO ARENA Y DEL FMLN NO DEJAN DE CANTAR ‘LIBERTAD CON SANGRE’ Y ‘REVOLUCIÓN O MUERTE’. ¿CREES QUE SI ÉSTO LO VOLVIERA A ESCUCHAR ‘THOMAS BERNHARD EN SAN SALVADOR’ -EL SEÑOR EDGARDO VEGA DE ‘ASCO’- NO SENTIRÍA EL VÉRTIGO QUE LO LLEVÓ A SALIR DEL PAÍS Y DE CAMBIARSE HASTA DE NOMBRE?
Las dirigencias de esos partidos tienen un sentido pragmático para disputarse el poder, pero carecen de ideas, de masa intelectual, para poder modernizar sus mentalidades y discursos. Son Trucutú contra Guzigú. Edgardo Vega seguiría sintiendo el mismo desprecio hacia ellos.
¿CREES QUE CENTROAMÉRICA SEGUIRÁ PRODUCIENDO ‘ROBOCOPS’, MATONES QUE, COMO EN TU NOVELA EL ‘ARMA EN EL HOMBRE’, SEGUIRÁN MATANDO PORQUE NO SABEN HACER OTRA COSA EN LA VIDA?
Lamentablemente parece que así es. La vocación para el crimen es lo que produce el sentido de identidad en ciertos grupos humanos o nacionales. Robocop, ese personaje que mencionas, es hoy más actual que nunca. Y si uno mira el gran aporte del ejército guatemalteco a la guerra en México: los ex kaibiles les enseñaron a los zetas el arte de la decapitación.
EL AMOR EN TU NARRATIVA CASI NO EXISTE. Y, CUANDO CREEMOS QUE LO HAY, POR EJEMPLO, EN ‘DESMORONAMIENTO’, PARECE SER QUE TETI ESTÁ MUCHO MÁS PREOCUPADA POR SOBREVIVIR QUE POR LA MUERTE DE SU MARIDO. ¿ES CENTROMÉRICA UNA REGIÓN SIN AMOR?
T ienes toda la razón: el amor es ajeno a mis personajes. Aunque algunos de ellos sí conozcan la compasión y la lealtad, como el caso de María Elena en mi más reciente novela, La sirvienta y el luchador. Quizá esta falta de amor sea una deficiencia del autor que se refleja en sus obras. No sé. Escribía Cioran que el amor es ‘un encuentro de dos salivas’ y Roque Dalton decía del amor en su poema Taberna que es ‘una cuestión de lubricantes’.