El 'guetto' de Venecia

Actualizado
  • 24/07/2022 00:00
Creado
  • 24/07/2022 00:00
El considerado 'guetto' más antiguo de Europa data de más de 500 años. En esos tiempos, era la República Veneciana la que confinaba a los judíos a vivir encerrados en un reducido espacio. A pesar de ello, los judíos asumían su vida con alegría
El lugar pasaría desapercibido de no ser por sus letreros

En la historia de la religión judía, los hebreos venecianos son ampliamente reconocidos por la gran cantidad de libros que se han publicado sobre la saga que muchos atravesaron. Estos libros incluyen los principios de la educación de los rabinos, oraciones e ilustraciones de cómo vivían. En mi última visita a Venecia pude encontrar el “guetto” que se considera el más antiguo de Europa, que data de más de 500 años. En esos tiempos, era la República Veneciana la que confinaba a los judíos a vivir encerrados en ese reducido espacio que hoy se preserva con devoción.

A pesar de sufrir esta discriminación, los judíos asumían su vida con alegría y de ello dan fe una gran cantidad de ilustraciones que pude ver en una galería dedicada a recrear la vida en el guetto veneciano.

Este espacio, metido en una intrincada callejuela del barrio Cannaregio, frente a la isla donde se produce el famoso cristal de Murano, fue establecido en marzo de 1516. Al cumplirse los 500 años de esta fecha, se pudo conocer más sobre el guetto veneciano y su historia.

La Serenìsima era el término que se usaba para referirse a la República Veneciana (Serenìsima Repùblega de Venèsia) y reunía a todos los vénetos del Triveneto, Istria y Dalmacia. Su capital era Venecia y existió como estado independiente desde el siglo IX hasta 1797, cuando fue conquistada por las tropas de Napoleón. Las puertas del guetto fueron a su vez derribadas.

Plaza principal del antiguo guetto de Venecia

La Serenìsima se fue constituyendo como estado durante la Edad Media y una de las principales potencias del mundo, sobre todo en el intercambio comercial entre el Mediterráneo occidental y el oriental. Sus instituciones oligárquicas, que fueron relativamente estables durante un mileno, la catapultaron a jugar un papel político esencial.

Desde el siglo XVI fue decayendo políticamente y también a nivel territorial, lo que se disimulaba por su gran desarrollo artístico. Luego de 1.100 años de existencia desapareció, vencida por Napoleón, pasando a ser dominada primero por el imperio austríaco y posteriormente por el reino de Italia.

En el guetto tenían que vivir vigilados todos los practicantes de la religión hebraica, a pesar de que su connotación no tiene nada que ver con los que se crearon en Varsovia, Cracovia, Lodz (en Polonia) y otras ciudades de Europa del este durante la Segunda Guerra Mundial, donde fueron exterminados millones de judíos por los nazis.

Este barrio, donde los judíos fueron obligados a vivir durante casi tres siglos, tiene antecedentes de asentamientos de sus correligionarios en tierras vénetas desde mucho antes de 1516. Durante la Edad Media se establecieron grupos procedentes de Alemania, Rusia y otros países del norte de Europa en Padua, otra ciudad italiana, así como en áreas cercanas a Venecia. De igual manera, comunidades similares se establecieron en Negroponte (Eubea, en Sicilia) y Creta.

Placas conmemorativas de judíos fallecidos durante la II Guerra Mundial

Dentro del guetto de Venecia la situación fue, en términos generales, muy precaria. Pese a que los judíos llevaban a cabo una actividad bancaria y crediticia que era fundamental para la Serenìsima también llamada usura y que era prohibida a los cristianos), las leyes venecianas prohibían que los judíos se establecieran en el interior de la ciudad.

A fines del siglo XIV la República Veneciana atravesó por graves dificultades económicas, debido a una larga guerra contra su principal rival comercial, Génova, de la que salió vencedora pero exhausta. Necesitaba créditos, tanto para superar la crisis financiera que afectaba el funcionamiento del engranaje gubernamental y de los grandes comerciantes, pero también para que los ciudadanos pudieran obtener algo de liquidez a fin de cubrir sus necesidades más inmediatas.

