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Duvrovnik, la perla del Adriático
- 28/08/2022 00:00
- 28/08/2022 00:00
Casi terminando nuestra travesía por el plácido Mar Adriático, llegamos a la ciudad de Dubrovnik, puerto croata que es el centro económico, cultural y educativo de la región conocida como Dalmacia meridional. También es la sede administrativa de la provincia homónima. Comprende la zona del delta del río Neretva. Del interior del territorio se separa el macizo montañoso de la Cordillera Dinárica, que la conforman altas montañas que se adentran en el continente y forman una frontera natural entre el litoral y Herzegovina.
De clima marcadamente mediterráneo, tiene una exuberante y muy variada flora, que es cultivada con esmero por sus habitantes, lo que le da un sello inconfundible que se mezcla con las fragancias de los limoneros y naranjos, entre palmeras y agaves.
De abruptas costas rocosas, profundos golfos, playas de arena, pequeños campos fértiles, montes relativamente altos que, en algunos lugares, llegan hasta el mar, numerosas islas, acantilados e islotes desiertos o con una rica vegetación, es símbolo de esta región desde hace siglos.
Su fundación se remonta a un pasado muy lejano y como en casi todas las ciudades mediterráneas, está envuelta en un tupido velo de leyendas. Una de las más verosímiles es que la fundación se produjo después de la destrucción y la desaparición de la ciudad romana de Epidauro, en el siglo VII. Esta localidad fue fundada probablemente como colonia griega y en la época romana se desarrolló como un importante centro urbano, marítimo y comercial. En el siglo IV sufrió un terremoto e incluso se le menciona como sede de una diócesis. Luego de la conquista por los eslavos, sus pobladores se mudaron a las regiones boscosas y al pequeño islote de Laus, de morfología muy rocosa, que queda enfrente de donde hoy está la ciudad de Dubrovnik.
El destino de Epidauro y la fundación de esta ciudad croata se parecen mucho a la fundación de Venecia y de Split. En Venecia estaban los que escaparon de Aquilea, que ante los hunos de Atila se habían escondido en lagunas pantanosas. En cuanto a Split, en el siglo VII, a raíz de la destrucción de Salona por los ávaros y eslavos, los pobladores se refugiaron en el palacio del emperador romano Diocleciano.
En el siglo IX, Ragusa, como se conocía a Dubrovnik, era la ciudad más importante de la Dalmacia meridional y formaba una pequeña comunidad bajo el amparo de Bizancio, para luego estar bajo dominio de la República de Venecia hasta 1358, cuando con el tratado de Zadar, obtiene su independencia y pasa a llamarse República de Ragusa, pagando un tributo anual al rey de Hungría y luego a los Doges de Venecia. La ciudad era pequeña pero sus navíos, al inicio del Renacimiento italiano, surcaban todos los mares del Levante, desde el Adriático hasta el Bósforo. Algunos académicos italianos han llegado a considerar la República de Ragusa como la Quinta República marinera de Italia, junto con Venecia, Génova, Pisa y Amalfi, por ser originariamente de habla neolatina. De hecho, el idioma dalmático (muy parecido al veneciano) era la lengua autóctona de Ragusa antes del año 1000.
Fortificada y protegida, resistió por quince meses un sitio impuesto por los sarracenos, y fue auxiliada por las naves bizantinas (siglo IX). Como en todos los territorios bajo el dominio de Bizancio, se fueron desarrollando acciones para fortalecer el gobierno autóctono o local que debía promover el desarrollo del comercio y otros sectores relacionados.
En tierra firme, frente al poblado de Ragusa, se fundó la ciudad que hoy es conocida y admirada por su belleza natural y la preservación de sus monumentos históricos. Dubrava significa bosque mediterráneo de encinas, y los pobladores croatas fueron mezclándose con la población romana. Durante los siglos X y XI, el estrecho entre el islote y tierra firme se fue rellenando por materiales que allí se depositaban y hoy día se conoce como Placa la calle más ancha y célebre de la ciudad, y es un puente terrestre, que integra a los dos poblados. Poco a poco se fue “croatizando” la población, hasta que en el siglo XV lo era totalmente.
