Las críticas constructivas

Todo el mundo aspira a la vida dichosa, pero nadie sabe en qué consiste. Séneca

Existía un matrimonio que se había mudado a una nueva barriada, y una mañana mientras desayunaban, la esposa miró por la ventana y vio la ropa de la vecina tendida para secarse y se dio cuenta de que estaba sucia. Le dijo al esposo: Esa vecina no sabe lavar, la ropa se está secando totalmente sucia, me pregunto si alguna vez utiliza detergente.

Pasaban los días y ella hacía los mismos comentarios a su esposo: “No puedo creer que la vecina no sepa lavar”, “No puedo creer que lleven esa ropa que se ve tan sucia”.

Unos días después, la mujer miró por la ventana y la ropa estaba tan limpia y blanca como podía estar; se quedó muy sorprendida, llamó a su marido y le dijo: “Mira cariño, no puedo creerlo; ella finalmente ha aprendido a lavar. Me pregunto qué sucedió”.

El marido sonrió y dijo: Cariño, me levanté temprano esta mañana y limpié nuestra ventana.

Lo sucio que parezca la ropa de la vecina, depende de lo limpia que esté tu ventana...

Si solo ves lo que los demás hacen mal y nunca ves lo que hacen bien, entonces mi consejo es que limpies tu ventana. El problema no es de los demás, el problema es tuyo.

Toma nota de las cosas buenas que hace la gente a tu alrededor, puede que tengan algunas debilidades, pero de seguro en fortalezas superarán. Debemos comenzar a enfocarnos en las cualidades, apreciar las fortalezas de esa persona y aprender a minimizar las debilidades.

Respondemos mejor a los elogios que a la crítica; un ejemplo: La próxima vez que quieras que tu esposo corte el césped, en lugar de quejarte: “Por qué nunca cortas el césped”, di en cambio: “¿Te he dicho alguna vez que cuando cortas el césped, la casa y tú se ven muy bien? Si elogias de este modo, él cortará el césped todos los días... respondemos a los elogios.

Te pregunto: ¿ves el mundo con ventanas limpias, creyendo lo mejor, viendo lo bueno?

Hasta la próxima.