La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 01/05/2022 00:00
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Estamos viviendo en una época llena de avances tecnológicos que están cambiando la forma de hacer las cosas a un ritmo vertiginoso. Esto influye en el modo en el que vivimos, socializamos, aprendemos y trabajamos. Al mismo tiempo esta tecnología nos facilita el acceso a la información, lo que permite optimizar nuestro tiempo. Desde una perspectiva sistémica todos los diferentes roles que desempeñamos (hijo, padre, hermano, amigo, profesional, empresario) se entrelazan y hacen que estemos constantemente co-creando nuestra vida y la de los que nos rodean en los diferentes escenarios.
En ocasiones podemos sentir que es una carrera contra el tiempo, ya que queremos lograr atender las actividades, tareas, compromisos, mensajes de WhatsApp, redes sociales, por nombrar algunos.
Te pregunto a ti, qué al igual que muchos estás sumergido en este ritmo acelerado ¿Que tan seguido evalúas si estas actividades están acercándote o alejándote de tus objetivos? ¿Tienes claras tus prioridades para decidir en donde y en qué invertir tu recurso más preciado; tu tiempo?
Es interesante observar que la mayoría de las cosas excepcionales que nacen o suceden en la vida de las personas, si analizamos sus historias, son movidas por un sueño o pasión que los llevó a hacer cosas extraordinarias.
Durante mi recorrido empresarial y crecimiento personal he conocido personas que se esfuerzan mucho, que trabajan de manera incesante pero no llegan a ninguna parte diferente de donde empezaron. En cambio, existen otros que de igual manera se esfuerzan, pero logran desplazarse, obtener resultados y estar más cerca de su sueño.
El ingrediente diferenciador es tener un norte claro, enfocarnos en aquello que queremos conseguir motivados por esa pasión y sueño que nos impulsan a realizar actividades diarias con un propósito. Y cuando nos enfocamos en un propósito nos referimos a la intención por la cual realizamos una acción determinada y quien decidimos ser en las circunstancias que se nos presentan en el día a día. Por ejemplo, si en tu trabajo tienes un desafío frente a tus objetivos puedes tomar varias posturas: 1) Hacer lo que te dice tu líder y pasarte diciéndole a tus compañeros porque te tocó a ti y comentando lo difícil que está siendo este desafío, o 2) Observarlo como una oportunidad de aprendizaje aceptar la incomodidad de salir de tu zona de confort, conectando con tu propósito de aprendizaje y crecimiento. La pregunta que puedes hacerte es ¿Quién decido ser frente a las situaciones que enfrento? Las situaciones no son buenas ni malas, simplemente son lo que nos toca experimentar para nuestra evolución, todo depende de cómo las miro y decido actuar frente a ellas.
Como dice una de mis autoras favoritas, Marian Rojas Estapé, “la Felicidad no es lo que te pasa, sino cómo interpretas lo que te pasa” .
Una de las principales competencias del coaching es la escucha activa, en este aspecto el coach se convierte en un instrumento para apoyar la autoexpresión de cada persona, desde la grandeza que existe en cada uno de nosotros, acompañando al cliente en su espacio, dándole la bienvenida al silencio y a la reflexión del cliente, en el cual puede brotar su propósito, sueños, objetivos y metas.
Un coach debidamente certificado es aquel que te acompaña en tu propio proceso de autodescubrimiento, en un proceso de acompañamiento reflexivo y creativo de autoconocimiento y autogestión y de conexión con tus personas de interés, que te inspire a maximizar tu potencial.
Si quieres reconectar contigo, bucear en tu interior para darle dirección a tus actividades y quieres alguien que cuenta con todas las competencias para acompañarte en este camino elige un coach de alto valor que cuente con: la experiencia, prácticas éticas que te acompañe a descubrir las posibilidades que están esperándote al otro lado del puente.
La autora es coach ejecutivo, personal y miembro del capítulo de Panamá