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- 02/11/2022 00:00
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Flores y botellas de soju (lícor de origen coreano) son algunos de los presentes que llevan familiares, amigos y conocidos al altar que rinde tributo a las víctimas del accidente de Itaewon. El periodo de duelo empezó el lunes por órdenes de Yoon Suk-yeol, presidente de la nación asiática que intenta seguir adelante después de su más reciente pérdida.
Mientras tanto, las familias de los fallecidos inician el proceso de búsqueda de los objetos perdidos de sus familiares. Desde zapatillas hasta máscaras de disfraces, wallets y otros artículos personales eran las piezas por reconocer en el gimnasio de Seúl.
Una a una, las familias fueron escoltadas por miembros de la policía nacional para buscar las pertenencias de sus parientes, proceso que seguirá hasta que todas hallen las pertenencias de sus afectos.
Según Lee Sang-min, ministro de Interior y Seguridad de Corea del Sur, en el barrio hubo una carencia de agentes de seguridad porque se planificó desplegar las fuerzas oficiales en otras partes de Seúl, por protestas de grupos políticos y laborales que habría durante el mismo día.
Sin embargo, también declararon que no tenían pautas para manejar el accidente. De hecho, la policía nacional del país reconoció la fuerza “insuficiente” para responder a la aglomeración.
Yoon Hee-keun, jefe de la policía surcoreana, reveló ayer que la fuerza policial tenía conocimiento de lo que estaba sucediendo en Itaewon.
“La policía recibió múltiples informes indicando la gravedad en el sitio justo antes de que ocurriera el accidente”, se señaló en las declaraciones. Además, se dijo que la policía no le dio la relevancia debida al tratarse de un evento no oficial.
En el barrio de Itaewon las aglomeraciones de personas son de lo más común los fines de semana.
Entre las luces de neón que cubren las avenidas y el fragor de la música que viene desde adentro de los clubes y discotecas, el área se ha convertido en el spot predilecto de miles de coreanos y turistas para pasar buenos momentos de ocio nocturno.
La zona es el epicentro multicultural más importante del país. Itaewon es reconocido por ser el lugar donde las fiestas internacionales también se celebran.
Eso está relacionado a la presencia extranjera que existe actualmente en el barrio, pues antes de volverse una de las opciones para la vida nocturna de los nacionales, solía ser un lugar concurrido por soldados estadounidenses cuando bases militares de la potencia estadounidense residían en Corea del Sur.
Pero lo que pocos imaginaban era que una de estas festividades terminaría en tragedia.
“Estaba ahí por una cena, e intentaba salir por el mismo callejón media hora antes de que ocurriera el incidente. Nunca había visto tanta gente a mi alrededor antes y mientras trataba de pasar no podía caminar, me tomó 10 minutos llegar al final del callejón que es solo una cuadra y me sentía muy insegura. Recuerdo haber pensado: 'Esto es un grave error”, narró la doctora Sophia Akhiyat, testigo de lo que concurría minutos antes del aplastamiento, a CNN.
Lo que se vivió el 29 de octubre en uno de los callejones de Itaewon fue la desesperación de miles que quedaron atrapados en una estampida humana cerca del hotel Hamilton. La avenida de solo cuatro metros de ancho y con una pendiente alojó a aproximadamente 100 mil personas aquella noche, lo que resultó en un desastre mortal.
Aunque Itaewon siempre ha sido un área concurrida para este tipo de celebraciones, fue el levantamiento completo de las restricciones por covid-19 lo que produjo la gran afluencia de individuos en un principio. Lo que se suponía era la primera celebración pospandemia en Surcorea, ahora solo queda para la posteridad en los vídeos de redes sociales donde se puede ver a la gente teniendo dificultad para respirar, aglomerada y pidiendo auxilio.
“La situación era tan grave que es imposible de imaginar. Se sentía como si cientos de kilogramos de piedras estuvieran encima de ti y tampoco podías ayudar a las personas que se caían frente a ti”, describió una joven estudiante de nacionalidad china en sus redes sociales, después de haber sobrevivido el incidente.
De todas las víctimas, 154 perdieron la vida, 152 sufrieron heridas, y hay 3.200 desaparecidas. La mayoría de afectados son mujeres y jóvenes entre 20 y 30 años. Además, de los 154 fallecidos 26 eran de origen extranjero.
“En ese momento solo quería vivir, y con esa fuerza de voluntad, perseveré. Tal vez no lo hubiese conseguido si seguía ahí unos minutos después”, también escribió la joven china en la nota acerca del trágico evento para sus redes.
Un día después del accidente, el 90% de los cadáveres fue identificado, el 10% que queda por reconocer es de menores de edad nacionales y extranjeros.
Según las autoridades pertinentes, el proceso fue difícil porque la mayoría de víctimas llevaba disfraces de Halloween y no tenían de documentos de identificación.
Por otro lado, la mayoría de las personas heridas ha manifestado daños psicológicos al igual que problemas respiratorios. Ese es también el caso de Juliana Velandía Santaella, una estudiante mexicana que también sufrió en el incidente pero logró salir con vida.
“Ya no sabía dónde estaba. Me empezaron a aplastar todo el tórax y no podía expandir mis pulmones y no podía respirar. Me di cuenta de que la única manera de poder seguir respirando era por la boca. Estuve haciendo respiraciones muy cortas y rápidas por la boca”, contó en una entrevista al periódico estadounidense The Washington Post.
Juliana ahora sufre de rabdomiólisis por el aplastamiento que sufrió mientras estuvo atrapada entre otras personas al caer en la pendiente del callejón donde ocurrió el incidente.
La rabdomiólisis es un padecimiento que se caracteriza por la descomposición de músculos dañados debido a la liberación del contenido de las células musculares en la sangre. “Me duele respirar, me duele caminar. Básicamente no me puedo mover”, dijo al final de su entrevista la joven mexicana.
Pero esta no es la primera vez que un incidente de este tipo sacude a la sociedad coreana.
El derrumbe del mall de Sampoong en 1995 y el hundimiento del barco MV Sewol en 2014, son otras tragedias que dejaron a cientos de familias coreanas en sufrimiento por sus pérdidas.
Estas también son muestra de la falta de rigidez que hay en el país en tema de seguridad pública y cumplimiento de las regulaciones para evitar accidentes.
Ahora Corea del Sur busca subsanar las heridas que ha dejado en los corazones de familias, amigos y conocidos de las víctimas este desastroso incidente que pudo evitarse.
Sin embargo, parece que será una tarea difícil. Después de todo, las zapatillas de sus allegados no son lo único que han perdido las familias de los afectados.