Judea en los tiempos de la primera Navidad

Actualizado
  • 23/12/2017 01:05
Creado
  • 23/12/2017 01:05
Judea, dominada por los romanos, buscaba un líder que generara cambios radicales y llegó Jesús, con su credo de perdón

Jesús nació en Belén, una población que está a solo 9.5 km de Jerusalén, la capital de la antigua Judea. En esos tiempos de la primera Navidad, las cosas no eran tan románticas para los niños judíos, como la pintan los villancicos. No había noches de paz, con pastores, ángeles, y magos siguiendo una estrella. Al inicio de la era cristiana, Judea estaba dominada por los romanos, que sostenían un gobierno títere, en el que sobresalía la figura del rey Herodes Antipas.

Este personaje tiene gran relevancia histórica, pues cuarenta años antes de la noche de Navidad, su familia gobernaba la región bíblica.

Herodes El Grande, padre de este villano licencioso de los evangelios, realizó grandes obras en Cesarea, una ciudad a orillas del Mediterráneo, famosa por sus palacios. Pero además en el año 20 A.C. hizo una serie de trabajos que embellecieron el Templo de Jerusalén.

El Templo era el principal escenario para recaudar tributos religiosos, de manera que las mejoras no eran tanto piadosas, sino que pueden ser vistas, por algunos, como las mejoras a un local comercial. Jesús en una de sus últimas apariciones públicas expulsa a los mercaderes del Templo, en un agresivo acto revolucionario.

Desde antes, más de dos siglos atrás, los judíos se debatían en luchas intestinas por sus creencias y la forma de cumplir sus leyes. Estaban los esenios monjes que predicaban el ascetismo. Se oponían a las clases altas que se aliaron con los invasores, por no perder canonjías. Primero con los griegos, y después con los romanos. Judea era la puerta clave de las rutas comerciales por las que llegaban las caravanas del Oriente y se conectaban con importantes puertos al Mar Mediterráneo, desde donde intercambiaban toda clase de mercancías al mundo antiguo.

La paz que impusieron las legiones de Roma provocó el aumento de la población. Esto hizo que se fraccionaran las parcelas de tierras familiares que en esos tiempos se dividían en la de los terratenientes con grandes propiedades, o la de campesinos ricos con fincas de 8 hectáreas, que producían excedentes para el mercado. Luego estaban la de campesinos pequeños de subsistencia, y por último, los desposeídos que quedaban al vaivén de los cambios sociales que servían de jornaleros, para ganarse la vida.

Una típica finca en Judea consistía en un campo de cereales, una viña, un olivar, un huerto de verduras y una sección de pasto para ganado. Esto producía harina para pan, vino, aceite, vegetales y carne. Los alimentos que se mencionan en la Biblia.

Judea es una angosta franja de tierra que si bien tiene zonas fértiles, está rodeada de zonas áridas y de desiertos entre los más secos del planeta.

Por eso viene a colación la parábola de Jesús que habla de las semillas de un sembrador que cayeron en pedregales y que el sol las secó, unas cayeron entre espinos y no prosperaron, pero otras fructificaron en terreno fértil y dieron a ciento por uno. La realidad era que las mejores tierras eran de los ricos y las de piedras y espinos había que trabajarlas mucho para obtener regulares cosechas.

Todos estos campesinos productores estaban sujetos a duros sistemas impositivos. Estudios señalan que sumando los impuestos romanos, los de los gobiernos judíos y los de los aristócratas arrendadores, los porcentajes iban de 33 al 25% de la producción. Aun los desposeídos tenían que pagar una dracma por cabeza desde los 14 años.

Los censos daban al imperio un número de población entre los cuales recaudar impuestos. Este detalle fue uno los aciertos por los que Roma fue tan poderosa. Su capacidad para recaudar impuestos era notoria.

Todo el sistema estaba a favor de los de arriba, que también aprovecharon los tiempos difíciles en que cayeron las cosechas para hacer préstamos y presionar a los deudores expropiando propiedades. Décadas antes del nacimiento de Jesús, ya habían habido líderes o campesinos que se rebelaron contra el sistema, formando bandas armadas. Josefo el historiador Judío habla contra ellos. Al principio fueron simples levantamientos armados, pero con la aparición de otros se adoptaron doctrinas religiosas y tradiciones para amparar sus acciones. Todos fueron borrados militarmente por Herodes o los romanos.

Entonces, ahora se sabe por qué el nacimiento de Jesús alarmó tanto a ese jerarca judío. Los Reyes Magos insensatos van a su palacio y preguntan por el nacimiento de un nuevo Rey. Eso lo alarmó y es entonces que se da la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén. La famosa Matanza de los Inocentes.

El Niño Jesús se salva gracias a la prevención de un ángel que lo lleva a Egipto. Pero hay cambios políticos y José y su familia pueden volver a Judea. Pero ponen tierra por medio y se asientan en Nazareth, en Galilea, a más de 100 km de Jerusalén.

Al salir el Salvador a la vida pública encuentra una gran cantidad de gente inconforme por la situación política y económica. El pueblo está ansioso de un líder que produzca cambios radicales. Pero en verdad no hay explicación para la aparición de un personaje que desarrolle un credo de perdón, de amor, de tolerancia como nunca se había visto y que se extendió rápidamente por el mundo.

Donde va Jesús se agrupan multitudes. Aún está fresco el recuerdo de Juan el Bautista y su triste muerte. Jesús corre la misma suerte que los agitadores anteriores. Es crucificado, se le aplica el terrible castigo romano con lo que se eliminaban revueltas. Pero a su entrada a Jerusalén en la Semana Santa, predice la caída de la ciudad y de todo el sistema económico y social de Judea.

En el año 70 las legiones comandadas por Tito arrasan Jerusalén y todas las ciudades de la región, sumiendo todo en ruinas.

Esto demuestra que Jesús vivió en una época muy difícil.

‘Los censos daban al imperio un número de población entre la cual recaudar impuestos. Este detalle fue uno los aciertos por los que Roma fue tan poderosa'.

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