El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 24/11/2018 01:00
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Padre, aquí están mis manos.
Yacen sobre la hierba, inertes,
Como si no hubiesen conocido movimiento.
Como si nunca hubiesen estado unidas a mi
Cuerpo,
Nacido conmigo, sostenido una piedra
Y aplastado, con esa misma piedra, los caracoles del jardín,
O dibujado figuras en la nieve
Cuando mi boca no había conocido todavía las palabras.
Ya no las reconozco.
Podría decir, incluso, que nunca fueron mías.
Ahora se hace tarde. El sol se oculta
Del lado opuesto al acostumbrado,
No busca la montaña.
Se dirige lentamente al bosque,
Dejándose caer sobre las ramas,
Y la tierra tiembla
Porque las raíces se agitan con violencia,
Presintiendo la música del incendio,
La imagen del bosque encendido como una hoguera que brilla para nadie,
Y el fuego danzando como el oficiante de un rito
Cuya cadencia alguna vez conocimos,
Pero ya hemos olvidado.
Y sin que una sola hoja arda
El sol se hunde hasta posarse en la tierra,
Como si el fuego hubiese perdido toda consistencia,
Y como una fruta que dividimos con las manos
El sol se abre
Y la luz es un licor viscoso
Y desde la semilla surge la silueta de un hombre
Sin rostro y sin sombra.
Solo un contorno oscuro que deambula para recobrar lo que ha perdido.
Y sé, así como la criatura que intuye el aliento de la fiera oculto tras la fronda,
Que soy la presa y el tesoro.
Y vendrá aquella silueta y se detendrá frente a mí
Y me tenderá su mano para llevarme consigo.
Y yo devolveré el gesto, olvidando por completo el peso del acero,
Las amapolas que brillan a mi lado,
Y que me pertenecen esas manos que yacen,
Inertes,
En la hierba.
MAGDALENA CAMARGO LEMIESZEK
Poeta
Nació el 1 de julio de 1987 en Szczecin, Polonia. Obtuvo el Diplomado en Creación Literaria de la Universidad Tecnológica de Panamá en el 2007. Actualmente, realiza estudios de Lengua y Literatura Española en la Universidad de Panamá.
Recibió el Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño en el 2008 con su poemario Malos hábitos y, en el 2012, con el poemario El espejo sin imagen .
En el año 2015, su libro La doncella sin manos obtuvo un accésit en la 69 edición del Premio Adonáis de Poesía, de Ediciones Rialp.
En el 2018, obtiene por tercera vez el Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño con el poemario El preciso camino hacia la nada .
Además de haber participado en varios encuentros literarios nacionales e internacionales con su obra, esta ha sido incluida en diversas antologías y traducida al catalán, al polaco, al ruso y al inglés.