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- 16/11/2020 00:00
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Genaro Villalaz García es parte de una generación de escritores de Panamá, que se agita en el mercado literario y que busca, a través de sus obras, inspirar a otras personas a explayar sus ideas y creatividad a través de la escritura. Este autor, nacido en Panamá en el año 1967, es ganador de varios premios nacionales y reconocimientos por su trabajo. Su más reciente galardón fue la versión XL del Concurso Nacional Premios IPEL 2020, organizado por el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), en la categoría de poesía, con el trabajo titulado Las sincronías de la memoria. Ha publicado obras como Baile de máscaras, La última campana, y En los agujeros del tiempo y otros tiempos. Este escritor es un convencido de que se debe dedicar mayor apoyo a la formación de las nuevas generaciones y sembrar la semilla que mañana florecerá en la literatura panameña. En entrevista con La Estrella de Panamá, Villalaz dedicó un espacio de su agenda para conversar sobre su inspiración y proyectos a futuro.
No existe un horario específico. Escribir es un arte que nace de la creatividad y la inspiración, la cual puede aparecer de repente. En mi caso, dedico la mayor parte del día a mi puesto de trabajo, ejerciendo las responsabilidades que tengo. Aunque debo reconocer que en momentos, aparecen ideas que dejo plasmadas en una libreta de notas o en el papel que tenga a mano. Luego, en un momento de la noche, las traspaso a la computadora para llevar una compilación. En mi caso particular, escribo desde aproximadamente las 9:00 de la noche. A veces hasta me encuentro con la madrugada sentado frente a la computadora, dependiendo de la energía que tenga. Esas son mis mejores horas, pero a veces los fines de semana dedico tiempo completo cuando requiero terminar un trabajo. Es importante destacar que el oficio de escritor es lo que realmente forma al individuo en el arte literario. No es fácil destacarse en la literatura, aunque haya un talento natural, pero la diferencia la hace el trabajo diario y disciplinado.
En realidad sí. Un hecho fundamental fue después de la invasión estadounidense a Panamá, en diciembre de 1989. Desde ese momento comencé a canalizar mis inquietudes literarias. Este evento histórico, pero poco conocido por las actuales generaciones, dividió al país. Los desaparecidos y las cifras inconclusas de personas fallecidas tras ese sucedo, causan todavía dolor y frustración en muchas personas. Este hecho me afectó, me ayudó a iniciarme en el mundo literario. En esos primeros tiempos escribía constantemente y un día envié un trabajo de poesía a la primera versión del Premio Gustavo Batista Cedeño que organizaba el Inac, y recibí, para mi sorpresa, una mención honorífica. Con esa distinción me convencí de que tenía talento para escribir y me inicié en el Círculo Literario José Martí que coordinaba Héctor Collado y en el que compartí aprendizaje y experiencias con escritores como Lucy Chau, Martín Testa, David Robinson, Eyra Harbar, Salomón Vergara y Deborah Wizel, entre otros que siguen realizando aportes importantes a la literatura nacional.
Uno se va adaptando, estableciendo un horario para escribir. No obstante, para lograr ese propósito se debe trabajar constantemente, aunque ese día el desánimo aparezca. Esa disciplina es la que forma al escritor y le permite concentrarse en esas horas que ya están planeadas de antemano. Por supuesto que durante el día pueden surgir ideas que se van apuntando en algún lado.
Cualquier talento que no es trabajado con disciplina, se puede perder. La única forma de saber si puedes ser un buen escritor es que tus obras atraigan lectores y se produzca esa crítica u opinión sobre el trabajo realizado. Un buen escritor se hace en el trabajo constante. Vale señalar que en nuestro país, a veces es muy difícil publicar un trabajo y ser leído por los propios panameños. Frente a ello, muchos optamos por participar en concursos, que cuentan con jurados idóneos que valoran tu escrito y exteriorizan sus comentarios para validar o no el mismo. Aunque conozco excelentes escritores que no han ganado concursos. Lo más importante es la lectura constante y escribir, aunque también en ocasiones tener un mentor, alguien que te lea, alguien que sea objetivo, te ayuda a irte puliendo.
Soy un convencido de que los escritores, en su mayoría, no abandonan la literatura; por lo menos hasta que sus facultades físicas les permiten escribir o leer. Hay, eso sí, momentos en los que se pierde la inspiración por periodos. Eso no se controla fácilmente. Es una situación compleja que intenta medir el grado de compromiso que se tiene con las letras y surge allí la vocación que cada uno tiene para mantener viva esa inspiración y transmitir, a través de ese oficio de escritor. Grandes autores, como 'Gabo', mantuvieron viva esa llama y él mismo decía que esa es una virtud sobrevalorada, que motiva a introducir toda la ambición del mundo que se quiere contar, un trabajo angustioso, pero sensacional.
En el antiguo Inac, hoy Ministerio de Cultura, fui subdirector general desde 2004 a 2009 y director general en 2009. Ahora soy director de Cultura y Educación Ciudadana en la Alcaldía de Panamá. Dentro de los proyectos que tenemos programados se incluye la modernización de las 27 bibliotecas municipales, que deben incentivar la lectura y la creatividad en diferentes corregimientos del distrito capital. En ese sentido, creemos que las bibliotecas no pueden ser depósitos de libros. Deben ser una especie de centros culturales comunitarios que se conviertan en espacios positivos para la convivencia entre los ciudadanos. Crearemos las colecciones de poesía 'León A. Soto' y de cuentos 'Carlos Changmarín', y nuevos concursos para que la ciudadanía tenga oportunidad de descubrir su talento artístico. Continuaremos con el verano cultural MUPA, la celebración del bicentenario, activaciones culturales en comunidades, Mupa Fest, seguiremos con el proyecto de 'Panamá, ciudad creativa en gastronomía', designación lograda desde el año 2017, que nos permite visibilizar el desarrollo de la gastronomía panameña y promover la investigación y protección para establecer instrumentos que la resguarden.
Mi mensaje sería directo: atrévanse a emprender ese oficio. Que se animen, todos tenemos la capacidad y talento para escribir. Eso es algo inherente a cada persona, y además hay diferentes cursos y seminarios para la formación de escritores, como los que realiza el Ministerio de Cultura, escritores independientes y siempre habrá escritores dispuestos a apoyarlos como mentores o guías para los que están interesados en dar el paso. Vargas Llosa lo dijo claramente: “Escribir no es un pasatiempo, sino un deporte”. Así de sencillo, un deporte, es decir, una actividad reglamentada, normalmente de carácter competitivo que permite mejorar la condición física de quien lo practica, y todo escritor debe practicar, ejercitarse y atreverse a enfrentar ese desafío.