En el año 1032 los habitantes de Dubrovnik participaron con sus naves en las luchas de Bizancio contra los árabes. En 1153 el autor árabe Al-Idrisi se refería a la ciudad croata como la más meridional del territorio, desde donde muchos barcos zarpaban dirigiéndose a destinos muy lejanos. En 1169 Dubrovnik y Pisa firmaron un convenio sobre el comercio marítimo en el Mediterráneo, que abarcaba la zona comprendida desde Pisa a Constantinopla. Para finales del siglo XII Dubrovnik había firmado acuerdos con muchas ciudades adriáticas: Molfetta, Ravenna, Fano, Ancona, Monopoli, Bari, Termoli y también con Rovinj y Kotor. También suscribió convenios con sus vecinos continentales, Bosnia y Serbia y, en su relación con esos países balcánicos, se aseguró la posición de principal emporio comercial.
La historia de Dubrovnik da para muchos relatos, siempre dignos de conocer y de contar. La ciudad sigue siendo uno de los más bellos y más valiosos conjuntos urbanos y arquitectónicos en todo el Mediterráneo y foco de atracción turística. La República de Dubrovnik no se extinguió por desgaste, sino que desapareció en 1808 como consecuencia de la ocupación napoleónica. A raíz de la caída de Napoleón, se tuvo la esperanza de renovar su status, pero el gobierno imperial de Austria no accedió, ambicionando extender su control sobre la totalidad del territorio en las costas orientales del Adriático. Continuó vegetando como ciudad provinciana a la sombra de este imperio y, entre las dos guerras mundiales, gracias al desarrollo de la industria marítima, vivió de esa actividad, pero también del incipiente turismo que empezó a atraer.
En ese período entre guerras la ciudad pasó a denominarse oficialmente Dubrovnik, y a partir de 1918 siguió siendo una ciudad eminentemente de élite y aristocracia, papel que tuvo en la nueva Yugoslavia monárquica. Durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupada por las tropas italianas entre 1941 y 1943, aunque oficialmente era parte de la Croacia del político Ante Pavelic, líder y miembro fundador del grupo Movimiento Revolucionario de Levantamiento Croata, Ustacha (en español, rebeldes o alzados). En septiembre de 1943 los alemanes la ocuparon, junto con las tropas de Pavelic, desatándose una cruel guerrilla en toda la región.
Durante la época de Josif Broz Tito, Dubrovnik fue objeto de sendas inmigraciones de gente proveniente de Herzegovina, para trabajar en la construcción de los nuevos hoteles y quitar el estigma aristocrático que tenía por siglos. A partir del año 1990 y por la voluntad popular de sus habitantes, es una de las principales ciudades de la Croacia independiente.
Conocida como “la perla del Adriático” y la “Atenas dálmata”, fue prolífica en intelectuales humanistas, de las artes y las ciencias y el recinto amurallado de la ciudad antigua fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.
Su independencia no estuvo exenta de conflictos violentos, sobre todo de serbios y montenegrinos que la atacaron por tierra, mar y aire en el año 1991. El alto nivel intelectual de sus habitantes contempló la idea de restablecer la vieja República de Ragusa, independiente de Croacia y Serbia, acercándose más al modelo de Mónaco o Hong Kong, pero la idea no prosperó.
A pesar de que Croacia es miembro, desde el año 2013, de la Unión Europea, su moneda de curso, por ahora, no es el euro sino la kuna, y es difícil pagar con euros en sus comercios. Su santo patrón es San Blas, que nació en Sivas, Turquía. Los festivales de verano, y los que giran alrededor de las festividades cristianas son muy concurridos.
Sitios obligatorios para visitar, además de la concurrida calle Placa, son la torre Minceta, que domina un recinto de poderosas murallas, así como el Palacio de los Rectores (de estilo gótico renacentista), el Palacio Sponza, y muchos monasterios. Pero de las experiencias más enriquecedoras es ascender, en funicular, al monte Srd desde donde se tienen unas vistas increíbles de la ciudad amurallada.
Fue el lugar donde se filmó, en 1990, la película Capitán América, siendo la ciudad el hogar del villano. Más recientemente, fue el escenario de 14 de las 30 locaciones donde se grabó la serie “Games of Thrones”, siendo la isla de Lokrum, el sitio donde estaba el Trono de Hierro. La ciudad entera está llena de souvenirs de esta serie, así como del jugador de fútbol Luka Modric, que juega para el Real Madrid.
Apasionante y hermosa, un sitio para visitar una y otra vez.