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'The Flash' da el primer paso hacia una reinvención de DC en la gran pantalla
- 15/06/2023 00:00
- 15/06/2023 00:00
Cuando entré a la sala de cine para ver The Flash, lo menos que esperaba era salir con lágrimas en los ojos entre un público que comentaba y aplaudía la nueva cinta de Barry Allen (Ezra Miller). Pero tal como en el multiverso, diversas acciones conducen a diversos resultados, algo que el director Andy Muschietti logra con esta nueva entrega, ampliando la historia de Allen mientras da esbozos a los eventos de Flashpoint (cómic en el que se basa la película), y ata todo con un alto grado de fanservice y tributos a héroes de las diferentes eras cinematográficas de DC Comics.
Si bien The Flash no es la magnum opus de DC, es una cinta que satisface a su audiencia con humor, apariciones especiales de héroes que comparten el mismo universo y una selección musical atinada para representar de la mejor manera la personalidad de Barry Allen, Batman (Michael Keaton) y Kara Zor-El (Sasha Calle) como sus introducciones al canon en la gran pantalla.
Tras unirse a la Liga de la Justicia y combatir el mal con Batman (Ben Affleck) y la Mujer Maravilla (Gal Gadot), Flash comienza a sentirse como un miembro menos apreciado en el equipo que el resto, sin embargo, sus poderes y su alta sensibilidad por la humanidad le permiten crear estrategias de rescate más rápido que la velocidad de la luz asegurando el bienestar de miles de personas. Sus poderes son el recordatorio de su propósito, pero también la cruz que lleva y que actúa como insignia de la muerte de su madre, Nora Allen (Maribel Verdú).
En su universo, Allen se prepara para acompañar a su padre, Henry (Ron Livingston), a una audiencia por sus cargos sobre la muerte de su esposa, pero una epifanía hace que busque la manera de acceder al tiempo mismo y viajar al pasado para reparar el momento que causó la fractura de su familia. Es en este viaje que el Barry del presente y el Barry del pasado convergen en un mismo universo, causando la disrupción en la vida de Batman y Kara.
La narrativa de la cinta provee el estilo característico de DC, creando pausas entre los personajes, diálogos que fluctúan entre el humor y la seriedad, así como una línea directa entre eventos. Pero quizá lo más destacable dentro de esta, es la capacidad de Miller de llevar a cabo su papel en dos personajes distintos, pero similares en muchos sentidos de forma natural, aunque falle en algunas ocasiones, dejando algo más que desear de ambos Barrys.
No lo malinterpretemos, The Flash sigue siendo una de las mejores películas dentro del catálogo reciente de DC, tras cambios en la estructura de su estilo y la contratación de nuevo personal para dirigir las historias, su resultado sobrepasa las expectativas tanto sobre si DC podía hacer una buena película como de Miller en su actuación como Barry. Aun así, la cinta carece de una continuidad estable entre escenas y una revisión detallada de los efectos visuales utilizados en los primeros minutos de la cinta, así como de firmeza de interpretación en el tercer acto.
Aunque la historia no necesariamente justifica su excesivo servicio a los fanáticos y el tercer acto es un poco difícil de manejar, eso no impide que The Flash sea una película de superhéroes seria y entretenida, y un buen paso a seguir para la nueva era de DC en el cine.
Tras Barry llegar al pasado y encontrar que no todo problema tiene solución, lo que vemos es una obra de moralidad sincera y sorprendentemente sensible en la que Barry debe reconciliarse con lo que han provocado sus acciones egoístas y su luto. Es especialmente efectivo para contar una historia que incluye el origen completo de Flash, sin ser realmente una típica película de historia de origen.
Vemos a un Batman envejecido en la piel de Michael Keaton, quien repite algunas de sus más memorables líneas; también vemos cómo su dolor por la muerte de sus padres ha definido su vida hasta llegar a la adultez mayor, situación que comparte con Barry y le ayuda a entender las consecuencias de no sanar sus experiencias traumáticas.
Desafortunadamente, la Supergirl que conocemos en este mundo mezclado se siente más como un elemento infravalorado que como un personaje completamente desarrollado, y es triste ver como su parte en la historia se desvía hacia un territorio de clichés y poco tiempo en escena.
Sus poderes y su fuerza son breves y superficialmente explorados, mientras que su historia es enredada junto con la llegada de Zod para jugar como el villano de turno y no dejar un espacio de antagonismo dirigido únicamente a las heridas emocionales. Dicho esto, Calle brilla tanto como puede dada la naturaleza delgada del papel, logrando dar una interpretación con actitud fuerte y determinada, variando entre emociones de dolor, enojo y pérdida que le dan un mayor abanico de personalidad en su corto tiempo frente a la cámara.
Uno de los elementos más memorables dentro de la cinta –aunque pueda parecer cliché– es la unión entre Barry y su madre en una línea temporal alterna. No es algo poco común en el universo cinematográfico de superhéroes, y es casi imposible no recordar aquellas escenas impactantes de la contraparte de Marvel, como la bruja Escarlata, pero Miller y Verdú logran posicionar su relación a un nivel emocional que conmueve profundamente al entender el gran peso que lleva Barry y la naturaleza de su pérdida.
Verdú actúa como una verdadera madre para Miller, lo que se traduce en un amor genuino en la gran pantalla, creando un lazo incluso con la audiencia en medio de las varias interacciones entre ambos. Con un suspirado, “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”, podemos ver la trascendencia de Nora en Barry y lo que le da un mayor sentido de su propósito como The Flash, ya que lo más importante es aprender a dejar ir.
Con la llegada de James Gunn como director en DC y su llamado “reinicio” de los principales superhéroes, no sabemos cómo serán las próximas cintas que se avecinan, pero si The Flash es un indicativo del futuro, DC podría acercarse a una reinvención necesaria y positiva para mantener su lugar en Hollywood.