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- 25/07/2022 00:00
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La expresividad de los ojos del actor Daniel Kaluuya en la portada de la película Get Out (2017) albergaba un mensaje secreto: el espectador estaba a punto de ver una cinta que reinventaría el cine de terror conjugándolo con una profunda crítica a la lacra del racismo.
Cinco años después de la que sería la ópera prima del director Jordan Peele, el cineasta estrena su último y más ambicioso proyecto en la gran pantalla, Nope, con el que aspira volver a redefinir los límites de un género históricamente encasillado en las historias de fantasmas.
Bajo el leitmotiv de “¿Qué es un milagro peligroso?”, Peele transporta a la audiencia hasta un árido páramo californiano en el que dos hermanos (Daniel Kaluuya y Keke Palmer) se enfrentan a una amenaza extraterrestre.
Esta película engloba una aventura que, en sus dos horas y diez minutos de duración, por momentos se torna escalofriante, pero cuyo director acelera y frena la trama con pericia para conseguir un filme también irreverente.
A caballo entre el terror, el thriller y la ciencia ficción, que para la imaginación de muchos puede ser lo más espeluznante, Peele agarra por las solapas de la camisa al espectador para llevarlo a una historia en la que los gags y las píldoras de humor absurdo cuentan a su vez con un papel fundamental.
“Siempre estoy buscando algo que no se haya hecho previamente en una película, lo que a mí me gustaría ver por primera vez. En este caso, sentir verdadero terror en un filme sobre ovnis con una experiencia inmersiva”, explicó Peele durante el estreno de Nope para la prensa ante un reducido grupo de medios, entre los que se encontraba EFE.
Se trata de la que, como diferentes expertos en Hollywood la han bautizado ya, “la primera película sobre ovnis en la era de los teléfonos inteligentes”.
Y eso es mucho decir, porque en el guion tendrán mucho peso conceptos como la hiperconectividad, la necesidad de capturar todo en imágenes y su utilización como herramienta para convencer a otros de que el fenómeno alienígena es verídico.
Una obra también escrita por Peele que, sin duda, bebe de las influencias de grandes clásicos en materia extraterrestre de diferentes décadas, como Encounters of the Third Kind (1977), de Steven Spielberg; Signs (2002), de M. Night Shyamalan; o Arrival (2016), de Denis Villeneuve.
El corte estético de Nope así lo demuestra gracias a la dirección de fotografía que en esta ocasión corre a cargo del suizo Hoyte van Hoytema, presente anteriormente en otras producciones como Dunkerque (2017).
Además de Kaluuya y Palmer, el reparto lo completan Michael Wincott (Hitchcock), Brandon Perea (The OA) y Steven Yeun (Okja).
La película está producida por Monkeypaw Productions, de hecho hay diversos guiños de crucial trascendencia a la productora en la propia cinta, y será estrenada a nivel internacional por Universal Pictures.
El estudio ha depositado unas altísimas expectativas en el último trabajo de Peele, que fue capaz de convertir la nimia inversión de $5 millones de Get Out en una obra de nicho, aclamada por la crítica y que alcanzó una facturación total de $255 millones.
“Pienso que es un regalo que haya tanta gente esperando una película mía (...) de lo contrario, te asfixias tú mismo pensando en las expectativas. Pero cuanto mejor sé lo que el público espera de mí, más capacidad tengo para cumplir con eso”, reveló Peele.
Tanto Ari Aster (Hereditary y Midsommar) como él encabezan actualmente la nueva hornada de directores enfocados en el cine de terror y que, con obras como esta, quieren seguir aportando nuevos sentidos y giros al género.
Aunque, todavía cuando alguien de la industria se aventura a catalogarlo como el “mejor director de terror”, Peele repele los halagos sin compasión: “Ni hablar, eso es una falta de respeto hacia John Carpenter”.