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- 14/10/2017 02:03
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A los occidentales se les hace un poco difícil comprender la fascinación que representan los mangas (cómics japoneses) para los jóvenes y adultos nipones y por qué estos han cruzado las fronteras generando atracción dentro de sus países.
Los mangas se iniciaron gracias a la influencia de revistas europeas como Bristish punch , L'Assiette au Beurre o la norteamericana Puck , que llegaron a Japón a finales del siglo XIX y principios del XX.
Los japoneses crearon sus propias versiones como la Marumaru chimbun , Ponchie-e y Tokio Puck , entre otras, manteniendo la línea satírica de sus predecesoras. Sin embargo, con la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, la producción menguó y tuvieron que pasar varios años para que la industria renaciera.
El formato que surge es el de ‘libro de usar y tirar', la impresión era hecha a un solo color en papel de baja calidad. Una revista manga contenía varias historias serializadas que quedaban inconclusas por semanas o meses.
Diferían del cómic occidental, cuyas historias eran individuales y en color, no obstante, mantenían al lector en suspenso mientras se hacían las entregas.
En Japón los mangas eran leídos durante el trayecto del tren y transporte público camino a trabajos u hogares, como manera de entretener las horas de tránsito. A medida que se iba construyendo el Japón de posguerra su divulgación llegó no solo a los trabajadores sino también a los estudiantes.
Con el paso del tiempo las historias se hicieron más complejas, pero no fue hasta la incursión en el mercado del doctor Osamu Tezuka que llegó la revolución en la forma de contarlas visualmente.
En su manga, La nueva isla del tesoro (Shin takarajima, 1947) Tezuka presentaba un dibujo con estilo cinematográfico, las acciones y movimientos que reflejaban las viñetas impactaban a lectores y autores por igual. Otros mangakas (dibujantes o artistas de manga) recibieron su influencia y utilizaron con un estilo parecido.
En 1957, diez años más tarde Tatsumi Yoshihiro inventa un género de historias para adultos llamadas Gekiga (imágenes dramáticas), Sampei Shirato con su Crónicas de los logros militares del ninja (Ninja bugei-cho, 1959-1962) fue el mejor exponente, obra que él convirtió en película en 1967.
La evolución de las historias promovió que el mercado japonés las subdividiera por género (masculino-femenino), rangos de edad (niños, adolescentes, adultos jóvenes, adultos, tercera edad) y temas (deportes, artes culinarias, fantasía, ciencia ficción), entre otros.
Aunque hay gran cantidad de historias los mangas más famosos tienen una versión animada, lo cual alcanza el 40% de las animaciones japonesas.
Algunos ejemplos de mangas convertidos en anime pueden resultar familiares para los panameños, un ejemplo de Seinen (dirigido a un público masculino de adultos jóvenes) es Ghost in the shell (Kokaku kidotai, 1989-1990) de Masamune Shiro, en la categoría Shonen (jóvenes adolescentes) encontramos Los Caballeros del Zodíaco (Seinto Seiya, 1985-1990). El Shojo ( chicas adolescentes) cuyo ejemplo sería el seriado Candy candy (Kyandi Kyandi, 1975-1979). Mientras que el Seiji , es un manga de propaganda política, para publicitar a un candidato, un partido o al gobierno. Los Bunkashi están dedicados a los más cultos, basados en los clásicos literarios como La guerra y la paz o Don Quijote .
Los mangas también son utilizados en la educación, como el Kyoyo para enseñar diversas materias de manera más amigable que funcionan desde el nivel pre-escolar hasta el universitario.
El mercado del manga en Japón es inmenso. Los fanáticos crean sus propias historias con los personajes que les gustan, a estos mangas se les conoce como Dojinshi y han logrado tanta fama que desde 1975, dos veces al año se celebra el Komiketto o Mercado del Cómic, la feria más grande a nivel mundial dedicada al Dojinshi en Tokyo.
Lo último son los anime cómics, que utilizan fotogramas de los animes diagramados en formato tankobon (volumen compilatorio) con bocadillos y textos añadidos, este es el nuevo producto que cierra el círculo.
El mercado saca el mayor provecho, el manga en blanco y negro serializado en alguna revista si tiene suficientes seguidores se compendia en formato tankobon , si sus ventas son buenas puede llegar a adaptarse la historia para anime y de ser exitoso, se convertirá en un anime cómic.
En conversación con José María Ken Niimura comentó que el mercado del manga en Japón es muy cerrado, el idioma es la mayor barrera con que se encuentran los autores extranjeros, pues existen muy pocos editores que hablen otra lengua. Además, hay muchos autores japoneses por lo que la competencia por mantenerse vigentes es tenaz, lo que se refleja en las interminables horas de trabajo de los mangakas .
Además, el mercado es cautivo, es decir que no crean obras pensando en si gustarán o no en el extranjero, como lo expuso Oriol Estrada Rangil hace poco: ‘La inmensa mayoría de mangas y animes se dirigen siempre a un público japonés, y ni por un momento se plantean qué van a pensar los guardianes de la moral occidental de sus producciones'.
Actualmente, la industria del manga impreso en Japón se enfrenta a un cambio radical, la tecnología ha mermado las ventas de las revistas en papel, el nuevo medio de consumo es digital en formato PDF o AIR y las historias son creadas para ser visualizadas en celulares o tabletas.
La consecuencia es que la piratería se ha convertido en el problema principal, porque las historias digitales terminan en sitios de intercambio de archivos sin réditos para el editor ni el artista.
Entre los eventos culturales preparados para 2018, la Embajada del Japón en Panamá y la Japan Foundation se han unido para presentar en nuestro país la exposición itinerante, ‘Manga Hokusai Manga' una aproximación contemporánea a los trabajos del célebre artista Katsushika Hokusai maestro del ukiyo-e (Xilografía), esta exposición curada por la Dra. Jaqueline Berndt estará acompañada por una conferencia sobre al tema.
Rolando José Rodríguez De León es Doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad, por la Universidad Complutense de Madrid.
‘La evolución de las historias promovió que el mercado japonés las subdividiera por género, edad y temas'