Debido a que los judíos eran los únicos capaces de proporcionar estos créditos, a Venecia le convenía tenerlos cerca y fue así como se les permitió instalarse en la ciudad. En reciprocidad, los prestamistas ofrecieron tipos de interés máximos fijados por la República y la obligación de atender no solo las grandes demandas comerciales y transacciones importantes, que eran definitivamente más rentables, sino los pequeños créditos que se les daban a los pobres, generalmente mediante el empeño.

Pero una vez superada la crisis económica, la República dio marcha atrás y volvió a denegar a los judíos la residencia en la ciudad, después de 15 años, razón por la que muchos la abandonaron. En el siglo XV se les permitía permanecer en la ciudad durante algunas horas y cuando les convenía, algunos días al mes. Debían llevar signos que los identificaran, que fueron variando con el tiempo, y les hacía fácilmente reconocibles y de esa manera, se les controlaba. Se multaba a los que incumplían las normas establecidas.

Pero su sentido comercial les impedía abandonar los negocios que realizaban en la Serenìsima, que en ese entonces era el centro comercial y económico del Mediterráneo oriental. Debido a la expulsión, primero del reino de España y después de Portugal, muchos judíos se dirigieron a Venecia para establecerse y reiniciar sus actividades allí. Se les unieron los conversos que escaparon de la inquisición de la península ibérica, por lo que la población aumentó exponencialmente.

En 1509 llegó una gran cantidad de refugiados de los territorios de tierra firme que se perdieron en la guerra contra la Liga de Cambrai (una alianza antiveneciana que incluía, además de su creador, el papa Julio II, a Luis XII de Francia, el emperador Maximiliano I y Fernando II de Aragón. Aunque la Liga tuvo inicialmente éxito, la fricción entre Julio II y Luis XII causó su derrumbamiento en 1510). Al tiempo que crecía la población judía, crecía el desagrado del resto de los habitantes y este hecho era una permanente fuente de conflictos. Pero Venecia no se planteaba su expulsión, porque no eran fanáticos religiosos y, sobre todo, porque al ser prestamistas, eran necesarios en la sociedad.

Es así como se les permitió residir en la ciudad de forma lícita, pero en una zona confinada, en una pequeña isla rodeada de canales y conectada con el resto de la ciudad por dos puentes. El barrio de Cannaregio, antes de la llegada de los judíos, ya se le llamaba guetto. Se dice que el topónimo derivaba de la existencia de fundiciones de cañones, ya que la operación de la colada del metal daba origen al nombre que después ha sido adoptado como sinónimo de segregación.

Identificación de una de sus sinagogas

Ya establecido, a fines de marzo de 1516, el primer guetto de Europa, se dictaminó que no podían salir desde el anochecer hasta el alba. El área estaría cerrada con verjas vigiladas por guardianes y no podían abandonarlo en las fiestas cristianas más importantes, como la Pascua de Resurrección.

A pesar de la dureza de las medidas, estas no fueron rechazadas por los judíos ya que en toda Europa las comunidades hebraicas eran perseguidas, expulsadas y hasta masacradas. Se convirtió en un privilegio tener un espacio propio donde vivir y practicar libremente su religión, pese a los inconvenientes. Y el hecho de vivir en un barrio que se cerraba y era vigilado en las noches, si bien humillante, desde el punto de vista práctico era una protección inesperada para que no se desbordaran las pasiones contra ellos de parte del resto de la población.

La palabra guetto deriva, entre otras, de “borghetto”, diminutivo de “borgo” (pequeña villa) o de “guet”, la palabra hebrea para divorcio. También puede haber derivado de los términos alemanes “gitter” o “gasse”, que significa calle, así como de la acepción provenzal de gaita (guardia). Sin embargo, es más seguro que derive del verbo veneciano “getar” (descartar), ya que este primer guetto estaba situado cerca de donde se depositaban las fundiciones de cobre.

El guetto tenía varias sinagogas, construidas en los siglos XVI y XVII. No se les identifica fácilmente porque están construidas sobre fundaciones existentes y fachadas intrascendentes. Las hubo señaladas, como las del Cantón, la Alemana, Italiana, Levantina, Española y la ibérica (o la de los marranos, que vinieron de la península ibérica).

Una experiencia imprescindible en la ciudad de los canales, donde florecieron las artes y la cultura.

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