El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 20/08/2023 15:17
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Benito Taibo pertenece a una familia de intelectuales, amantes del arte y la cultura. Una familia entrañable, por lo que cuenta El reconocimiento logrado por su padre y su hermano mayor, hizo considerar a Benito dedicarse a la poesía. Ser el tercer narrador de la familia no generaría mucha novedad. Y la poesía ha acompañado a Taibo a lo largo de toda su carrera la cual ha dedicado también a las novelas y guiones de radio y televisión.
Nacido en 1960, Taibo ajusta 63 años de vida, sin embargo, quien lee sus libros, atiende sus programas de promoción de la lectura, escucha sus programas de radio y lo ve por televisión, lo primero que puede observar es su enorme vitalidad y entusiasmo. Además, es divertido. La juventud, dice, la lleva al menos por dentro. Su facilidad de palabra no es solo escrita, pero más allá de la habilidad de responder con la facilidad que da el haberse dedicado a los medios audiovisuales, escoge muy bien cada término y hace que sus respuestas suenen a versos. Tal vez es porque no puede vivir 'como si la belleza no existiera'.
En Panamá presentó Pasar inadvertido, una antología de sus poemas y también aprovechó para hacer un taller de promoción de lectura con profesores y conocer algo de la gastronomía panameña.
(ríe) No, me ha ido bien, muy bien.
Divertido. Fue una aventura. La poesía estuvo siempre presente en mi casa, a pesar de estar entre narradores. Mi madre y mi padre decían poesía a la mínima provocación, mi casa siempre estaba llena de poetas ellos y ellas. La poesía entra por el oído, entonces desde muy, muy chico, oía a mi madre decir largos poemas de la Generación del 27, del Siglo de Oro español y bueno, fueron quedándose ahí dentro de mi oído, en mi cabeza y mi alma.
Y descubrí que la poesía es el perfume de las palabras, que tiene que ver con meterlas todas dentro de un alambique y esperar a que salgan solo las precisas, las justas, las necesarias. Es mucho más difícil escribir poesía que narrativa o, por lo menos, esa es mi experiencia, es mi sensación. La poesía tiene que ver con la pausa, con los silencios, con momentos de introspección mucho más profundos, con sensaciones que se van gestando en el aire y se van convirtiendo en palabras.
Empecé a escribir a los 16 años, no lo he dejado de hacer hasta que a los 49 decidí escribir narrativa, porque las historias que yo quería contar necesitaban un aliento más largo. Necesitaban ser contadas de otra manera. Eran historias que estaban bullendo dentro de mi cabeza y que necesitaban a la narrativa para poder funcionar. Pero sigo escribiendo poesía, sigo teniendo la poesía dentro de mí, sigo leyéndola, escuchándola, diciéndola constantemente y he sentido y notado que desde unos años hacia acá los jóvenes están leyendo poesía, lo cual me llena de enorme asombro y de esperanza porque como decía el poeta español radicado en México Luis Rius, 'no podemos vivir como si la belleza no existiera'. Ahora, no solo es belleza, la poesía; belleza en forma, ero también habla de pesadillas y de los monstruos que nos habitan, así que pues, en la poesía cabe todo o no cabe nada.
Sí, sí se puede. Para eso existen los talleres, para eso existen los amigos, para eso existen las escuelas y para eso existe el oficio. La poesía es un sistema de prueba-error. José Emilio Pacheco el gran poeta mexicano, premio Cervantes, decía que necesitabas un lápiz con una punta muy larga y una goma todavía más grande. Escribir mucho y borrar mucho. De eso se trata la poesía.
Puede haber una línea que esté dentro de mi cabeza ,que se convierta en una línea escrita en papel y que se va madurando y lentamente va tomando forma y lentamente va dando pie al siguiente verso. Se puede hacer uno poeta. La sensibilidad no es privativa de nadie, la sensibilidad está a flor de piel de todos nosotros. Tiene que ver con las pasiones humanas, tienen que ver con lo que somos, con aquello de lo que estamos hechos, del entorno, del asombro que genera el mundo.
No. Me parecía injusto corregirlos. Me parecía que no era nadie yo para andarle corrigiendo la plana al de 18 años que escribió lo que escribió y cómo lo escribió. Sería una injusticia meterme con ese pobre muchacho de 18 que estaba haciendo su mejor esfuerzo. Y bueno, que asuma sus consecuencias ese que fui y yo asumo las consecuencias de ese que soy.
