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La carrera constante contra los miedos
- 25/07/2020 00:00
- 25/07/2020 00:00
Hay muchas cosas que vienen de fábrica en el paquete del ser humano, y entre ellas está el miedo. De hecho, el miedo es natural, es lo que nos mantiene vivos y es nuestra alarma ante el peligro. En el prudente es necesario, sin embargo, saber vencerlo solo es de valientes.
El miedo tiene como función prioritaria ver las cosas peores de lo que son. El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Con este concepto, ¿cuántos sueños se habrán quedado en el tintero por él?
Puedo decirle desde ya que gracias al miedo se han hecho obras maravillosas, comenzando por la más inspiradoras de todas que inicia con “El Señor es mi pastor, nada me falta”... Y sí, el miedo puede ser su mejor fuente de inspiración para lograr el éxito, tan solo necesita superarlo para descubrir que, al otro lado, es donde está el placer de vivir.
Debemos tener clarísimo que nuestro origen en gran medida no determina nuestro futuro. Observe cuántos deportistas, actores, empresarios, activistas, exploradores, líderes y gurús vinieron de las cunas menos favorecidas y que hoy son íconos y referentes de éxito gracias al hecho de que superaron sus miedos.
Puede que le sorprenda pero, a veces, el origen de nuestros temores suele venir de nuestra más grande fuente de luz, de nuestro reflejo, de nuestros pensamientos y asunciones (a veces absurdas e infundadas) de lo que somos o hacemos, y de quienes nos rodean.
Usted dirá... ¿temerle a nuestra luz? ¡Sí! Y permítame enumerarle algunas de nuestras virtudes a las cuales tememos, y que debido a ello, no emprendemos nuestros mejores viajes de vida.
La diferencia entre lo imposible y lo posible reside en la determinación de una persona.
Cuando se emprende una aventura ya sabemos que para lograr algo, muchas veces hay que estar dispuesto a perder algo y, en este punto, no muchos quieren hacer sacrificios para lograr el éxito.
Nada en el mundo puede tomar el lugar de la persistencia. El talento no; el genio no; la educación sola tampoco; se necesita de nuestra determinación para que nuestros sueños rindan frutos.
Nuestra vida profesional y personal está siendo retada por el SARS-CoV-2 y, por lo que he escuchado, el mundo entero se está planteando la interrogante errónea... todos preguntan: ¿por qué?, ¿por qué estoy perdiendo mi negocio?, ¿por qué no puedo hacer esto o aquello? Y nadie se pregunta ¿para qué?
Esta crisis llegó al mundo para cambiar visiones, para crear nuevas fuentes de aprendizaje, darnos tiempo para meditar, estar con la familia, salvar nuestra vida, replantearnos estrategias, crear nuevos negocios, aprender a manejar nuevas herramientas, ser puntos de referencia y enseñanzas, y desarrollar proyectos que estaban en gavetas; comience por analizar su ¿para qué?
Mientras más grande sea su visión, mayor será el número de detractores que aparecerán en su camino.
Picasso, Miguel Ángel, Einstein, Dalí, Vincent Van Gogh, Walt Disney, John Lasseter (creador de Pixar), Steve Jobs, podría seguir y seguir dándole nombres, a todos ellos les fueron rechazadas sus propuestas y visiones primarias e incluso, ya avanzados sus éxitos, siguieron escuchando “no” y aún así no estuvieron dispuestos a ceder en la búsqueda de sus sueños.
El “no” ya lo tenemos ganado, así que de nada sirve perder el tiempo fortaleciéndolo o ahogándonos en él. Dediquemos nuestro esfuerzo a desarrollar lo que soñamos y llevarlo adelante.
Créalo o no, ¡el fracaso no existe!, salvo cuando dejamos de esforzarnos.
En todos los intentos fallidos, Tomas Edison al crear la bombilla también descubrió cómo no debía hacerla. El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia. Mi escritor favorito Charles Dickens decía: “Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender”.
Creo que muchos matrimonios, empresas y emprendimientos arrancan mal cuando de salida hay un terror al compromiso y, más aún, porque no estamos claros de lo que significa esa palabra en todo su esplendor. Por naturaleza el ser humano teme a lo que no conoce.
Sin compromiso, no puede haber profundidad en nada, ya se trate de una relación, un negocio o un hobby. ¡Nunca se baje del escenario si no ha terminado la canción! Algo que he aprendido viendo la Voz, American Idol, X Factor...
Decía Abraham Lincoln: “El compromiso es lo que convierte una promesa en realidad”. Amigo lector, lo invito a que se haga esta promesa: la vida que merece vivir, está al otro lado del miedo.
El autor es publicista, empresario y profesor universitario.