Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 03/07/2021 00:00
- 03/07/2021 00:00
“Inteligente”, nunca fue una palabra usada para describirme durante mi juventud.
Hasta quien era mi novia pasaba pena cuando mis padres me castigaban con el común “no vas a salir”, por mis bajas notas. Ella sentía vergüenza de expresar las palabras: “Juan es mi novio”.
No la culpo, en aquel entonces yo era alguien a quien no le importaba mucho su futuro. Usaba el divorcio de mis padres como justificación para ceder ante cualquier “tentación”.
Con el devenir de los años aprendí a ver la vida desde otro punto de vista. A no juzgarme por mi incapacidad de lograr algo esperado dentro de la sociedad, como sacar buenas notas.
Ser “inteligente” para muchos es algo natural, la capacidad de retener información, utilizarla a su favor y tomar mejores decisiones. Pero para mí fue un proceso de creación.
Todos tenemos la capacidad de reinventar nuestra vida.
Estos son 10 pasos que tomé para encontrarme a mí mismo, usar mi cerebro para algo que no fuera aprenderme canciones y recuperar el tiempo perdido durante mi juventud.
1. Tiempo de traslado: el tiempo que me tomaba para ir y venir del trabajo era de 90 minutos al día. En vez de escuchar canciones, agregué a mi reproductor de música audios instruccionales que me enseñaran una habilidad. Durante tres años hice esto sin falta. Convertí mi tiempo de traslado en una universidad móvil.
2. Mantener la mirada: mirar al piso al saludar a alguien es señal de inseguridad. Aun cuando yo era una persona insegura, le enseñé a mi cerebro a romper estos paradigmas y a mantener la mirada por tres segundos al estrechar la mano. Poco a poco le fui agregando tiempo. Hoy mantengo la mirada en todo momento con leves omisiones para no crear incomodidad. Las personas relacionan inteligencia con seguridad.
3. Recordar el nombre: usar el nombre de alguien al hablar con ellos es como música para sus oídos. Al hacerlo te tendrán en cuenta como alguien interesado, carismático y digno de confianza.
4. Llegar temprano: llegar tarde es jugar con el tiempo de otros. Actitud de alguien poco inteligente. Si mi boca pronunciaba las palabras: “Estaré ahí a las 9:00 a.m.”, me tendrías frente a ti a las 8:50 a.m. Llegar a tiempo es llegar tarde, una persona inteligente nunca llega corriendo.
5. Un buen corte de cabello: podemos usar el estilo que más nos guste, mientras se note que lo cuidamos. Debemos entender el nivel de mantenimiento que nuestro corte requiere, por esto muchas personas en el mundo empresarial lo usan corto. Controlan esta variable con un estilo sencillo y práctico que no les tomará mucho tiempo mantener.
6. Leer a diario: si queremos tener algo que decir, tenemos que prestarle atención al tipo de material al que nos exponemos. Muchas personas en mi época de crecimiento personal le regalaban su atención a la televisión. Hoy se la otorgan con facilidad a las redes sociales. Leer se ha vuelto algo así como un reto; quien lo haga podrá liderar cualquier mesa en la que se siente.
7. Eliminar muletillas: o cualquier otra frase, palabra o sonido que uses para ganar tiempo mientras piensas. Esto reduce el impacto de lo que vas a decir. Controla las muletillas leyendo en voz alta a diario. Estas provienen en muchos casos de pasar tanto tiempo pensando sin nunca abrir nuestros labios. Limpieza en tu vocabulario refleja pulcritud en tu forma de pensar, dándote influencia automática.
8. Ríete de ti mismo: nuestro carácter es el resultado del manejo de nuestras debilidades. Reconocerlas, aceptarlas y usarlas a nuestro favor es la marca de alguien seguro de sí mismo.
8. Escucha más de lo que hablas: todos tienen algo que decir, escucharlos te coloca en una posición de liderazgo.
9. Persigue progreso, no perfección: una persona inteligente no es aquel que lo hace todo bien, sino quien se esfuerza por ser mejor. La perfección es el refugio del temor.
Cada uno de estos pasos que hasta hoy aplico, me ayudaron a pasar de la timidez a la seguridad, de no tener nada que decir a controlar la conversación, de ser una persona dudosa a actuar con determinación.
Ninguna calificación en un papel tiene el derecho a decirte quién puedes llegar a ser.