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- 08/09/2024 20:48
- 07/09/2024 20:50
Esa mañana del primero de agosto, al encontrarme en el Aeropuerto Internacional de París-Charles de Gaulle, notaba una fuerte presencia de militares; a su vez, una asistencia al pasajero muy funcional, pero dentro de mí trataba de justificar que todo era por la realización de las Olimpiadas en París 2024 y las medidas preventivas para evitar acciones terroristas y dar una imagen de serenidad y eficiencia a todos los visitantes. Fue así como me dirigí a mi puerta de embarque con destino a Panamá.
Al caminar por diversos pasillos, cafeterías y tiendas de souvenirs, sigo a paso firme a la zona para tomar mi avión. Al llegar noté a un joven delgado, con lentes, sentado en el piso, que leía distraído, y me pareció reconocerlo a primera vista, y dentro de mis miles de dudas me dije: ese no puede ser Milko.
Como ese joven se encontraba cerca a la puerta de embarque del avión que se dirigía a Panamá, trate de cerciorarme de que en verdad no era Milko Delgado. Apenas cruzamos miradas, su acogedor rostro brilló de alegría y se levantó dirigiéndose hacia donde yo estaba sentado.
Para quien no lo conoce, tengo que decir que Milko Delgado nació en Chiriquí, (Panamá, 1995), es un joven artista multidisciplinar e investigador egresado de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba. En su práctica artística y cultural trabaja desde el performance y las artes visuales, muchas veces vinculado a procesos de mediación, gestión, curaduría y pedagogías afectivas/cotidianas. En la práctica, un joven prometedor que ha marcado pautas en el ámbito panameño e internacional.
Milko se sentó junto a mí comenzando una agradable conversación y, claro, aproveché para preguntarle los motivos de encontrarse en París, y su repuesta queda aquí registrada:
“Vengo de pasar algunos días en Múnich (Alemania) mostrando la obra/proceso resultado de un proyecto de exhibición llamado HIV Science as Art, también estaba becado para asistir a la 25ª Conferencia Internacional del Sida”. Sus ojos brillan de emoción y continúa diciendo: “estoy muy conmovido pensando en todos los encuentros, experiencias (y un romance) que ese viaje artístico me ha dado”. Habla sin poder contener su profunda alegría.
HIV Science as Art es un proyecto que propone la colaboración entre 10 artista seropositivos y 10 científicos de distintas regiones del mundo. Milko trabajó con base en la investigación de Gesine Meye-Rath, investigadora, médica y economista de Sudáfrica, pero también realizaron aportes al proyecto otras personas como Beto Pérez desde México y Josué López desde Costa Rica.
“Mi obra fue una serie de bellas fotografías de flores en cajas y botes de antirretrovirales llamadas Bodegones Sidosos, inspirada en una de las historias del fanzine Futurismo Sidoso, que también es del mismo proyecto y el nombre del texto escrito por Josué. Fue una experiencia hermosa, un proceso de alto aprendizaje en distintos niveles, lleno de encuentros hermosos e inspiradores. Una de las cosas más bonitas fue poder conectar con un grupo maravilloso de artistas seropositivos y conocer sus vidas e historias con relación al VIH y sus contextos”, afirmó Milko.
La presencia de este joven talento panameño me conmueve profundamente, debido a que Panamá cuenta con muchachos que podrían ser nuestros hijos, que surcan con gran autonomía los confines patrios, dialogando con realidades diferentes temas contradictorios, demostrando capacidad y alta excelencia artística.
He aquí los motivos que siempre me han hecho seguir desde sus primeros pasos a este (nuestro) artista, como también a esa nueva generación que se atreve a proponer temas difíciles que nos hacen reflexionar, pese a sus discordantes y paradójicas propuestas. El verdadero artista es aquel que sueña, ve cosas que la mayoría de las personas no notan y se atreven a proponer sus intuiciones a nuestras reflexiones; son estos los motivos que nos hacen decir que la cultura hace avanzar a la sociedad hacia mejores convivencias.
Cada vez que nos encontramos frente a aquellos artistas que nos presentan nuevas propuestas somos llamados a un viaje a lo desconocido (un salto al vacío) debido a que ponemos en juego nuestras certezas, siendo esta la verdadera función del arte: ponernos frente a un viaje donde cerramos y abrimos puertas. Son nuestra preparación y nuestras convicciones personales las que nos hacen aceptar o rechazar tales propuestas.
Amable lector, en momentos en que hemos vivido las Olimpiadas en París, quisiera afirmarle un detalle que servirá para comprender el panorama de las artes: el arte no es una carrera de 100 metros planos, donde hay un primer, segundo y tercer puesto. En las artes hay una diversidad de visiones de las problemáticas que usan un sinfín de instrumentos y métodos para cuestionar un punto central y esa diversidad es una riqueza para todos, porque nos permite constatar el capital creativo de cada artista. En el punto central de todo esto está el estímulo a unirnos en la claridad de cada razonamiento, y para aquellos que buscan la excelencia pese a las contrariedades de sus temas, esto es importante nunca olvidarlo.
Milko ha trabajado en propuestas que han sacudido nuestro ambiente, enfrentando problemáticas muy difíciles para Panamá. Con mucho respecto, lo invito a que me hable de su última provocadora curaduría y me responde:
“Antes de salir en este viaje había curado una exhibición llamada ¡Al fin arte cuir! Una muestra de arte en la que incluyo el trabajo de 12 artistas y dos colectivos de Panamá que en sus prácticas artísticas abordan distintos matices, existencias y complejidades que atraviesan las personas LGBTQI+ en nuestro territorio.
Fue una investigación que se articuló de manera casi espontánea y que hizo una breve cartografía de las vidas LGBTQI+ a través del arte para ver dónde estamos y hacia dónde queremos ir como comunidad. La muestra fue organizada por Panamá Cuir, una plataforma creativa visual. Esta plataforma es un trabajo en colaboración entre Momo Magallón, Javier Veleiro y yo”.
Comunico a Milko que voy a escribir sobre él; sin dejarme terminar, me pasa un breve texto donde (él) se autodefine y lanza el desafío a que si me atrevo a publicarlo. Aquí el texto que nace de la intimidad de Milko:
“Mi obra tiene un alto componente autorreferencial, y mi lugar como persona queer, homosexual, no binarie y seropositiva en Panamá determina gran parte de lo que impulsa mi investigación. También me fascinan la naturaleza, la tierra, el territorio y las formas de habitar el cuerpo como dispositivo para abrir diálogos relacionados a la identidad. Mi obra cambia constantemente porque también cambio yo”.
Por altoparlante se hace el llamado para abordar el avión y toda la magia se desvanece. Milko toma su mochila, se despide y busca su grupo de embarque. Lo veo alejarse entre la multitud de personas y sonrío... sí, sonrío, porque mi Panamá cuenta con muchos talentosos jóvenes que luchan en distintos ámbitos para afirmar sus derechos con creatividad infinita y eso es de aplaudir, porque nos pone frente a nuestras infinitas incertidumbres y formadas certezas.