Cerrar ciclos y abrir nuevas posibilidades

Se nos ha enseñado que para vivir las fiestas de fin de año “tenemos” que estar sonriendo, alegres, “felices”, sin embargo, para algunas personas estas fechas pueden tener un tono contrario, considerando lo que nos ha tocado vivir a consecuencia de la pandemia que nos cambió la forma de convivir.

Es importante aprender a cerrar ciclos, sin pretender no sentir lo que estamos sintiendo, comprendiendo que lo que es...es, aprender a soltar y recordar las experiencias vividas desde lugares de amor y agradecimiento que den paz a la existencia.

Por otro lado, en esta época hay conversaciones en las que se hacen preguntas muy personales que, a veces, no queremos responder. Por ejemplo: ¿tienes pareja?, ¿cuándo tendrás hijos?, ¿cuándo terminarás de estudiar?, ¿cuándo cambiarás de trabajo? Cuando esto ocurre, los momentos de reunión y compartir se pueden tornar un poco complicados.

Algunos clientes llegan a sus sesiones de coaching queriendo aprender a abordar estos temas en sus grupos de convivencia y/o cerrar ciclos personales. Acompañarlos a través de la implementación de “rituales” les permite cerrar ciclos y abrir nuevas posibilidades en sus conversaciones internas y externas.

En un estudio de la Universidad de Connecticut los investigadores observaron cómo los rituales como bodas, fiestas de cumpleaños, desfiles anuales y celebraciones similares pueden desempeñar un papel importante en la reducción de nuestros niveles de ansiedad. El mecanismo detrás de esto puede ser que los rituales proporcionan al cerebro un sentido de estructura, regularidad y previsibilidad.

Jan Jacob Stan, quien tiene una vasta experiencia como consultor y es profesor de desarrollo organizacional en más de 20 países y uno de los principales pioneros de las constelaciones organizacionales y el coaching sistémico, es considerado el creador de los llamados “rituales sistémicos”. La utilización de esta herramienta posibilita cerrar ciclos y/o transformar el tono de las conversaciones internas o con otros, para abrirnos a todo lo nuevo que va a llegar, dejando cargas innecesarias y liberando expectativas.

Los rituales permiten dar y recibir desde una perspectiva esperanzadora generando orden, completitud y balance en los procesos personales y en los grupos de convivencia y pueden ser implementados en diferentes momentos: desvinculación, incorporación, proponer innovaciones o eventos traumáticos, a través de cuatro dimensiones:

- VER: que lo que se ha vivido es parte de la historia

- “Veo que eres parte”

- “Veo tu lugar en la empresa /relación”

- “Veo tu contribución todos estos años”

- “Veo lo que hemos logrado juntos”

- RECONOCER: Te veo y te destaco o destaco algo de lo que veo

- “Reconozco que eres parte”

- “Reconozco que gracias a tu contribución he podido (...)”

- AGRADECER: Valoro porque algo tomé de esto que ha sucedido

- “Agradezco que lo hayas hecho de la mejor manera”

- “Gracias por darme un lugar en esta empresa/relación”

- “Gracias empresa/relación por todo lo que he aprendido hasta aquí”

- HONRAR: Muestro respeto y valoración haciendo algo bueno con lo que tomo

- “Honro tu contribución sirviendo a otros con ella”

- “Honro tu honestidad”

- “Honro lo que hemos logrado juntos”

Revisemos el año 2021 a través de la herramienta del ritual y observemos nuevas posibilidades de interacciones en nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás, que nos inviten a construir resultados basados en la gratitud y el amor.

Que surjan nuevos temas de conversación con preguntas que inviten a construir nuevas formas de relacionarnos: ¿Qué nos hace feliz?, ¿Quiénes nos inspiran? ¿Qué sueños nos gustaría trabajar el otro año? ¿Qué actitud queremos enfocar el próximo año? ¿Cómo se siente nuestro corazón?

El ritual sistémico nos invita a enfocar la interacción y las contribuciones, para cocrear resultados, tomando en consideración que no somos islas y todos somos parte.

Feliz 2022

La autora es 'coach' de relaciones afectivas y 'coach' sistémico organizacional, miembro de ICF capítulo de Panamá.