La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 05/11/2022 00:00
- 05/11/2022 00:00
En toda comunicación puede haber mensajes que cierran puertas, que generan bloqueos. Esos pueden ser obstáculos en la comunicación.
Te has preguntado, ¿por qué Juan reaccionó de tal manera?, ¿por qué María dejó de saludar? o ¿por qué Sofía se cierra en sí misma?
Y tal vez, pocas veces te preguntas: ¿qué hice para obtener esa respuesta?
Para ello, el doctor Thomas Gordon plantea 12 obstáculos en la comunicación.
“¡Arregla tu cuarto!”. El mensaje implícito es: importa lo que uno necesita, no se tiene en cuenta al otro.
“Si me vuelves a tratar así, te dejo”. Las amenazas generan hostilidad.
“No deberías actuar de ese modo, por ya ser un profesional”. Cuando le decimos lo que debería hacer, provocamos más resistencia y defensa.
“Lo que tienes que hacer es ponerte a trabajar”.
“Si aprendes a ser responsable en casa, después serás un adulto responsable”. Suena como una sentencia académica, desde un lugar de superioridad: “Tú no sabes, yo te tengo que enseñar”, lo que lleva al otro a cerrarse a lo que queremos transmitirle.
“Estás completamente equivocado. Eres un desastre”. Le hacemos sentir inferior, indigno; además, una crítica negativa provoca otra crítica como defensa.
Con un juicio inadecuado que no corresponda a la realidad del otro. “Eres muy inteligente, te va a ir bien en el examen”. Esto hace que no se sienta comprendido, si ya fue reprobado tres veces.
“Eres un linyera, así nadie va a querer estar contigo”. Al rotularlo, la respuesta más frecuente es responder atacando.
“Lo que está buscando es llamar la atención. Te sientes así porque estás celosa de tu hermana”. Los diagnósticos, cuando son ciertos, revelan la intimidad y eso incomoda; cuando son equivocados, acusan injustamente.
“No tengas miedo, no duele”. Por tratar de lograr que se sienta mejor, negamos la verdad de lo que siente.
“Y tú, ¿habrás hecho todo lo que corresponde?”. Genera desconfianza, sospecha, duda.
“¡Uff! ¡Siempre con lo mismo! Olvídate, hablemos de algo más agradable”. Minimizamos el mensaje que trae, lo desvalorizamos, no le mostramos interés.
Una frase de regalo: Tengo en cuenta tus necesidades y también las mías, cuido de ti; teniéndote en cuenta cuido de mí teniéndome en cuenta. Y para conservar la relación, encontremos una solución donde todos ganemos sin que nadie pierda.
Un gran ejercicio es hacer preguntas, ejercitar la escucha activa, sin juicio mental, y tener en cuenta las necesidades de la otra persona, sin descuidar las necesidades propias.
Deseo que tengas una muy buena semana.
@paulacabalen
Mentora y 'coach' de vida y negocios
Consultora. Conferencista.