“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
- 03/04/2022 00:00
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Los acontecimientos mundiales, el avance digital, cambios laborales, sociales y climáticos nos brindan una gran oportunidad y responsabilidad para establecer nuevas conversaciones, alianzas, trabajo en equipo y participación comprometida de todos.
Sumado a ello, las herramientas tecnológicas tendrán una permanencia indiscutible en la cotidianidad de las personas, profesionales, educadores, líderes, instituciones y distintas profesiones. Como coaches profesionales nos vemos impulsados a ampliar nuestra filosofía e involucrarnos a ser parte integral de una comunidad encaminada a transformarse.
El crecimiento de la profesión del coaching a lo largo de casi tres décadas fue demandando diseñar un marco ético (deontológico), acuerdos, regulaciones, competencias que acompañen el desarrollo humano, innovación en la práctica, eficacia e impacto para el bienestar social. Surge entonces la Federación Internacional de Coaching - ICF, fundada en 1995 con el propósito de dar credibilidad a una profesión creciente.
Su evolución como institución va de la mano de los capítulos locales, como ICF Panamá, los cuales impulsamos el avance global de la profesión del coaching, sobre todo en el país y en la región.
Somos parte de una organización global con más de 50.000 miembros activos en los cinco continentes. Alentamos y promovemos acciones para elevar los estándares de calidad formativa y certificaciones que nuestros coaches requerirán para el futuro cercano. Compartimos actividades con nuestros clientes y con la comunidad interesada acerca del coaching profesional a través de alianzas conjuntas con capítulos de la región.
Asimismo, estamos atentos a detectar áreas de posibilidad, dificultad o mejora en cada país o región, las tendencias que contribuyan a la expansión y aplicabilidad del coaching profesional en una sociedad que merece progresar en paz, conexión, igualdad, diversidad. Todo ello no podría concretarse si no contara con coaches que practiquen y difundan los mismos valores como son:
-Profesionalismo, que implica desarrollar la mentalidad de coaching, calidad profesional, respeto, integridad, competencia.
-Colaboración, en la conexión y construcción de la comunidad;
-Humanidad, comprometiéndonos a ser compasivos, amables y respetuosos con los demás;
-Equidad, creando procesos de igualdad para todos.
En ICF nos motiva que “El coaching sea parte integral de una sociedad próspera y cada miembro de ICF represente la más alta calidad del coaching profesional”, dicha visión no conoce de territorios porque habita y se encarna en quienes asumimos la responsabilidad y el compromiso de representarla con honestidad y excelencia.
Desde ICF Panamá nos propusimos trabajar a la par con los coaches que ejercen su profesión con rigurosidad y ética. Esto requiere de esfuerzo, deseo de pertenecer, aportar y contribuir. Nuestra comunidad está compuesta por miembros formados en diversas instituciones, especialidades, culturas, nacionalidades y con experiencias laborales previas. Esto nos brinda la particularidad de ampliar nuestras miradas y desafiarnos a construir conjuntamente desde la heterogeneidad.
En nuestro capítulo estamos comprometidos en “crear oportunidades a través del coaching” buscamos que nuestros objetivos no sean simples enunciados y con ese espíritu de trabajo colaborativo nos proponemos como asociación ser un “puente” donde los miembros puedan conectarse con sus pares, educarse continuamente, servir a la comunidad a través de proyectos probono, desarrollar nuevas habilidades, aprender de otras disciplinas complementarias, escuchar activa y respetuosamente las discrepancias, generar networking con potenciales clientes, instituciones, empresas, oenegés, entidades gubernamentales y escuelas, donde el coaching profesional pudiera ser una propuesta de valor transformador, ya que a diferencia de los cambios, lo que se transforma nunca volverá a su estado original.
Los acontecimientos en los últimos años nos desafían a crear futuros posibles donde podamos convivir, complementar, asimilar adaptativamente lo novedoso, extraño, desafiante, temido y anhelado. Aprender a gestionar y regular la incertidumbre, las emociones, las conversaciones; las decisiones serán recursos poderosos que como humanos podemos aplicar en todos los ámbitos donde podamos incidir para favorecer el bienestar, desde nuestra familia, trabajo, escuela, sociedad, que está impulsada a transformarse.
Cuando crece uno, crecemos todos como comunidad.
La autora es presidenta de ICF capítulo Panamá