Perple heart

Actualizado
  • 11/01/2020 00:00
Creado
  • 11/01/2020 00:00
¡El aire.

¡El aire
no duele al respirarse,
pero este aire sí,
aire que duele y quema,
humo de Patria herida,
este aire panameño
de callados difuntos,
aire de mortandad,
aire de niños y ancianos
cremados hasta el hueso,
aire de hombres y mujeres
fusilados hasta el alma,
aire de Panamá
bombardeada al filo
de la medianoche,
aire de Panamá agonizante
pero viva en el recuerdo,
aire sin caracoles de Ricardo Miró,
aire anónimo
como los cuerpos
de los que creyeron ser patriotas
y lo fueron ciertamente,
porque una cosa es
morir por la Patria
en diciembre de 1989
y otra cosa fue
ser traicionados
por los que huyeron o se ocultaron
porque sus patrias eran
sólo asuntos de bolsillo,
Tabasarás de mentira,
Chagres de lágrimas falsas,
himnos sin afinar
mecánicamente entonadas
y soldados de pelusa,
bajo un sol aburrido
y un temblor de faroles macabros
de luz enferma
y árboles castrados
como sus propias conciencias.
El aire
no duele al respirarse,
pero este aire sí:
aire insultado de helicópteros,
aire que huele a ceniza permanente,
aire que es
madreselva de sangre
que se enreda en las estrellas,
aire para no olvidarse
en el olfato maligno
del gringo condecorado
con púrpuras corazones
de istmeños descuartizados,
aire de huérfanos grandes
viviendo en carpas prestadas
por los mismos carniceros
que las justificaron,
aire de inmensa derrota
(hoy pero no mañana)
así de simple, señores,
aire que se levanta
hostigando la nariz
de la noche decembrina,
aire para recordarse,
aire de Patria sin nombre,
aire de los desaparecidos,
aire que huele de cerca
lo mismo que de lejos,
aire para recordarse
entre llamas del Chorrillo
e incinerados cadáveres
del triste San Miguelito,
aire de Panamá
despedazada en angustia,
aire cuya augusta
pestilencia redentora
oxigena los versos
de este poeta que nace
de su imborrable escombro
y dice de nuevo: ¡presente!
en la saga de otra aurora.

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