Experiencia en pareja con los puntos ‘hot'

Actualizado
  • 30/05/2019 02:00
Creado
  • 30/05/2019 02:00
‘Cuando mi pareja me acaricia, dirige su mano directamente hacia mi zona genital, eso me desagrada, tiendo a rechazarlo y se me van las ganas, ¿será que nací sin zonas erógenas?'

Este tipo de experiencias son muy comunes en las parejas; el problema es que hay un amplio desconocimiento sobre la importancia de las zonas erógenas para la satisfacción sexual en el encuentro íntimo. Es bueno saber que todos los individuos poseen un atlas de zonas sensibles o receptoras que se interconectan a nuestro sistema nervioso y que son las responsables de la conexión entre caricia y placer, también denominadas zonas erógenas, zonas ardientes, zonas ‘hot' o zonas sexualmente sensibles.

Se ha difundido erróneamente la idea de que la zona genital o área pélvica es la principal y única fuente de gratificación sexual, tal planteamiento conlleva a creencias nocivas que luego impactan en el desempeño del funcionamiento sexual, causando afectaciones en la pareja hasta el punto de crear disfunciones sexuales y además distanciamiento o baja frecuencia de los encuentros. Todo ser humano, varón o hembra, posee zonas erógenas, que van más allá de la zona genital Y no todas las personas tienen sensibilidad en las mismas áreas; todo ello varía de acuerdo con las experiencias vividas en la infancia e inclusive al sexo, tal y como refiere la sexóloga Carla Domínguez ‘las bebés niñas reciben más caricias que los bebés niños, esto puede explicar por qué a las chicas les resulta más fácil reconocer las zonas erógenas que a los chicos'.

Identificar las zonas erógenas requiere de una oportuna caricia, que conlleva grados de intensidad, no cualquier momento es atinado para pretender activar una zona erógena, mucho menos si estamos tensos o indispuestos a recibir cualquier acercamiento de nuestra pareja. Así pues, cualquier parte del cuerpo puede resultar una tecla de activación sexual, pero para que sea más efectiva amerita también de la comunicación abierta entre la pareja.

¿Cómo aprender a descubrir tus zonas erógenas?

Es muy sencillo, la clave está en darte el permiso de sentir. Nuestros padres, por motivos de prevención, nos han advertido de que evitemos ser tocados por alguien y además que hacerlo nosotros mismos es deshonroso y seguramente esto limita la decisión de concentrarnos exclusivamente en sentir. En sexología existe un principio: ‘sentir y no pensar', es el primer paso para acercarnos a la efectiva y placentera exploración del mar de receptores sensibles que se interconectan con nuestra respuesta sexual.

Fundamentalmente existen otros tres factores que sabotean la exploración adecuada de nuestras zonas erógenas: la focalización genital, falta de preámbulos o falta de cortejo lleno de caricias para la excitación sexual y la obsesión por alcanzar el orgasmo, estos factores limitan considerablemente el abanico de posibilidades que tiene nuestro cuerpo para ser activado.

Sin embargo, si controlamos estos agentes y además hacemos desaparecer el miedo, la culpa y la vergüenza, podremos iniciar la paradisíaca exploración, a través de la activación del órgano sexual más amplio de nuestro cuerpo: la piel. Esa exploración puede realizarse personalmente, de hecho lo haces a diario cuando tomas una ducha, pero no eres consciente de ello; por tanto, en esta oportunidad es vital que inviertas más tiempo para ti al bañarte, al recorrer tu cuerpo mientras te enjabonas para que, al cerrar los ojos, puedas transitar con tus caricias las zonas más sensibles al tacto. Mejor aún si esta exploración la realizas con ayuda de tu pareja, a través de un masaje corporal —usar alguna crema hidratante o aceitosa—, podrás identificar las zonas erógenas más sensibles; agrégale vendar tus ojos, eso te permitirá concentrarte en sentir. Este juego lo puedes hacer intercambiando roles: quien da el masaje y quien lo recibe, no olvides vendar los ojos a quien lo recibe.

Estas zonas erógenas han recibido una clasificación diferenciada, veamos la distribución que nos presenta la psicóloga y sexóloga María Jiménez Albundio: ‘Las zonas erógenas primarias aluden al área genital, área predominantemente sensible de nuestra anatomía, capaz de evocar una enérgica respuesta sexual. Principalmente serán la vagina y el clítoris para la mujer y el pene y glande, en el caso del hombre. Las zonas erógenas secundarias harán referencia a las partes reactivas que suelen variar de una persona a otra y que constituyen un perfecto aperitivo cargado de sensualidad, capaz de enriquecer el menú de un buen encuentro sexual. Entre ellas, destacan: boca, orejas, cuello, espalda, entre piernas, perineo, glúteos, ano y pies'.

Finalmente, te invito a desarrollar las potencialidades de placer y satisfacción sexual que puedes hallar al acariciar o dejarte acariciar oportunamente, y así poder identificar esas áreas ocultas y desconocidas que hoy están llenas de erotismo y placer; sin lugar a dudas, todo esto imprimirá vitalidad y satisfacción a tu salud sexual y vida en pareja. Nos vemos en la próxima entrega.

Si deseas realizar alguna pregunta relacionada con temas de salud sexual o pareja, puedes hacerlo a través de: sexsaludenpareja@gmail.com.

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