Cómo evitar el alto precio del conformismo, en claves

Actualizado
  • 14/08/2021 00:00
Creado
  • 14/08/2021 00:00
El conformismo se nos presenta como una opción. Nunca una obligación. Somos nosotros quienes decidimos qué hacer cuando toque a nuestra puerta
Sí, debemos agradecer lo que tenemos, pero nunca dejar de trabajar, perseguir y luchar por lo que queremos.

Cuando solicito mi requerida Pepsi Light en el cine sucede lo siguiente. El refresco, al ser de máquina, genera espuma, lo que provoca que quien me atienda deba esperar a que esta baje para llenar mi vaso, pero en muchas ocasiones, sin importarle mucho mi opinión, le coloca la tapa y me lo entrega esperando que no diga nada.

El vaso está “lleno”, pero es solo espuma, en un par de minutos habré perdido un 20% del contenido porque alguien más decidió que 80% era suficiente. Para ser sincero, muchas veces guardé silencio por no querer incomodar al “chico espuma”.

Hay una razón en particular por la cual muchas veces nos permitimos esta actitud, por ser agradecidos. Te explico.

Rara vez hay Pepsi Light en el cine donde vivo, por lo que al escuchar las palabras “sí hay”, estoy tan feliz que uso mi “agradecimiento” como excusa para no solicitar que me llenaran el vaso.

Se nos ha dicho que debemos agradecer lo que tenemos, que hay personas en otras partes del mundo que no tienen lo que nosotros “reclamamos” o “decimos necesitar”.

Recuerdo a mis padres diciéndome “cómete todo, que hay niños que hoy no han comido”. Este mensaje, aún cuando sea cierto, trae consigo un lado oscuro al cual debemos prestarle atención.

El conformismo

Este se nos presenta como una opción. Nunca una obligación. Somos nosotros quienes decidimos qué hacer cuando toque a nuestra puerta. Quien le permita la entrada a su vida terminará pagando el más alto de los precios, el sacrificio de sus sueños.

Estas son las dos caras del agradecimiento que tenemos que conocer si queremos evitar caer en su trampa.

Agradecimiento real: esto es decirle al “chico espuma” las siguientes palabras: “Podrías por favor llenarme el vaso”. A lo que él pudiera responder: “Disculpa, se acabó”. Aquí puedo ser agradecido con lo que recibí o pedirle que me llene el vaso con otro sabor. Ya esa es una decisión que solo tomo yo, nadie más la está tomando por mi

Agradecimiento falso: esto sería quitarle la tapa al vaso y quedarme callado mientras pienso: “Bueno, al menos hoy había Pepsi Light”. Para luego darle las gracias al chico espuma por robarme lo que por derecho era mío. En este caso el “agradecimiento” es solo una máscara para el temor.

¿Cuándo fue la última vez que aceptaste espuma en tu vida?

Esta es una pregunta en la que debemos sincerarnos. Al hacerlo corremos un riesgo necesario, saber a ciencia cierta si nuestra vida nos pertenece o solo aceptamos en “agradecimiento” lo que otro decidió darnos.

Para esto debes quitarle la tapa a tu vida, afrontar la realidad y verte cara a cara con tu condición actual: ¿eres el resultado de tus decisiones o las de alguien más?

A lo único que deberías temer es a vivir la vida que otro escogió para ti.

Sí, debemos agradecer lo que tenemos, pero nunca dejar de trabajar, perseguir y luchar por lo que queremos.

Nunca te quedes callado frente a la espuma.

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