Creo que la poesía está ahí para representar no solo lo que somos y lo que sentimos y lo que pensamos y lo que vivimos, sino también nuestro tiempo, nuestro entorno, nuestro espacio, el mundo que nos toca vivir y en el cual habitamos. Y por lo tanto, la poesía es reflejo de las cosas que suceden en momentos determinados. Y por lo tanto, no hay que meterles [mano] o, por lo menos esa es mi opinión. No me atreví a meterles mano. Dejé que asumiera sus consecuencias.
Aunque no lo parezca (dice con una sonrisa). Por lo menos lo tengo dentro mío, o sea, sigo siendo un muchacho de 16 años que se asombra con las cosas que pasan, que se sorprende con los sabores nuevos que prueba, que intenta todo el tiempo encontrar en lo cotidiano, lo extraordinario. Y esto es una herencia de mi padre que particularmente tenía esa doble visión que le permitía ver más lejos, más allá de la apariencia y eso, vamos, se lo agradezco porque he disfrutado inmensamente la vida, gracias a ello.
Sí. No es lo mismo literatura juvenil que escribir para jóvenes. Aunque parece una verdad de Perogrullo o una mala broma, pero es cierto. Se pensó en su momento que la literatura juvenil era aquella protagonizada por jóvenes, pero por ejemplo fueron grandes maestros de la “literatura juvenil” Julio Verne y Emilio Salgari y ninguno de los dos escribía para jóvene s. Escribían para su tiempo, escriban para sus pares, escriban para los ciudadanos de los lugares desde los cuales escribían. Uno a partir de la aventura ,el asombro, lo ignoto, lo extraordinario que había en el mundo y estoy pensando en Salgari, y el otro asombrado, maravillado ante el avance inminente de la ciencia y de cómo la tecnología y la ciencia estaban transformando al mundo. Verne siempre quiso ser miembro de la Academia Francesa de las letras y nunca lo consiguió. ,Nunca lo dejaron entrar porque lo consideraban un escritor menor y sin embargo nadie recuerda a esos académicos que nunca lo dejaron entrar y todo el mundo lo recuerda a él porque miraba con ojos del asombro, miraba con la curiosidad de un hombre de diecinueve que veía muy cerca el futuro y que lo prefiguraba y que lo adivinaba y que sabía que sería sin duda extraordinario.
Yo creo que en mucho han influido el internet y las redes sociales. Las comunicaciones son más profundas más largas más precisas, llegan a mucha más gente y hay enormes esfuerzos de, por ejemplo, booktubers: jovencitos que sin ninguna pretensión dice miren yo leí esto y a mí me gustó por esto.. Y lo que está haciendo es un espejo. Está encontrando en el que está del otro lado la otredad, ese que se mira en los ojos del que del que habla y que se ve sin duda, reflejado. Por lo tanto, cuando un joven lee no está leyendo solo las palabras que están pasando por encima de los papeles. está leyendo su alrededor, su espacio, su tiempo, el momento que le toca vivir y por ende, es un ser de su tiempo, no? Y es un ser que inevitablemente tiene que encontrarse a sí mismo en aquello que está leyendo.
Los jóvenes, está leyendo más que nunca. Eso lo compruebo constantemente doy conferencias de fomentar la lectura constantemente y las jóvenes están leyendo más que nunca mucho más que los hombres en proporción de siete a tres de 10 de cada 10. Hoy (jueves) tuve un encuentro con profesores de panameños con más de 200 profesores panameños y la proporción era nueve mujeres de cada 10, lo cual habla maravillas del sistema educativo y de cómo la transmisión del conocimiento pasa por la vía de lo femenino y es esto lo sabemos desde tiempos inmemoriales. Es en las casas, en las mesas, en las cocinas en donde se transmite la historia oral y por lo tanto esto va permeando al resto de la sociedad y le va convirtiendo en un enorme crisol, en donde se disparan todas estas historias.
Enormes y hay que aprovecharlas Carlos Pellicer gran poeta mexicano decía aquí no pasan cosas de mayor trascendencia, que las rosas que me parece una muy bonita manera de decirlo. El internet y todas estas nuevas plataformas son una herramienta y hay que mirarlas justo como una herramienta. Y los que escribimos tenemos que aprovecharlas y utilizarlas, no satanizarlas y alejarlas de nuestra vida, sino lo contrario acercarlas a nosotros y hacer que se conviertan en ese instrumento de fomento a la lectura. Es necesario.
