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- 08/09/2021 00:00
- 08/09/2021 00:00
La corrupción es un sistema que permite que las cosas funcionen. No estoy diciendo que sea algo bueno, solo que la sociedad encontró en la corrupción, una forma de operar.
Durante años hemos premiado al “vivo” que no hace la fila, hemos naturalizado el pagar “una ayudita” para lograr que algún documento “se acelere”, no pagar la multa si no pagar la coima. La cosa no es hacer trampa, si no que no te descubran.
Nuestra sociedad responde pues a este valor, los gobiernos, las empresas, en general las organizaciones, responden a las sociedades que las conforman.
Cuando la gente clama por justicia, lo que muchas veces busca es “injusticia a su favor”.
Si estamos jugando en una cancha “llena de trampas”, no hay forma de que el talento pueda triunfar; por esta razón los talentosos se nos van.
Tenemos que aprender el valor de jugar con las mismas reglas para todos. Solo así el talento, la preparación, la estrategia y el conocimiento, van a florecer.
Cuando para triunfar no se use la influencia para garantizarse algún monopolio, vamos a tener un florecimiento en el ecosistema de innovación y emprendimiento.
La honestidad es un buen negocio, los países que apuestan por ella, terminan triunfando.
La corrupción genera ganancias en corto tiempo para algunos, la honestidad genera desarrollo real a mediano y largo plazo para todos.
Nos molesta cumplir estándares de calidad, gestión o transparencia, pues en el fondo sabemos que nos “complicarían las cosas”, nos obligarían a hacer las cosas “al derecho”, sin “vivezas” y como corresponde.
Debemos entender que hacer la fila, pagar la multa, en fin... ser “legal”, es el primer paso para exigir empresas, gobiernos y organizaciones transparentes y honestas.
La plata no está en la corrupción, si tenemos seguridad jurídica y unas reglas claras para todos, la inversión extranjera buena, llegará casi sin buscarla.
Si somos capaces de votar según nuestras convicciones y por el beneficio de la sociedad, no por una teja o un puesto... vamos a tener todas las tejas y puestos que hagan falta, cuando las cosas funcionen como deben.
La corrupción existe porque es un buen negocio, debemos lograr que la honestidad sea un mejor negocio que la corrupción y lo bueno es que sí lo es.