Yo siempre comparo el Internet con un martillo. Con un martillo, puedes colgar en la pared de tu casa una reproducción de un cuadro de Van Gogh o pegarle en la cabeza a tu vecino hasta matarlo y la pregunta es: ¿es el martillo el responsable de la creación de belleza o por el otro lado del responsable de la destrucción? y la respuesta es obvia: no. Es el libre albedrío del que sostiene el martillo en la mano, el que genera cualquiera de estas dos posibilidades.
El Internet es exactamente lo mismo es esa herramienta que puede ser utilizada para buenos o malos fines. Creo que se está usando cada vez con mejores fines está leyendo mucho más gracias a estas nuevas plataformas tecnológicas y hay que agradecerlo, punto.
Ahora los chicos están acercándose y volviendo al libro impreso con muchas lógicas, una de ellas es la de pertenencia. No tiene que ver con pertenencias al mundo, pero otra de ellas tiene que ver con el coleccionismo. Fíjate, qué cosa más curiosa.
Tengo enorme reservas a la inteligencia artificial. solo creo en la inteligencia y la inteligencia es privativa de los seres humanos mentira también de los animales. Pero nosotros somos seres que soñamos y que podemos contar nuestros sueños, ojalá los animales que sueñan pudieran contarnos sus propios sueños.
A la inteligencia artificial mientras no le metan la pasión, el asombro, la vuelta de tuerca, no funcionará. Y eso es de los seres humanos. Ah, y la duda. Si la inteligencia artificial no duda se convierte en perfecta y si se convierte en perfecta no existe.
Que sí, que por supuesto que sí. Nos metió en nuestras casas, nos quitó distracciones nos obligó a sentarnos a hacer nuestro trabajo y teníamos más o menos tiempo, porque yo en pandemia no solo escribí, seguí trabajando y seguía haciendo lo que hago en la Universidad Nacional Autónoma de México soy director de la radio de la Universidad y seguíamos haciendo. Trabajamos en pandemia mucho más que si estuviéramos en en vivo, pero había un montón de espacios en los que nadie te molestaba y en los que podías escribir. Escribí un montón un montón durante la pandemia y muchos amigos y amigas también lo lograron. Nos quitó las distracciones habituales del alrededor y nos permitió dedicarnos a lo nuestro.
Yo no le encuentro nada malo, incluso los libros malos son buenos. Estoy diciendo una suerte de sentencia casi maoísta, pero (hace una pausa y ordena sus pensamientos) los lectores se van haciendo así mismos y empiezan por donde quieran empezar y van convirtiéndose en seres mucho más críticos, más autocríticos le van exigiendo al texto. Conforme van avanzando se van dando cuenta de las fallas que tiene, de los huecos que contienen ciertos, autores o ciertas literaturas y van pidiendo para cosas nuevas porque se van “profesionalizando” como lectores, se están volviendo lectores mucho más comprometidos con el texto. Yo no le encuentro nada de malo. Insisto, hasta los libros malos son un paso para encontrar los libros buenos.
Comida es cultura. Y esto es algo, que parece que hemos olvidado y se ha vuelto un tema de repente un poco frívolos, si quieres así llamarlo. Pero somos seres sociales, que nos sentamos alrededor de una mesa comemos, disfrutamos lo que comemos inventamos lo que comemos, etc., pero lo que estamos haciendo es sostener el ritmo de los tiempos y de la historia. Alrededor de las mesas se han gestado los mejores sueños y las más grandes revoluciones y los amores posibles e imposibles. Todo pasa por ese tamiz porque es un arte noble y maravilloso, el de la cocina. Yo vengo de una familia donde se comían maravillosamente bien, donde mi madre cocinaba espectacularmente bien y que me fue transmitiendo el amor por la literatura, el cine y la comida simultáneamente; mis dos padres. Entonces, la comida para mí es imprescindible llego a un sitio y lo primero que hago es ir a probar.
Anoche, nos fuimos a una cena espectacular en un lugar, se llama Lo que hay. Se come muy bien, muy bien.
Comí unos langostinos al curry que estaban espectaculares, unas láminas de atún sobre yuca delgadita con una suerte de ceviche por encima... bueno, podemos hablar de comida durante horas...
Tengo en mi computadora el inicio de un libro de cocina, que no es un libro de cocina. Se va a llamar Cuchara y memoria y tiene que ver con las relaciones sociales antropológicas amorosas históricas entre los seres humanos y la comida.
Espero que en un par de años esté listo.
No, no es una biografía, es una novela de auto ficción, cuatro veranos de mi vida, que fueron determinantes. Este ya sale dentro de dos o tres meses, ya está en la cocina, se está cocinando.